jueves, 16 de septiembre de 2010

ARMADA 101

Encuentro de Calabozo.


El 12 de febrero de 1818 el ejército patriota se presenta frente a la plaza de Calabozo, donde Morillo tenía instalado su cuartel general.

Ante la llegada del ejército patriota, los realistas opusieron un frente compuesto por el regimiento de caballería “Húsares de Fernando VII”, y los de infantería “Unión”, “Navarra”y “Castilla” . Después de un corto enfrentamiento, los realistas optaron por refugiarse dentro de la plaza fortificada, mientras que los patriotas continuaban su marcha hacia El Rastro donde fijaron campamento, destacando una brigada de la caballería de Apure para que mantuviera bajo observación a la plaza de Calabozo. Desde ese punto(El Rastro), Bolívar dispuso tomar las posiciones más ventajosas para bloquear al enemigo e impedirle recibir cualquier clase de ayuda.


Morillo abandona a Calabozo.

Combate de El Sombrero.

Durante la noche de 14 de febrero Morillo decide evacuar la plaza de Calabozo precipitadamente. Al conocer la noticia amaneciendo el día 15, el Libertador ordena de inmediato marchar a todo el ejército en esa dirección. A su llegada se encontró la plaza abandonada y en completo desorden, habiendo dejado atrás los realistas su hospital de campaña, artillería, equipajes, y muchas armas y municiones. En su huída, éstos habían tomado el camino de El Sombrero hacia el este, por lo cual se envió a la caballería en su persecuciòn, mientras que la infantería seguiría detrás de aquella con el mismo propósito.

El día 16 de febrero de 1818 los patriotas pudieron alcanzar al enemigo en el paso del río Guárico aledaño a la población de El Sombrero. Tenían éstos una emboscada montada al otro lado del río. Al llegar los patriotas se dio la batalla con poca suerte para los realistas. Derrotados como fueron, prefirieron abandonar su posición retirándose hacia Barbacoas apoyándose en lo boscoso del camino. En ese combate se calcula que las tropas de Morillo sufrieron unas trescientas cincuenta bajas entre muertos y heridos. Por su parte el ejército de los patriotas reportó setenta bajas . Entre los oficiales muertos (4) figuró el teniente coronel Passoni, italiano de nacimiento, ingeniero de profesión quien esta vez cumplía funciones de ayudante general en el Estado Mayor General. Este oficial fué uno de los constructores de las fortificaciones de Punta Cabrián (Fuerte Brión) en el río Orinoco por órdenes del Libertador. Entre los heridos figuraron el general de brigada José Antonio Anzoátegui ( comandante general de la Guardia de Honor) y ocho oficiales más.

El ejército continuó sus operaciones en la zona por varios días. El día 21 de febrero se decidió que volviera a Calabozo , precedido por las caballerías de Cedeño y Páez que formaban la vanguardia. Llegaron el día 22 al mediodía, siendo la infantería acantonada dentro de la ciudad, mientras que la caballería acampó en las inmediaciones.

El día 23 de febrero , el general Páez y su división partieron con direcciòn a San Fernando. A la división estaba agregada la brigada del coronel Genaro Vásquez y el batallón “Apure”. Páez había recibido la órden específica de asediar a San Fernando de Apure y de tomarlo a la brevedad posible.


Ofensiva de Páez. Sitio y captura de la plaza de San Fernando.

Al frente de 400 hombres , el general Páez se presentó el 26 de febrero al frente de la plaza que ya estaba siendo sitiada desde dos días antes por la columna del coronel Miguel Guerrero. Se ordenó la construcción de tres baterías que se utilizarían para batir la plaza en forma continua desde diferentes direcciones, mientras que la caballería y la infantería se encargarían de vigilar y controlar todo el perímetro de la plaza, que en su interior estaba perfectamente atrincherada y sostenida por tres castillos, construidos por el flanco derecho , cubiertos de fosos y estacadas y defendida por mas de quinientos hombres. La artillería mantuvo un fuego constante sobre las fortificaciones las cuales a su vez contestaban con su abundante artillería. El intercambio de fuego se mantuvo por varios días (doce) mientras los sitiados sufrían de una absoluta escasez de víveres. Debieron sacrificar algunos caballos para racionar con su carne a las tropas defensoras.

La Armada en San Fernando.

La escuadrilla sutil del capitán de navío Antonio Díaz estuvo presente y se unió al bloqueo de San Fernando. Contaba la escuadrilla con diecisiete embarcaciones, bien tripuladas y armadas, las cuales fueron posicionadas convenientemente en las cercanías, esperando su oportunidad para actuar.

No pudiendo los sitiados sostenerse por más tiempo, acosados por el hambre y sin esperanzas de auxilio, se vieron obligados a evacuar la posición, en la noche del 6 de marzo de 1818, abriéndose paso a través de las líneas patriotas que custodiaban el perímetro. En su huída, los realistas combatieron con mucha decisión, dieron suficientes demostraciones de bravura y paso a paso pudieron mantener su retirada en perfecto órden , pese a estar acosados por fuerzas superiores que se concentraban contra ellos. El día 11 de marzo finalmente, yá diezmados y extenuados por varios días de lucha constante, aceptaron la rendición que les intimaba el propio general Paez. ( San Fernando había sido ocupada por los patriotas en la madrugada del 7 de marzo ). Se entregaron a discreción, 174 soldados, once oficiales y su comandante el coronel José María Quero, con los restos del batallón “Numancia” y los “Granaderos de Barinas”


Respecto a las acciones relacionadas con la toma de San Fernando, el boletín de la División del Bajo Apure del 9 de marzo de 1818 define que : “la pérdida del enemigo há sido considerable. Fuera de mas de cien muertos, entre ellos algunos oficiales y trescientos ochenta y nueve prisioneros, nos hemos apoderado de veinte piezas de artillería hasta del calibre de a diez, dieciocho pedreros, seiscientos sesenta y cinco fusiles, la mayor parte útiles, municiones de toda especie, seis buques de guerra, cinco mercantes y setenta y tres entre piraguas y bongos.

Nuestra pérdida consiste en seis oficiales y cuarenta y ocho soldados muertos; dos oficiales heridos “…Al final señala el boletín que : “el mérito contraído por los fusileros de la marina que desembarcados se reunieron a nuestra infantería y siguieron en la persecución, igualmente merece un particular recuerdo. Ellos fueron los que arrojadamente avanzaron a hacer rendir las armas al enemigo; los mandaba el alférez de fragata, Juan Antonio Ríos, este bravo oficial que no hay elogios bastantes que no merezca”.



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