miércoles, 8 de septiembre de 2010

ARMADA 97


Un resumen de la trayectoria de Morillo. De Venezuela a la Nueva Granada. y regreso.

Retrocedamos un poco en el tiempo: Recuérdese que Morillo, creyendo pacificada la Capitanía General de Venezuela decidió acudir al Nuevo Reino de Granada donde se requería su presencia. Abandonó a Caracas dejando a Salvador Moxó encargado de la Capitanía General y se embarcó con la escuadra de Enrile para dirigir su campaña, esta vez sobre las costas de Nueva Granada ocupadas por los insurgentes de ese país. El 30 de julio de 1815 impuso el bloqueo al puerto de Santa Marta y lo mismo hizo poco después con la estratégica plaza de Cartagena (agosto de 1815), la que después de soportar un largo y doloroso asedio, cayó en manos realistas en diciembre de 1815. Permaneció Morillo en Cartagena lo mínimo necesario para restablecer la autoridad realista, decidiendo transladarse al frente de sus tropas a la capital del Virreynato ( Santa Fé ) el 16 de febrero de 1816. Su avance desde Cartagena hasta Bogotá, por la vía de Mompox, Ocaña y Zipaquirá, duró hasta fines de abril de 1816 fecha en que toma posesión de la ciudad , evacuada dias atrás por las fuerzas neogranadinas (al mando de Servier y Santander), que decidieron retirarse hacia el sur (llanos de Casanare). Allí en Bogotá, Morillo fué protagonista de muchos episodios, injustos, crueles y sangrientos, escritos en la historia del nuevo Reino y que fueron narrados anteriormente.

Morales enviado a Venezuela.

Desde Bogotá, a sabiendas de la llegada de Bolívar a Margarita, y preocupado de las consecuencias que ese hecho pudiera tener en un futuro cercano, envió al brigadier Francisco Tomás Morales para que avanzando por la vía de Cúcuta, regresara a Venezuela a enfrentar los brotes de insurgencia que allì estaban renaciendo inspirados por la presencia de Bolívar.. Morales era el hombre indicado para esta tarea, considerando su vasta experiencia militar en Venezuela y su probada fortaleza de carácter frente a casos de difícil solución. Respecto a él diría Morillo que: “su persona era un socorro que equivalía a algunos batallones”.

Al partir Morales desde Bogotá, llevaría consigo solamente al batallón “Primero del Rey”, unidad formada por contingentes puramente criollos, a los que debía reforzar en el camino en la medida que avanzara hacia el centro de Venezuela, incorporando nuevos efectivos. Morales desde Cucuta pasó a Maracaibo y después a Coro, ciudades consideradas siempre como tradicionales bastiones realistas. Emulando a su predecesor Monteverde desde Coro se aventuró en “ tierra de nadie” , avanzó sin mayores dificultades sobre Carora, Barquisimeto, San Carlos y muy pronto se encontraba en Valencia, desde donde podía ahora iniciar sus preparativos para enfrentar a Bolívar donde quiera que éste apareciese. Y muy pronto como Morales esperaba, se le apareció Bolívar, desembarcando en Ocumare de la Costa el 6 de julio de 1816. Ya conocemos lo que sucedió en Ocumare, todo un desastre estratégico. La oportuna presencia del bravo Mac Gregor y su legendaria "marcha de los seiscientos harapientos" hacia el sur cruzando los llanos, pudo compensar en mucho las pérdidas de Ocumare de la Costa. La guerra se traslada a oriente, los realistas de Morales de perseguidores se convierten en perseguidos y al final se repliegan, Bolivar desembarca triunfante en Margarita, después domina en Barcelona hasta que por tardanzas de Mariño se pierde la Casa Fuerte, Piar, en ausencia de Bolívar se dirige por su cuenta a Guayana , pone sitio a Angostura y logra derrotar a La Torre en San Félix,. Bolívar a su regreso de Los Cayos de Haití, se presenta oportunamente en Angostura, asume el mando supremo y con los auxilios de la armada de Brión empieza a consolidar la Tercera República .


A Morillo, lo habíamos dejado en Bogotá, la capital del Virreynato. Podemos señalar que al personaje le desagradaba sobremanera tener que intervenir personalmente en asuntos de administración, gobierno, diplomacia y política. Esos papeles que en estos campos debía desempeñar, los cumplía por pura necesidad y a regañadientes . Le disgustaban mucho las zalemas y la adulancia extrema que eran características de la vida cortesana y desabrida de la sociedad mantuana y colonial, que él mismo, públicamente solía calificar como manifestaciones falsas y oportunistas. Sus preferencias como soldado rudo y profesional estaban en hacer la guerra y en vivir sumergido en las rutinas de campaña, compartiendo a la par con sus tropas los peligros, penurias, fatigas y sufrimientos que constituyen la vida del soldado común. Era esa la personalidad del soldado Morillo, un tropero por excelencia.


Recuérdese que en persecución de las reliquias del ejército neogranadino que se retiraba en desorden y apresuradamente hacia los llanos de Casanare, envió a su segundo en el mando el brigadier don Miguel de La Torre. Desde esos llanos, cualquiera que fuesen los resultados de la campaña, el brigadier La Torre debería penetrar hacia Venezuela por el alto Apure siguiendo un curso paralelo a los ríos principales de esa región, vale decir el Arauca , el Meta y el Apure donde ahora se comenzaba a destacar “el cabecilla Páez”y hacia quien acudían en su retirada los restos de las tropas neogranadinas. Contra ese foco estaban dirigidos ahora los esfuerzos de Morillo, que muy deseoso de regresar a Venezuela ,donde la situación se tornaba otra vez peligrosa, se comprometió a seguir los pasos de la Torre a lo largo de su ruta de avance, y proyectaba reunirse con éste en la primera oportunidad. En efecto, el Pacificador quiso permanecer en Bogotá solo seis meses, hasta el 20 de noviembre de 1816 cuando decidió definitivamente partir hacia el sur a encontrarse con La Torre como lo había planeado. Dejó encargado del mando en el Virreinato de Nueva Granada al anciano general don Juan de Sámano resguardado por muchas de las tropas que Morillo había traído desde España el pasado año de 1815.


Ya sabemos lo que sucedió con La Torre. Su campaña de Guayana terminó en un completo fracaso y lo vemos regresando de su periplo en completa derrota , arribando por mar a Cumaná donde presenta sus cuentas a un Morillo que yá no las tiene todas consigo. Morillo después de recibir de La Torre los desastrosos informes de su campaña lo destaca a comandar una division en los llanos centrales. Sabe que La Torre cumplió con sus deberes de soldado hasta lo mas profundo de sus habilidades. Nunca llegó hasta ahora a faltar a sus deberes y aunque derrotado en varias oportunidades, eso no se debió a sus fallas como comandante sino a la superioridad del enemigo en esos teatros de operaciones. Así lo reconoció Morillo.


Morillo tenía un muy especial interés en regresar a Margarita. Soñaba con castigar la infidencia de ese pueblo rebelde, a quien años atrás había perdonado con cierto dejo de nobleza. No podía olvidar la ingratitud de Arismendi a quien Morillo creyó dominado de un sincero arrepentimiento, pese a las objecciones de Morales. Sinembargo Arismendi, genio y figura de la simulación, tenía sus lealtades fijas en otra dirección. La libertad de la Patria estaba primero que sus promesas oportunistas de sumisión al Rey de España. Esa acción de los margariteños le quitaba el sueño al Pacificador. Creyó pues necesario, como punto de honor regresar a la isla, y someterla ahora en forma contundente, sin miramientos ni consideraciones. Preparó detalladamente una segunda invasión con el apoyo masivo de la armada realista que operaba con éxito en los mares de Costa Firme. Mientras se desarrollaban las operaciones pacificadoras en Margarita, La Torre sufría un asedio constante en Guayana , mientras que el Almirante Brión se apoderaba del Orinoco obligando a La Torre a abndonar el teatro de manera casi desastrosa.


Hasta aquí el resumen. Analicémos de aquí en adelante, las operaciones de Morillo en Margarita en 1817 y los resultados de su campaña.















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