sábado, 31 de enero de 2009

ARMADA 12



LAS MARINAS COMO INSTRUMENTO DE DESARROLLO.
Mucho antes de que España representara una unidad nacional, cuando todavía su existencia era notablemente heterogénea, ya existían las marinas. Todas las sociedades reconocían desde tiempos remotos, la necesidad y capacidad de aprovechar las vías acuáticas como forma eficiente de desplazarse y recorrer distancias considerables transportando cargas de todo tipo con relativa facilidad. Se conocía -casi desde un principio- la utilización de las velas como medio apropiado de propulsión, además del remo, la palanca, la pértiga o el canalete. Los griegos, los romanos, los fencios etc. fueron maestros en el empleo de embarcaciones como medio para desarrollar formas superiores de vida. La reunión de varias embarcaciones contribuyó a formar las marinas.
Existiendo la necesidad de militarizar algunas porciones de éstas marinas para fines defensivos, se les equipó con fuerzas y medios de combate. Eran entonces marinas armadas, diferentes a las marinas desarmadas que veían en aquellas un recurso protectivo, de salvaguardia contra toda amenaza a sus principales actividades como lo eran el comercio y la transportación. Marina de Guerra, Marina Armada, Marina Militar; o Armada simplemente. Por ahí viene gestionándose el nombre definitivo.

LOS REYES CATOLICOS, LA UNIDAD ESPAÑOLA Y LA ERA DE LOS DESCUBRIMIENTOS.
La unidad española se materializó prácticamente con la concurrencia de los Reyes Católicos Fernando e Isabela a finales del siglo XV. Ellos por fin, después de muchos intentos, lograron expulsar a los sarracenos de la Península Ibérica liberándola totalmente de un yugo secular-que nó retrógrado-, construyendo así sin detenerse, la integridad político-territorial en la hasta ahora multicultural España, logrando con ello una conveniente- aunque todavía imperfecta-unidad nacional. El descubrimiento de América (para ellos Las Indias) vino a ser el toque de gracia para todos esos acontecimientos, tanto que la casual epopeya de Cristóbal Colón hizo que despertara en el alma de todos los españoles un espíritu idealista, indomable; un deseo responsable , la urgencia, la necesidad y el orgullo de ocuparse de lleno a cumplir el mandato que la historia y el destino les deparaba con creces.

REMOS O VELAS.
En la marina de Aragón prevalecían las galeras, buques muy fuertes, propulsados a remo con pocas velas, acondicionados principalmente para operar en el Mediterráneo y otras aguas interiores, mientras que en la marina de Castilla cercana al Atlántico se preferían los buques impulsados a vela, principalmente las carracas y carabelas que eran el último grito del arte marinero y capaces de probar su suerte en "aguas procelosas".
Por supuesto que este sistema debía imponerse rápidamente ante la necesidad de hacer largos viajes a esas nuevas tierras de América, cosa que no resultaba muy factible con propulsión lograda puramente con remos y fuerza humana. Aunque los buques de vela eran pesados, rechonchos, lentos y difícilmente maniobrables, no había otra forma disponible. Ellos de verdad cumplieron su cometido básico, que era transportar los bienes de un lado a otro de los océanos, mientras que las desventajas iban desapareciendo a medida que se construían embarcaciones mejoradas en su diseño, con mayores superficies vélicas, arboladuras más robustas, formas mas esbeltas y perfiladas, agregando a todo ésto, el perfeccionamiento del arte de la navegación que permitía a los pilotos escoger rutas que fuesen menos largas y menos peligrosas hasta sus destinos finales.

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