martes, 11 de mayo de 2010

ARMADA 96

Bahía de St.Georges, Isla de Granada (izq)
Brigadier Miguel de La Torre (der)

Destino final de la superviviente escuadrilla realista.

El día 5 de agosto llegaron los buques al Caño Grande. En Punta Barima conferenció el general La Torre con los capitanes de algunos buques y acordaron dirigirse a la isla de Granada por ser una de las mas cercanas y donde podrían obtener los recursos necesarios para continuar su navegación.
El 6 de agosto el convoy terminó de pasar la barra y el 7 lograron divisar algunos barcos ingleses, pesqueros en su mayoría. Cerca de la isla de Tobago una balandra inglesa se acercó y les ofreció en venta algunos suministros, harina y bacalao. El día 8 de agosto llegaron al frente de la bahía de Saint Georges en Granada y se mantuvieron a distancia prudencial esperando autorización de las autoridades de la isla.
Por razones de seguridad sanitaria no se les permitió la entrada en ese momento pero se les facilitó sinembargo la obtención de víveres y otras necesidades. La Torre entretanto aprovechó para despachar a su Jefe de Estado Mayor ( coronel don Esteban Diaz) a la cercana isla de Margarita con el propósito de informar desde allí a Morillo sobre los últimos acontecimientos.

El día 12 en Granada y en todas las posesiones británicas, se celebraba el cumpleaños del Rey (Jorge III de Inglaterra) y al dispararse los 21 cañonazos de la plaza en su honor, a ellos se unió como era costumbre la “Merced”por ser el buque insignia de la escuadrilla. Fue necesario declarar en cuarentena el bergantín “Triunfador” por haberse muerto el comandante del mismo buque a consecuencias de una enfemedad contagiosa (vómito negro). Haciendo ésto se evitarían complicaciones con las autoridades inglesas.

El 14 de agosto La Torre decidió enviar todos los emigrados civiles a Puerto Rico en los buques “Triunfador”, la “Guadalupe” y la “Victoria”. Era una forma apropiada de disminuír la presión y sustraerse a la gran responsabilidad de atender a civiles enfermos, inútiles y totalmente desmoralizados. El 30 de agosto, por fin; llegaron enviados por Morillo desde Margarita, la corbeta “Descubierta” (capitán de fragata Francisco de Paula Topete) y el bergantín “Periñón” ( teniente de navío Juan Gavaso) y con ellos regresaba de su comisión el coronel Esteban Díaz. Este oficial traía consigo algunos documentos emitidos por Morillo recientemente en Margarita. El 7 de septiembre se publicaron dentro de los buques de la flotilla, los oficios del Capitán General (Morillo) declarando en estado de bloqueo las Bocas del Orinoco , las costas de Güiria y la Costa Firme hasta Margarita.

El gobernador inglés de Granada era a la sazón el General Phineas Riall. El día 10 de septiembre dicho mandatario autorizó por fin con ciertas condiciones el desembarco de los españoles del maltrecho convoy. Cumpliendo con una cortesía muy británica, Riall invitó al brigadier La Torre y algunos de sus oficiales a una comida formal en su residencia, donde se hizo gala del exquisito estilo de vida social de los militares británicos en sus colonias de ultramar.

El día 12 de septiembre zarparon los buques españoles con destino a Cumaná. Eran 10 los que quedaban después de las comisiones enviadas a Puerto Rico . Una balandra inglesa los escoltó hasta algunas millas afuera.El día 15 de septiembre llegaban a Cumaná donde se presentaban al general Morillo. Después de alguna reorganización en dicho puerto, volvió a zarpar el convoy esta vez con destino a La Guaira a donde arribó el día 25 en la noche.
La Torre subió inmediatamente a Caracas, para recibir instrucciones con respecto a la disposición de sus tropas. La terrible campaña de La Torre en Guayana llegaba a su fin. Su competente liderazgo había logrado que los daños sufridos fueran los menores posibles dentro de las circunstancias. Las tropas que habían sobrevivido la campaña fueron distribuídas convenientemente. Algunas unidades quedaron en Caracas y otras fueron asignadas a reforzar la guarnición de Puerto Cabello.

En octubre de 1817, el brigadier La Torre fue nombrado Comandante General de la 1ª Divisiòn en reemplazo del Coronel Juan de Aldama. La sede de ésta división estaba ubicada en la plaza de El Sombrero, en los llanos del Guárico.

miércoles, 5 de mayo de 2010

ARMADA 95




La guerra de abordaje entre los patriotas del Orinoco.

Los marinos de Brión después de haber capturado cerca de Los Frailes (el 1º de mayo de 1816) al bergantín realista "Intrépido”,le tomaron el gusto a los abordajes.
Aquella incipiente artillería "parapeteada" a bordo de esos pequeños buques no constituía una amenaza decisiva para un verdadero buque de guerra,los cañones eran medianamente eficaces solo cuando se les disparaba a corta distancia, siendo sus montajes tan precarios e inestables, que era muy difícil acertar sobre el blanco escogido. Además los artilleros eran por regla general, marineros o soldados aprendices, escogidos casi a mano alzada, cuya experiencia si es que tenían alguna,todavía no se había desarrollado lo necesario. A falta de pan buenas son tortas.

Arte y ciencia?
La artillería –aun en sus primitivos comienzos-fué un arte y una ciencia. Apuntar directamente desde un buque en movimiento contra otro buque en movimiento, no garantizaba impacto en lo más mínimo. Para dar en el blanco(de un móvil a otro móvil) era menester solucionar sobre la marcha un problema de cinemática algo complicado, a menos que el disparo se hiciera "a boca de jarro”, que era como pegarle un tiro al suelo.
En tierra ( en Punta Cabrián) donde los cañones estaban firmes en su emplazamiento, probablemente el problema de la puntería era menos difícil. Aunque también en estos casos,algunos ajustes debían hacerse para compensar entre otras cosas: el movimiento del blanco,la acción del viento sobre el proyectil y los efectos de la elevación del cañon con respecto al alcance o distancia que se quería lograr. En lugar de apuntar exactamente al blanco enemigo, era necesario "tirarle adelante" como se hace con los conejos cuando se les caza a la carrera, o cuando se practica el deporte de tiro al platillo, donde la escopeta se apunta hacia una posición avanzada.
Todo el mundo no servía para artillero. Cuando el convoy de La Torre escapó navegando el Orinoco aguas abajo, recibió varios impactos de la abundante artillería de Brión. Pero la gran mayoría de los disparos no dieron en el blanco, lo que demuestra cierta incompetencia de los cañoneros.
Como espectáculo era algo muy llamativo, las bocanadas de humo, los contínuos fogonazos, el estruendo ensordecedor, pero la mayoría de las balas de hierro de diferentes calibres, acuatizaban en medio del canal levantando las clásicas columnas,sin golpear a nadie en particular. "Los insurgentes no pegan ni con engrudo". Así lo manifestaban burlonamente los mismos españoles a quienes habían estado destinadas en principio esas descargas. En honor a la verdad, la mayoría de los tiros se perdieron, los menos dieron en el blanco,por casualidad como el burro de Iriarte.

Abordajes sí!
Lo que si dió resultado esta vez fué la ejecución de abordajes a diestra y siniestra. Para abordar lo único que debia hacerse era dirigir la proa lo mas directamente posible contra el costado del objetivo. Que se rompiera la proa del barco propio eso no importaba mucho por los momentos, después se podría reparar.Lo importante era lograr el contacto rápidamente con el buque enemigo, pegársele a un costado como una sanguijuela, lanzar los rezones y garapiños, para luego proceder a montarse rápidamente sobre el barco enganchado sin esperar por el permiso de los dueños.
Brión había dictado instrucciones para que todas sus tripulaciones se adiestraran sin descanso en ese tipo de combate y eso se cumplía al pié de la letra. A bordo de cada buque existía por órdenes del Almirante un grupo considerable de marineros o infantes de marina conocidos como el “destacamento de abordaje”, cuya tarea era trepar por la borda de cualquier buque enemigo, abrirse paso hacia las cubiertas y los castillos repartiendo acero y plomo por todos lados. Estos grupos sabían desempeñar su trabajo con maestría.
El arma preferible para ellos era el “machete de abordaje”, instrumento tan afilado que podía rebanar un cabello en el aire. Los abordadores no deberían tener escrúpulos ni temerle a la sangre derramada. Es verdad que en esos tiempos y en ese tipo de guerra se derramaba mucha sangre. Destruír al enemigo en una cerrada pelea a machete era el mejor reto de un guerrero,y una gran oportunidad para distinguirse. Nadie debía detenerse a recoger a los muertos o a los heridos.Lanzarlos al agua era la consigna predominante, sin consideraciones de rango, religión o apariencia.
Visto de un solo lado parece una acción bárbara y cruel y en verdad lo era. Pero nunca se debe ésto considerar como un asesinato a sangre fría. Recuérdese que el enemigo enfrente no era precisamente manco, mucho menos un niño de pecho. Sabía defender su territorio con tanta ferocidad como la que mostraban los atacantes, y contaban además con la ventaja de pelear en su patio y con la obligación de salvar su barco, su propia vida y la de sus compañeros.
Al sentirse abordados, los defensores de un buque prácticamente "saturaban" las cubiertas con fuego de fusiles y armas cortas, disparaban los pedreros y las carronadas que habían sido emplazadas en posiciones adecuadas para poder cubrir con sus mortíferas cargas de metralla, aquellos lugares por donde ya preveían que habrían de avanzar los atacantes. En resúmen,abordar un buque enemigo no era ninguna “mantequilla”, se necesitaba una buena dosis de arrojo y valentía.
Una característica de los combates cuerpo a cuerpo durante los abordajes, era la prohibición de pedir o dar cuartel. Después de comenzada la pelea, era difícil pararla y no había chance alguno para estar con negociaciones.
La oportunidad de rendirse la tuvieron antes, podían haber arriado la bandera del buque y soltado las armas,pero no habiéndolo hecho oportunamente,debían entonces someterse a las leyes de la guerra y atenerse a las consecuencias. Ahora,
en pleno zafarrancho, era demasiado tarde para conversar.
Solamente los capitanes estaban autorizados para imponer o aceptar condiciones, y nadie más que ellos. Si alguien lograba salvarse de la carnicería, era porque se había ocultado en alguna bodega o procuraba que por pura casualidad se les reconociese como “no beligerantes”. Jóvenes músicos, enfermeros, doctores y capellanes se ubicaban por lo general en esa categoría, siempre y cuando se presentaran sin armas en la mano y portando a la vista algún indicativo de no combatiente. Quien mañosamente, para salvarse pretendiera suplantar a alguno de los nombrados y fuera descubierto en su tramposería, era colgado por el cuello en el penol de popa hasta que dejara de patalear, en cuyo momento se arriaba con toda delicadeza y se echaba al agua, para beneplácito de tiburones o caimanes. Así eran las reglas.

domingo, 2 de mayo de 2010

ARMADA 94






Goleta(arriba) Zafarrancho en cubierta de un buque francés (centro) Corbeta "Atrevida" (abajo)



Característica de los combates navales.
No se debe pensar esta vez que en el Orinoco pudiera cumplirse la clásica formalidad de las batallas navales,las famosas y de épocas mas o menos recientes, digamos por ejemplo la de Trafalgar, donde las líneas de batalla formadas por veinte o treinta navíos gigantescos(en cada partido),erizados de artillería de grueso calibre,con gran poder destructivo,se enfrentaban decididamente intercambiando sus mortíferas andanadas.
En este caso no se pensaba ya demasiado en los abordajes,que en caso de llegar a producirse eran considerados como una operación secundaria de remate, destinada a capturar buques rendidos o desmantelados, cuya capacidad de fuego se consideraba yá totalmente anulada.
La preferencia de los almirantes de la época era hundir a los buques enemigos limpiamente, a punta de cañonazos y en la mayor cantidad posible. Algunos marinos(los ingleses sobre todo) consideraban el abordaje como una táctica primitiva, de siglos atrás (Lepanto por ejemplo) y solían compararla con un acto de guerra sucia y de ordinarismo extremo,”más apropiada para piratas y renegados que para caballeros del mar”(*)

Los buques en la guerra de independencia.
Aquella forma elegante de combatir no era- por nada del mundo- aplicable en las escaramuzas navales de la guerra de Independencia en Venezuela. Llamarlas “batallas” era casi siempre una exageración. Refriegas o zafarranchos eran términos más apropiados en cada caso. Los buques que en estos combates participaban no eran los navíos de línea de 50 cañones por banda , sino embarcaciones relativamente pequeñas y escasamente dotadas de artillería, eso cuando la tuvieran. Por lo general eran naves de tercera clasificación,corbetas, bergantines o goletas en ese mismo órden.

Fragatas.
Una fragata, a pesar de no ser clasificada como "buque de línea” era considerada una nave muy superior a las antes nombradas, era utilizada preferiblemente como nave de escolta para formaciones importantes, y como buque de patrulla y exploración avanzada. En las expediciones de Morillo, durante sus invasiones a Margarita (q.v),no figuró ninguna fragata, fueron las corbetas los buques principales dentro de la escuadra (excepción hecha del navío San Pedro Alcántara, que vino como buque insignia y terminó hundiéndose en la isla de Coche poco después de su llegada).

Corbetas.
Como buques de guerra eran magníficas las corbetas, poseían suficiente capacidad de fuego, eran ágiles, ligeras, auto suficientes y muy maniobrables. Por su poco calado eran muy apropiadas para acercarse a las costas consideradas de aguas someras y estaban capacitadas para atracar en la mayoría de los puertos de la llamada Costa Firme.

Bergantines.
A las corbetas le seguían en categoría los bergantines. Ellos sí que fueron los verdaderos “caballitos de batalla” casi con la misma capacidad guerrera de las corbetas pero de operación mucho menos complicada que aquellas, ágiles, airosos y mejor maniobrables.Eran los barcos favoritos de piratas y filibusteros, por su gran velocidad que les permitía escapar fácilmente de navíos y de fragatas.Aunque no fueran empleados específicamente en la guerra,se les permitía estar armados con diez o doce cañones para su propia defensa. Se usaban normalmente como buques mercantes,aunque también eventualmente para practicar la guerra de corso. En los combates del Orinoco, los bergantines más que las corbetas fueron las estrellas de la acción. Además, por el hecho de contar con una construcción sólida, menos sofisticada y posiblemente más rústica,operar con ellos resultaba mucho más económico. A los marinos de guerra al principio de sus carreras, les encantaba servir a bordo de los bergantines.

Goletas.
Las goletas ocupaban el último escalón dentro de la III categoría de buques de guerra y se les llegó a considerar como un bergantín menor(bergantines –goletas), dependiendo sobre todo de la capacidad artillera que se les pudiera instalar abordo(**). Las goletas se preferían como buques de carga y de transporte, rompedoras de bloqueo y muy fáciles para escabullirse a la persecuciòn de buques mayores. En los combates del río Orinoco llegaron a constituír armas muy eficaces, y su presencia continuó permanente en el río hasta los comienzos del siglo XX cuando las goletas mercantes eran el medio más confiable para el intensivo comercio entre Guayana y la isla de Trinidad, donde se completaban los enlaces con las modernas líneas europeas de vapores que llegaban a la isla, repletas de pasajeros y mercancías destinadas a Venezuela.
Como dato curioso,-aunque usted no lo crea- en los años del auge minero en el territorio Yuruary ( l860 -1880), muchos empleados extranjeros de las minas, preferían mandar a lavar su ropa y lencería al puerto de Bristol en Inglaterra seguros de poderlas recibir impecablemente presentada en un período muy corto de tiempo (un mes a mas tardar).

Buques sutiles.
Por debajo de las goletas existían otros buques de menor categoría que servían también muy eficazmente para la guerra, entre ellas las balandras, cañoneras , flecheras, bongos, guairos, lanchas caladoras , esquifes etc.
Estas embarcaciones se enmarcaban dentro de la categoría de "buques sutiles", expresión inventada por los marinos españoles de México en los tiempos de la conquista de Hernán Cortés, cuando una flotilla de "bergantines de orilla” construídos ahí mismo, fué útilizada para invadir la ciudadela azteca de Tenochtitlán, ubicada en el centro de un lago. El término "sutil" del latin "suter" (diminuto)llegó a pegar y se popularizó después en todas las colonias españolas.
La formación de escuadrillas sutiles fué una brillante idea. Sutiles por lo pequeño en tamaño, sutiles por lo fácil de manejar, y sutiles por su capacidad para infiltrarse silenciosa y letalmente, golpeando,y escapando sin demasiada ostentación,sin peligro de varaduras a lo largo de caños, marismas y manglares, donde era muy improbable ser detectados, perseguidos o interceptados por los buques de una marina regular,hechos para patrullar en aguas mas profundas y menos confinadas, con la ventaja adicional para los sutiles, de que sus costos de operación eran-comparativamente- muy pequeños.
En Venezuela, en los tiempos de la Independencia, llegaron a organizarse ( para ambos bandos) escuadrillas sutiles en el Lago de Maracaibo, en el de Valencia y en la parte navegable de los ríos Orinoco, Apure, Meta , Arauca., Portuguesa y Guárico.

(*) Sin embargo, los mas famosos almirantes llegaron a escalar esa jerarquía, no por comportarse como "hidalgos caballeros" que peleaban a distancia sino como arriesgados asaltantes, que al frente de un puñado de marineros y soldados, sable y pistola en mano se precipitaban sobre los barcos enemigos para rendirlos en combate cuerpo a cuerpo y adueñarse de ellos. Lord Horacio Nelson fué uno de esta clase.
Apresar un buque enemigo por medio de un abordaje tenía una connotación heroica y seguramente un reconocimiento honorífico,que podía incluír ascensos y otras prerogativas,pero también existía una motivación económica no menos llamativa. Un buque enemigo capturado era una presa de mucho valor, que después del remate final permitía conceder a los apresadores directos,una considerable y lucrativa participación en la recompensa. Como se vé, no todo se hacía por puro amor al arte.

(**)La artillería que se instalaba a bordo de estas pequeñas naves tenía la particularidad de estar compuesta por cañones pequeños, instalados sin demasiadas reglas del arte, donde se pudiera encontrar un espacio apropiado y sin muchos tecnicismos, a veces amarrados burdamente con mecates. Su potencia como arma era por lo general poco eficiente, su alcance muy limitado y no se respetaba mucho la uniformidad de calibres, lo cual era problemático. Sin embargo, como arma defensiva era excelente. Uno de esos cañones cargados con "metralla" que significaba entre otras cosas, tornillos, clavos oxidados, tuercas, pedazos de botella, piedras, platos rotos, caracoles, huesos de animales,cadenas, ladrillos, plomo tigrero, zapatos viejos, hebillas, y todo lo que se pudiera allí meter. Al disparar este revoltillo a boca de jarro contra una partida de abordadores,de seguro que producía una horrorosa masacre. Por eso les tenían terror, si no morían de las heridas, morían de la infección. También existían los botes de "metralla formal", que no estaban preparados con esas porquerías de que se habló anteriormente, sino que eran unos saquetes forrados en tela, brillando de limpieza pero llenos de unos perdigones grandes de plomo, traidos de Alemania a los que llamaban "shrapnel", y que se usaban solamente en ocasiones especiales.