jueves, 16 de septiembre de 2010

ARMADA 101

Encuentro de Calabozo.


El 12 de febrero de 1818 el ejército patriota se presenta frente a la plaza de Calabozo, donde Morillo tenía instalado su cuartel general.

Ante la llegada del ejército patriota, los realistas opusieron un frente compuesto por el regimiento de caballería “Húsares de Fernando VII”, y los de infantería “Unión”, “Navarra”y “Castilla” . Después de un corto enfrentamiento, los realistas optaron por refugiarse dentro de la plaza fortificada, mientras que los patriotas continuaban su marcha hacia El Rastro donde fijaron campamento, destacando una brigada de la caballería de Apure para que mantuviera bajo observación a la plaza de Calabozo. Desde ese punto(El Rastro), Bolívar dispuso tomar las posiciones más ventajosas para bloquear al enemigo e impedirle recibir cualquier clase de ayuda.


Morillo abandona a Calabozo.

Combate de El Sombrero.

Durante la noche de 14 de febrero Morillo decide evacuar la plaza de Calabozo precipitadamente. Al conocer la noticia amaneciendo el día 15, el Libertador ordena de inmediato marchar a todo el ejército en esa dirección. A su llegada se encontró la plaza abandonada y en completo desorden, habiendo dejado atrás los realistas su hospital de campaña, artillería, equipajes, y muchas armas y municiones. En su huída, éstos habían tomado el camino de El Sombrero hacia el este, por lo cual se envió a la caballería en su persecuciòn, mientras que la infantería seguiría detrás de aquella con el mismo propósito.

El día 16 de febrero de 1818 los patriotas pudieron alcanzar al enemigo en el paso del río Guárico aledaño a la población de El Sombrero. Tenían éstos una emboscada montada al otro lado del río. Al llegar los patriotas se dio la batalla con poca suerte para los realistas. Derrotados como fueron, prefirieron abandonar su posición retirándose hacia Barbacoas apoyándose en lo boscoso del camino. En ese combate se calcula que las tropas de Morillo sufrieron unas trescientas cincuenta bajas entre muertos y heridos. Por su parte el ejército de los patriotas reportó setenta bajas . Entre los oficiales muertos (4) figuró el teniente coronel Passoni, italiano de nacimiento, ingeniero de profesión quien esta vez cumplía funciones de ayudante general en el Estado Mayor General. Este oficial fué uno de los constructores de las fortificaciones de Punta Cabrián (Fuerte Brión) en el río Orinoco por órdenes del Libertador. Entre los heridos figuraron el general de brigada José Antonio Anzoátegui ( comandante general de la Guardia de Honor) y ocho oficiales más.

El ejército continuó sus operaciones en la zona por varios días. El día 21 de febrero se decidió que volviera a Calabozo , precedido por las caballerías de Cedeño y Páez que formaban la vanguardia. Llegaron el día 22 al mediodía, siendo la infantería acantonada dentro de la ciudad, mientras que la caballería acampó en las inmediaciones.

El día 23 de febrero , el general Páez y su división partieron con direcciòn a San Fernando. A la división estaba agregada la brigada del coronel Genaro Vásquez y el batallón “Apure”. Páez había recibido la órden específica de asediar a San Fernando de Apure y de tomarlo a la brevedad posible.


Ofensiva de Páez. Sitio y captura de la plaza de San Fernando.

Al frente de 400 hombres , el general Páez se presentó el 26 de febrero al frente de la plaza que ya estaba siendo sitiada desde dos días antes por la columna del coronel Miguel Guerrero. Se ordenó la construcción de tres baterías que se utilizarían para batir la plaza en forma continua desde diferentes direcciones, mientras que la caballería y la infantería se encargarían de vigilar y controlar todo el perímetro de la plaza, que en su interior estaba perfectamente atrincherada y sostenida por tres castillos, construidos por el flanco derecho , cubiertos de fosos y estacadas y defendida por mas de quinientos hombres. La artillería mantuvo un fuego constante sobre las fortificaciones las cuales a su vez contestaban con su abundante artillería. El intercambio de fuego se mantuvo por varios días (doce) mientras los sitiados sufrían de una absoluta escasez de víveres. Debieron sacrificar algunos caballos para racionar con su carne a las tropas defensoras.

La Armada en San Fernando.

La escuadrilla sutil del capitán de navío Antonio Díaz estuvo presente y se unió al bloqueo de San Fernando. Contaba la escuadrilla con diecisiete embarcaciones, bien tripuladas y armadas, las cuales fueron posicionadas convenientemente en las cercanías, esperando su oportunidad para actuar.

No pudiendo los sitiados sostenerse por más tiempo, acosados por el hambre y sin esperanzas de auxilio, se vieron obligados a evacuar la posición, en la noche del 6 de marzo de 1818, abriéndose paso a través de las líneas patriotas que custodiaban el perímetro. En su huída, los realistas combatieron con mucha decisión, dieron suficientes demostraciones de bravura y paso a paso pudieron mantener su retirada en perfecto órden , pese a estar acosados por fuerzas superiores que se concentraban contra ellos. El día 11 de marzo finalmente, yá diezmados y extenuados por varios días de lucha constante, aceptaron la rendición que les intimaba el propio general Paez. ( San Fernando había sido ocupada por los patriotas en la madrugada del 7 de marzo ). Se entregaron a discreción, 174 soldados, once oficiales y su comandante el coronel José María Quero, con los restos del batallón “Numancia” y los “Granaderos de Barinas”


Respecto a las acciones relacionadas con la toma de San Fernando, el boletín de la División del Bajo Apure del 9 de marzo de 1818 define que : “la pérdida del enemigo há sido considerable. Fuera de mas de cien muertos, entre ellos algunos oficiales y trescientos ochenta y nueve prisioneros, nos hemos apoderado de veinte piezas de artillería hasta del calibre de a diez, dieciocho pedreros, seiscientos sesenta y cinco fusiles, la mayor parte útiles, municiones de toda especie, seis buques de guerra, cinco mercantes y setenta y tres entre piraguas y bongos.

Nuestra pérdida consiste en seis oficiales y cuarenta y ocho soldados muertos; dos oficiales heridos “…Al final señala el boletín que : “el mérito contraído por los fusileros de la marina que desembarcados se reunieron a nuestra infantería y siguieron en la persecución, igualmente merece un particular recuerdo. Ellos fueron los que arrojadamente avanzaron a hacer rendir las armas al enemigo; los mandaba el alférez de fragata, Juan Antonio Ríos, este bravo oficial que no hay elogios bastantes que no merezca”.



lunes, 13 de septiembre de 2010

ARMADA 100

Derecha: La toma de las Flecheras
General Páez




Acontecimientos navales importantes a partir de 1817.


Aumento de las Fuerzas Marítimas


Desde Angostura, el Libertador se muestra pendiente por el aumento de las Fuerzas Marítimas. El 18 de noviembre de 1817 oficia al Almirante Brión señalando su disposición para que se construyan y armen a la mayor brevedad veinte cañoneras, dos bombardas y se formen dos batallones de marina ( *). Dice que las cañoneras se armarán con un cañòn de a 32 en proa y diez de ellas llevarán uno de 18 en popa y las diez restantes de a 12.


Las bombardas llevarán un obús real y otra un mortero.



Clasificación de los buques de la Escuadra


Para la misma fecha se publica en (Santo Tomás de) Angostura un decreto clasificando los buques de la Escuadra en tres clases: La “Diana”, el “Conquistador” y el “Indio Libre”componiendo la primera clase; la “Brión” y el “Tártaro” la segunda clase y el “Conejo”, la “Margarita” y las flecheras la tercera clase. Esta clasificación se hacía con el propósito de reglamentar la repartición de las partes de presa correspondientes a los propietarios y armadores de los buques de la escuadra que contribuyeron a apresar los de la escuadra española en la evacuación del Orinoco.


Las Fuerzas Sutiles en la campaña de los llanos centrales. Primer encuentro de Bolívar y Páez


Desde Angostura partió el Ejército al mando de El Libertador el 31 de Diciembre de 1817 siguiendo una ruta paralela al Orinoco y con dirección hacia el bajo Apure. Sus intenciónes eran avanzar hasta San Juan de Payara, reunirse allí con las fuerzas del general José Antonio Páez, luego cruzar el Apure y continuar hacia Calabozo- en los llanos centrales- para desde allí invadir el Centro y enfrentarse a las fuerzas españolas del general Morillo que se mantenían dominando en esa región.


Mientras el grueso del ejército marchaba por tierra, la responsabilidad del transporte de otro personal, equipos y pertrechos recayó sobre la Escuadrilla Sutil del Orinoco cuyo comandante general era el capitán de navío Antonio Díaz . El convoy naval partió simultáneamente con las tropas, cumplió sus diarias etapas de navegación, hasta arribar el 12 de enero de 1818 al punto de reunión de La Arenosa (Caicara). Una vez reunido dicho convoy, continuó remontando ordenadamente para recalar el 21 al puerto de la Urbana, donde entre los días 22 y 23 de enero se procedió a transportar a las tropas de un lado al otro del Orinoco. El 24 de enero la escuadrilla recibió órdenes de transladarse a la boca del Arauca y permanecer allí.. Los buques de menor calado remontaron entonces el Arauca conduciendo el parque del ejército hasta el llamado puerto del Potrero de Araguaquen. El día 25 de enero se continuó efectuando el transporte del parque desde la boca del Arauca hasta Araguaquen y transbordándolo allí a buques más pequeños o de menor calado.


El día 27 de enero las pequeñas embarcaciones continuaron remontando desde Araguaquen hasta Caujaral conduciendo el resto del parque, las comisarías y los hospitales de campaña. El 30 de enero de 1818 en el Hato Cañafístolo cercano a Caujaral, se conocieron por primera vez Bolívar y el general Páez. Este último después de presentar sus respetos al Libertador, procedió a regresar a su cuartel de San Juan de Payara donde esperaría la llegada de ejército.


Cruce del río Arauca en Caujaral.


El día 31 de enero en Caujaral a las embarcaciones de la escuadrilla se les reuniría el ejército que marchaba por tierra después de efectuar su cruce frente a La Urbana, y que ahora - nueve días más tarde - debía cruzar el Arauca (transportado por la escuadrilla) hacia la orilla norte para alcanzar a San Juan de Payara lugar donde el general Páez tenía instalado su cuartel general. Al su llegada a San Juan, el Libertador fué recibido con aclamaciones y honores militares. El general Páez ofreció al Libertador una cena de bienvenida, a la cual asistieron los generales y muchos oficiales.


El día 5 de de febrero de 1818 todo el ejército marchó con dirección a la plaza fortificada de San Fernando. No tenía Bolívar ninguna intención de atacarla por los momentos, su interés estaba en esquivarla, pasar el río Apure y continuar hacia Calabozo .


La toma de las Flecheras. El cruce del Apure.


El día 6 de febrero llegó el ejército al río Apure. En el Paso del Diamante estaban estacionadas unas embarcaciones enemigas de diversos tamaños . Los húsares de la Guardia de Honor de Páez se lanzaron al agua , nadando con sus caballos se fueron al abordaje y lograron apoderarse de las 14 embarcaciones. (Este episodio se conoce como “la toma de las flecheras”). Ese mismo día se comenzó el paso del Apure, operación que fue concluída el día 7 de febrero en la noche. El día 9 de febrero en la mañana todo el ejército comenzó a moverse en dirección a Calabozo, primero la division de caballería de Apure, después la infantería, la artillería, parque y equipaje, la caballería de Monagas y la caballería de Cedeño en ése órden, El día 10 de febrero se pasó el río Guárico por el paso de Altagracia. El día 11 de febrero, fué capturada una patrulla enemiga en las cercanìas del paso del río Orituco. Los prisioneros declararon que el general Morillo se encontraba en Calabozo procedente de Valencia, que la plaza se encontraba fortificada y que las fuerzas realistas contaban allí con dos mil soldados aproximadamente entre infantería y caballería.





(*) Infantería de Marina.




















jueves, 9 de septiembre de 2010

ARMADA 99





Coronel Francisco Esteban Gómez
héroe de Matasiete. (arriba)











La flota de Morillo en Porlamar. (izq) Asalto al Morro de Juan Griego (der)


Morillo fracasa en Margarita.
En el Boletín Nº 252 del Ejército Libertador de Margarita se puede leer: “Por fin se há vuelto a abrir la campaña de Margarita. El general Morillo se presentó en el puerto del Guamache con veintidós velas, el día 14 de este mes. Luego que los vigias dieron parte de esta novedad, el señor general (sic) Francisco Estéban Gómez ordenó al señor Mayor General del ejército, coronel José Joaquin Maneiro, marchara a las costas del sur a contener al enemigo….Este intrépido jefe, con cuatrocientos hombres de infantería y ciento cincuenta de caballería, sostuvo un vigoroso combate de cuatro horas, de tal manera que obligó al enemigo a permanecer en las playas y cerro de La Vela, sin atreverse a registrar el campo de batalla , ni adelantar un paso en dos días, con tres mil combatientes.”
Todos los eventos de la campaña continuaron sucediéndose sin interrupción. El 17 de julio Morillo envía al alférez de húsares don José Portero como parlamentario ante el (entonces) coronel Francisco Esteban Gómez con una nota de intimidación donde se amenaza con aplicar un ejemplar escarmiento contra todos aquellos que insistan en no someterse.También se envió una proclama a los habitantes de Margarita con iguales términos.El coronel Gómez contesta a Morillo oportunamente , señalándole su decisión y la de todo el pueblo en luchar hasta el fin (* ) .El 20 de julio desembarcan en Porlamar las tropas del brigadier Juan Aldama con su primera división (** ).El 21 de julio los españoles, yá reforzados (por Aldama) comienzan a avanzar desde Porlamar hacia Pampatar . El 24 de julio, también Morillo deja Porlamar y avanza hacia Pampatar El 30 de julio, Morillo desde Pampatar sale en la noche acompañando a las divisiones de Canterac y Aldama en dirección al Portachuelo del Norte. Antes de llegar a él, se desplaza flanqueante hacia las faldas del Matasiete, donde permanece estacionario por un día. El 31 de julio de 1817 se produce la Batalla de Matasiete donde los realistas son derrotados (*** ).

No pudiendo tomar el Portachuelo como fué su intención, Morillo avanza por la izquierda –por Pedregales- y ocupa el puerto de Juan Griego, que es defendido encarnizadamente por los margariteños.

El 8 de agosto de 1817 se produce el combate del fortín de Juan Griego y la espantosa masacre de la hoy llamada laguna de “Los Mártires”, lugar donde perecen 200 patriotas mandados por el coronel Juan Fernando Fermin (****). Por cierto que el propio Morillo se refirió en un escrito suyo a la violencia desatada en esta acción : “Nuestra caballería, que para el momento de ocupar el reducto yá estaba prevenida, recibió a los que salieron de él ,en unas lagunas poco profundas donde todos se arrojaron, y allí pereció a sablazos aquella banda de asesinos feroces que ni imploró la clemencia ni hubo uno que diera señales de timidez en medio de la carnicería que en ellos se hizo”

Los realistas saquean y destruyen a Juan Griego y al pueblo de San Juan Bautista.
El 10 de agosto Morillo frustrado por los muy pobres resultados de su maniobra, abandona Juan Griego y decide retroceder hacia Pampatar para reformular sus planes de acción..Estando en Pampatar recibe noticias del brigadier La Torre (desde la isla de Granada), informándole de su retirada de Guayana. Morillo -declaró más tarde-, que la noticia de la toma por Bolívar de aquella provincia, le indujo a cambiar totalmente sus objetivos,decidiendo desde entonces suspender sus operaciones en la isla de Margarita concentrando ahora su atención en los llanos del centro.
Morillo abandona la campaña sobre Margarita.
Finalmente, el 17 de agosto de 1817, Morillo por el puerto de Pampatar abandona de manera definitiva y para siempre a la isla de Margarita sin haber logrado- de ningún modo- imponer en ella su voluntad de dominación. . Su decisión de abandonar el teatro oriental y dirigir sus esfuerzos hacia los llanos de Apure , Calabozo y Barinas fueron estratégicamente razonables. Conociendo ya del dominio total del río Orinoco por las fuerzas de Bolívar, debía suponer que el próximo movimiento de aquel sería utilizar los rios a su favor, remontar Orinoco y Apure para luego desembarcar por los llanos de Apure y desde allí penetrar hacia el norte tratando de encerrar a Morillo desde su retaguardia, y de ser posible tomarle la capital, como en efecto fueron sus planes originales.
Morillo, un general de experiencia, pudo detectar de inmediato las intenciones de El Libertador y en consecuencia, decidió modificar su esquema de campaña. No existió error alguno en esta decisión, técnicamente fué impecable. Esperar a Bolívar taponeando su acceso por los llanos era lo más conveniente y así lo hizo. Precisamente, la designación apresurada de La Torre para comandar la división realista del centro (localizada en El Sombrero) , era parte esencial de las medidas adoptadas para aquel propósito.


(*) Ante la intimación de Morillo, la respuesta de Gómez cerraba con estas palabras: "Si la fuerza y los medios que están a la disposición de V.E son tales cuales nos los pinta, bien podrá coger por triunfo, para satisfacer la tirana ambición de su soberano y complacerse en ello, la área estéril y desolada de la isla Margarita, pero jamás podrá decir que se le rindieron sus ilustres defensores"

(**) Morillo envió al brigadier don Juan de Aldama con el batallón de la Reina Doña Isabel y el Regimiento de La Unión , por Los Robles, con la intención de cortar la comunicación con La Asuncion y sorprender a los defensores de Pampatar por detrás del fortin Pan de Azúcar.

(***) Morillo intentaba tomar el Portachuelo situado entre La Asunción y Tacarigua. Las baterías de la Caranta y La Libertad impedían a los realistas acercase al objetivo previsto. No pudiendo acceder al Portachuelo, después de varias horas de combate, Morillo decide (en la tarde) retirarse hacia Pampatar. Se perdieron al caer la noche y mientras buscaban el camino, fueron hostigados por la caballería patriota.
(****) Morillo dice en su informe, que " allí quedaron tendidos más de quinientos forajidos, que ni aún en el último momento quisieron rendirse".





ARMADA 98






(izq) Desembarco en Los Mangles
(der) Capitán de Fragata José María Chacón




Morillo de nuevo en Margarita.

Dueños los realistas ahora de Barcelona , solamente quedaba la isla de Margarita enarbolando su bandera de rebeldía en el Oriente y hacia ella se enfocaron una vez más los ojos retaliativos del Pacificador Morillo.Recordemos que en su carta-informe enviada por Brión desde Carúpano a El Libertador el 5 de junio de 1817, ( ver página 128) señalaba que: “la escuadra española há estado tres días frente de Margarita , ella se compone de veinte buques”…etc…etc. “y ahora está fondeada en Cumaná”.Es decir que a partir de ésa fecha, algún acontecimiento importante se debía esperar que sucediera por esos lados. Precisamente Brión se vió obligado a retirarse de Margarita y pasar a Carúpano no para huir de la marina realista sino para escapar a la furia de los margariteños revoltosos que al darse cuenta de la cercanía de tantos barcos realistas no podían entender ahora porque razón la muy superior escuadra patriota tuviera que marcharse. La realidad era que la escuadra patriota estaba saliendo yá para el Orinoco por órdenes de El Libertador.
Hasta que llegó el día. El 13 de julio al amanecer aparecíó en la amplia bahía frente a Punta de Mangles, una impecable formación naval española, compuesta de 3 corbetas, 5 bergantines, 5 goletas, 1 falucho, 4 flecheras y 2 cañoneras. Comandaba la escuadrilla, el capitán de fragata don José María Chacón ( ) llevando como segundo al capitán de fragata don Francisco de Paula Topete. Las corbetas eran : la “Diamante” (Chacón ), la “Descubierta”( Topete) y la “Carolina”.. Los bergantines eran: el “Cantabria”, la “Elena”, la “Carlota” la “Bailén” ( ) y la “Socorro”; y las goletas: “Mariana”, “Periñón”, “Felicidad”, “Flecha” y “Ferroleña” ( un bergantín-goleta). Ese día, cada una de las naves tomo su posición prevista delante del Puerto de Los Mangles y se procedió a hacer los sondeos necesarios previos a una operación de desembarco. La corbeta “Diamante” se ubicó a corta distancia del desembarcadero, lista para servir como plataforma artillera de apoyo al desembarco. Los demás buques (mayores y pequeños) formaron dos líneas paralelas y echaron las anclas a una distancia de media milla aproximadamente , listas para comenzar a cumplir con los procedimientos yá establecidos. El 15 de julio a primeras horas después de repartir el desayuno, se procedió a izar los pabellones de los buques, siguiendo las señales de la “Diamante” que cumplia funciones de nave insignia. A las ocho en punto se escuchó tocar 4 campanadas en cada buque y un disparo de cañón de la corbeta. Luego toques de clarín en cada buque mientras se izaba lentamente en el penol de las mesanas, el pabellón rojo y gualda de los realistas.Ese día se comenzaron a bajar a tierra, con todas las dificultades que se suponen en tan complicada operaciòn, los 3000 aguerridos soldados de Morillo y de Canterac. La columna de cazadores, cuatro compañías del Navarra al mando del brigadier Canterac y Morillo con el Burgos fueron los primeros en llegar a tierra y empeñarse en la lucha. Entretanto el resto de la división continuaba desembarcando.Existen sobre este importante evento, testimonios documentales de primera importancia. Uno de ellos es un interesantísimo trabajo preparado por Alfredo Boulton y publicado con mucha precisión ( en la revista Horizontes , de la línea aérea Avensa en su número 39 del año 1992). (*)


( *)Testimonio documental (Revista Horizontes N° 39 de 1992-Avensa )
El artículo de Boulton a decir verdad no tiene desperdicio. Se titula “Morillo en Margarita”. Comienza dicho artículo informando que : “En el Museo Naval de Madrid se encuentran tres láminas dibujadas al creyón y realzadas en acuarela que representan la flota del Pacificador General don Pablo Morillo, para ese entonces ya titulado Marqués de la Puerta y Conde de Cartagena. Esos tres dibujos, hechos por J.Espejo, quien se debe suponer formaba parte del equipo de Ingeniería Militar Técnica del Estado Mayor de Morillo, representa tres vistas de las isla de Margarita, al momento del segundo desembarco enemigo, en 1817.Ellas son: Punta de Mangles, cerca del Puerto Guamache, por donde, entonces, resolvió la flota desembarcar, debido acaso a lo aislado del lugar y contando con el efecto sorpresa que podía causar en el ánimo de los isleños.”
Dice más adelante el señor Boulton: “ La otra lámina es de la flota frente al Pueblo de La Mar” (Porlamar 23 de julio 1817) , ya efectuado el desembarco , para dirigirse a Pampatar con la intención de ladear el valle, situarse al pié del Cerro de Matasiete y llegar al Portachuelo”. Y continúa..”En ese intento por vencer el Castillo de Santa Rosa, en la Asunción, fue cuando se realizó la batalla que se conoce con el nombre del cerro” (de Matasiete). “Es bien sabido que la bravura y la resistencia de los isleños impidieron el avance de las tropas españolas, por lo que tuvieron que retroceder hasta Pampatar y dirigirse entonces por la costa bordeando el cerro de Copei, entrando por San Juan, y presentarse al oeste del Puerto del Norte, Juan Griego, como se representa en la tercera lámina.” Dice además el autor del trabajo: “Estas tres láminas son las primeras representaciones pictóricas que se tienen de Margarita, aparte de otras referencias cartográficas. Su dibujante, J.Espejo fue bastante minucioso, como era además su deber y su función, en describir los contornos del paisaje. En la vista de la flota , frente a Guamache, se observan los Cerros de Macanao , las Tetas de María Guevara, lo ralo de la vegetación y lo ancho y acogedor de la bahía. En la lámina de Juan Griego, mojada parte de la flota en la amplia bahía, en el lado izquierdo de la vista, tomada desde abordo , de oeste a este, figura nítidamente dibujado el pequeño cerro donde se hallaba el fortín y sobre el cual ondeaba nuestra bandera tricolor.” (8 de agosto de 1817)
Magnífico trabajo éste del historiador Alfredo Boulton.( Su artículo está complementado con fieles reproducciones de las láminas antes mencionadas). En tiempos en que no había sido inventada aún la fotografía, resulta emocionante repasar todos los detalles que el fino artista Espejo llegó a captar con sus magistrales pinceles. Interesante es observar en las láminas el aspecto majestuoso y limpio de los buques de guerra, en especial las corbetas y los bergantines, cada uno mostrando desnudos sus airosos mástiles y su intrincada cabuyería, Comparar por ejemplo las diferencias de tamaño y aspecto existentes entre los buques mayores, y las esbeltas goletas de guerra con sus dos mástiles y sus sencillas baterías artilleras y las” flacas” flecheras de aparente fragilidad portando un solo mástil y sus pequeños cañones montados en “colisa”. Y la corbeta “Diamante” vista en la distancia cerca de la costa, rodeada de nubes de humo, como bocanadas que se supone producen sus cañones al disparar para batir o ablandar las defensas de tierra, garantizando apoyo directo y protección oportuna a las fuerzas de desembarco. Lo más curioso de todo, es el órden y la precisión marinera que en primer plano se puede observar. Tal vez exceso de idealismo en un asunto que normalmente solía presentar fallas de coordinación y maniobras ejecutadas con retardos y equivocaciones. Aceptémos que las láminas surgieron de un boceto tomado a mano alzada y que la obra terminada fue producto de un trabajo mucho mas cuidadoso de arte y técnica pictórica donde el perfeccionismo del autor debió jugar un importante papel. Recuérdese otra vez, que en 1817 no existía la fotografía. ( ) Lo que si no se logra observar- curiosamente- es la presencia de velas desplegadas en ninguna de las naves mayores, ni marineros montados en sus arboladuras trabajando con algunas de ellas. Solamente en pocas naves de las de menor porte (flecheras) se pueden divisar algunas velas en uso, señal de que se están desplazando de un lado a otro, tal vez actuando como elementos de enlace En todas las demás naves se nota que están aferradas al ancla, reposando plácidamente en aguas tranquilas, sin ninguna clase de precaución por cierto. En este caso, há debido de mantenerse por lo menos un buque de guardia, con su velamen en posición de facha y sus tripulaciones listas para reaccionar contra cualquier incursión procedente desde el mar, considerando que en aguas cercanas operaban fuerzas navales enemigas. A menos que hubiese existido alguno de estos buques de vigilancia estacionado atrás, fuera del alcance visual del observador.
Una cañonera en primer plano, especie de piragua muy larga con su mástil sencillo y primitivo, portando en su cubierta un inmenso cañòn (de donde deriva su nombre) y una limpia tripulación de remeros perfectamente uniformados , cuyo número incluyendo al timonel no deja de totalizar por lo menos unos 50 efectivos.En el centro del cuadro-también en primer plano- una especie de pontón o gabarra, remolcadpor una lancha con remeros y colocados sobre dicho pontón tres cañones de campaña con sus respectivos barriles de pólvora, sus herramientas y sus cajones de granadas. Al lado de los cañones, soldados de artillería correctamente uniformados de un gris oscuro con sus morriones que muestran sus adornos ( crestas) de color rojo. Alrededor de ellos en el agua, otras diversas embarcaciones remolcadas, cargadas de soldados con rumbo a la costa. Y apenas visibles en las cubiertas de las corbetas y de los bergantines, muchos soldados parados en la borda, esperando posiblemente su turno para descender a los botes que deberán llevarlos a la playa. No se muestran indicios de que allí se estuvieran desembarcando caballos, cuando se supone que estos animales eran indispensables para cumplir ciertas tareas pesadas, para efectuar reconocimientos iniciales o por lo menos para remolcar las piezas de artillería con toda su impedimenta. El hecho que no se vieran en las láminas, no significa que no los hubieran llevado consigo.En esa época los buques de guerra de cierto tamaño solían tener en su interior “bodegas-establos” para transportar en ellas caballos, mulas o ganado de cualquier tipo. Era la única forma de traerlos desde Europa a América.
Cada lámina tiene grabada en el margen inferior su respectiva explicación del evento.La primera de ellas por ejemplo señala: “VENEZUELA. Vista del desembarco de tropas españolas en la Punta de Mangles en la Isla Margarita, a las órdenes del Teniente General Conde de Cartagena y Marqués de la Puerta, D. PABLO MORILLO, y las fuerzas navales a las del Capitán de Fragata D.JOSE MARIA CHACON, el 13 de julio de 1817 “.















miércoles, 8 de septiembre de 2010

ARMADA 97


Un resumen de la trayectoria de Morillo. De Venezuela a la Nueva Granada. y regreso.

Retrocedamos un poco en el tiempo: Recuérdese que Morillo, creyendo pacificada la Capitanía General de Venezuela decidió acudir al Nuevo Reino de Granada donde se requería su presencia. Abandonó a Caracas dejando a Salvador Moxó encargado de la Capitanía General y se embarcó con la escuadra de Enrile para dirigir su campaña, esta vez sobre las costas de Nueva Granada ocupadas por los insurgentes de ese país. El 30 de julio de 1815 impuso el bloqueo al puerto de Santa Marta y lo mismo hizo poco después con la estratégica plaza de Cartagena (agosto de 1815), la que después de soportar un largo y doloroso asedio, cayó en manos realistas en diciembre de 1815. Permaneció Morillo en Cartagena lo mínimo necesario para restablecer la autoridad realista, decidiendo transladarse al frente de sus tropas a la capital del Virreynato ( Santa Fé ) el 16 de febrero de 1816. Su avance desde Cartagena hasta Bogotá, por la vía de Mompox, Ocaña y Zipaquirá, duró hasta fines de abril de 1816 fecha en que toma posesión de la ciudad , evacuada dias atrás por las fuerzas neogranadinas (al mando de Servier y Santander), que decidieron retirarse hacia el sur (llanos de Casanare). Allí en Bogotá, Morillo fué protagonista de muchos episodios, injustos, crueles y sangrientos, escritos en la historia del nuevo Reino y que fueron narrados anteriormente.

Morales enviado a Venezuela.

Desde Bogotá, a sabiendas de la llegada de Bolívar a Margarita, y preocupado de las consecuencias que ese hecho pudiera tener en un futuro cercano, envió al brigadier Francisco Tomás Morales para que avanzando por la vía de Cúcuta, regresara a Venezuela a enfrentar los brotes de insurgencia que allì estaban renaciendo inspirados por la presencia de Bolívar.. Morales era el hombre indicado para esta tarea, considerando su vasta experiencia militar en Venezuela y su probada fortaleza de carácter frente a casos de difícil solución. Respecto a él diría Morillo que: “su persona era un socorro que equivalía a algunos batallones”.

Al partir Morales desde Bogotá, llevaría consigo solamente al batallón “Primero del Rey”, unidad formada por contingentes puramente criollos, a los que debía reforzar en el camino en la medida que avanzara hacia el centro de Venezuela, incorporando nuevos efectivos. Morales desde Cucuta pasó a Maracaibo y después a Coro, ciudades consideradas siempre como tradicionales bastiones realistas. Emulando a su predecesor Monteverde desde Coro se aventuró en “ tierra de nadie” , avanzó sin mayores dificultades sobre Carora, Barquisimeto, San Carlos y muy pronto se encontraba en Valencia, desde donde podía ahora iniciar sus preparativos para enfrentar a Bolívar donde quiera que éste apareciese. Y muy pronto como Morales esperaba, se le apareció Bolívar, desembarcando en Ocumare de la Costa el 6 de julio de 1816. Ya conocemos lo que sucedió en Ocumare, todo un desastre estratégico. La oportuna presencia del bravo Mac Gregor y su legendaria "marcha de los seiscientos harapientos" hacia el sur cruzando los llanos, pudo compensar en mucho las pérdidas de Ocumare de la Costa. La guerra se traslada a oriente, los realistas de Morales de perseguidores se convierten en perseguidos y al final se repliegan, Bolivar desembarca triunfante en Margarita, después domina en Barcelona hasta que por tardanzas de Mariño se pierde la Casa Fuerte, Piar, en ausencia de Bolívar se dirige por su cuenta a Guayana , pone sitio a Angostura y logra derrotar a La Torre en San Félix,. Bolívar a su regreso de Los Cayos de Haití, se presenta oportunamente en Angostura, asume el mando supremo y con los auxilios de la armada de Brión empieza a consolidar la Tercera República .


A Morillo, lo habíamos dejado en Bogotá, la capital del Virreynato. Podemos señalar que al personaje le desagradaba sobremanera tener que intervenir personalmente en asuntos de administración, gobierno, diplomacia y política. Esos papeles que en estos campos debía desempeñar, los cumplía por pura necesidad y a regañadientes . Le disgustaban mucho las zalemas y la adulancia extrema que eran características de la vida cortesana y desabrida de la sociedad mantuana y colonial, que él mismo, públicamente solía calificar como manifestaciones falsas y oportunistas. Sus preferencias como soldado rudo y profesional estaban en hacer la guerra y en vivir sumergido en las rutinas de campaña, compartiendo a la par con sus tropas los peligros, penurias, fatigas y sufrimientos que constituyen la vida del soldado común. Era esa la personalidad del soldado Morillo, un tropero por excelencia.


Recuérdese que en persecución de las reliquias del ejército neogranadino que se retiraba en desorden y apresuradamente hacia los llanos de Casanare, envió a su segundo en el mando el brigadier don Miguel de La Torre. Desde esos llanos, cualquiera que fuesen los resultados de la campaña, el brigadier La Torre debería penetrar hacia Venezuela por el alto Apure siguiendo un curso paralelo a los ríos principales de esa región, vale decir el Arauca , el Meta y el Apure donde ahora se comenzaba a destacar “el cabecilla Páez”y hacia quien acudían en su retirada los restos de las tropas neogranadinas. Contra ese foco estaban dirigidos ahora los esfuerzos de Morillo, que muy deseoso de regresar a Venezuela ,donde la situación se tornaba otra vez peligrosa, se comprometió a seguir los pasos de la Torre a lo largo de su ruta de avance, y proyectaba reunirse con éste en la primera oportunidad. En efecto, el Pacificador quiso permanecer en Bogotá solo seis meses, hasta el 20 de noviembre de 1816 cuando decidió definitivamente partir hacia el sur a encontrarse con La Torre como lo había planeado. Dejó encargado del mando en el Virreinato de Nueva Granada al anciano general don Juan de Sámano resguardado por muchas de las tropas que Morillo había traído desde España el pasado año de 1815.


Ya sabemos lo que sucedió con La Torre. Su campaña de Guayana terminó en un completo fracaso y lo vemos regresando de su periplo en completa derrota , arribando por mar a Cumaná donde presenta sus cuentas a un Morillo que yá no las tiene todas consigo. Morillo después de recibir de La Torre los desastrosos informes de su campaña lo destaca a comandar una division en los llanos centrales. Sabe que La Torre cumplió con sus deberes de soldado hasta lo mas profundo de sus habilidades. Nunca llegó hasta ahora a faltar a sus deberes y aunque derrotado en varias oportunidades, eso no se debió a sus fallas como comandante sino a la superioridad del enemigo en esos teatros de operaciones. Así lo reconoció Morillo.


Morillo tenía un muy especial interés en regresar a Margarita. Soñaba con castigar la infidencia de ese pueblo rebelde, a quien años atrás había perdonado con cierto dejo de nobleza. No podía olvidar la ingratitud de Arismendi a quien Morillo creyó dominado de un sincero arrepentimiento, pese a las objecciones de Morales. Sinembargo Arismendi, genio y figura de la simulación, tenía sus lealtades fijas en otra dirección. La libertad de la Patria estaba primero que sus promesas oportunistas de sumisión al Rey de España. Esa acción de los margariteños le quitaba el sueño al Pacificador. Creyó pues necesario, como punto de honor regresar a la isla, y someterla ahora en forma contundente, sin miramientos ni consideraciones. Preparó detalladamente una segunda invasión con el apoyo masivo de la armada realista que operaba con éxito en los mares de Costa Firme. Mientras se desarrollaban las operaciones pacificadoras en Margarita, La Torre sufría un asedio constante en Guayana , mientras que el Almirante Brión se apoderaba del Orinoco obligando a La Torre a abndonar el teatro de manera casi desastrosa.


Hasta aquí el resumen. Analicémos de aquí en adelante, las operaciones de Morillo en Margarita en 1817 y los resultados de su campaña.















martes, 11 de mayo de 2010

ARMADA 96

Bahía de St.Georges, Isla de Granada (izq)
Brigadier Miguel de La Torre (der)

Destino final de la superviviente escuadrilla realista.

El día 5 de agosto llegaron los buques al Caño Grande. En Punta Barima conferenció el general La Torre con los capitanes de algunos buques y acordaron dirigirse a la isla de Granada por ser una de las mas cercanas y donde podrían obtener los recursos necesarios para continuar su navegación.
El 6 de agosto el convoy terminó de pasar la barra y el 7 lograron divisar algunos barcos ingleses, pesqueros en su mayoría. Cerca de la isla de Tobago una balandra inglesa se acercó y les ofreció en venta algunos suministros, harina y bacalao. El día 8 de agosto llegaron al frente de la bahía de Saint Georges en Granada y se mantuvieron a distancia prudencial esperando autorización de las autoridades de la isla.
Por razones de seguridad sanitaria no se les permitió la entrada en ese momento pero se les facilitó sinembargo la obtención de víveres y otras necesidades. La Torre entretanto aprovechó para despachar a su Jefe de Estado Mayor ( coronel don Esteban Diaz) a la cercana isla de Margarita con el propósito de informar desde allí a Morillo sobre los últimos acontecimientos.

El día 12 en Granada y en todas las posesiones británicas, se celebraba el cumpleaños del Rey (Jorge III de Inglaterra) y al dispararse los 21 cañonazos de la plaza en su honor, a ellos se unió como era costumbre la “Merced”por ser el buque insignia de la escuadrilla. Fue necesario declarar en cuarentena el bergantín “Triunfador” por haberse muerto el comandante del mismo buque a consecuencias de una enfemedad contagiosa (vómito negro). Haciendo ésto se evitarían complicaciones con las autoridades inglesas.

El 14 de agosto La Torre decidió enviar todos los emigrados civiles a Puerto Rico en los buques “Triunfador”, la “Guadalupe” y la “Victoria”. Era una forma apropiada de disminuír la presión y sustraerse a la gran responsabilidad de atender a civiles enfermos, inútiles y totalmente desmoralizados. El 30 de agosto, por fin; llegaron enviados por Morillo desde Margarita, la corbeta “Descubierta” (capitán de fragata Francisco de Paula Topete) y el bergantín “Periñón” ( teniente de navío Juan Gavaso) y con ellos regresaba de su comisión el coronel Esteban Díaz. Este oficial traía consigo algunos documentos emitidos por Morillo recientemente en Margarita. El 7 de septiembre se publicaron dentro de los buques de la flotilla, los oficios del Capitán General (Morillo) declarando en estado de bloqueo las Bocas del Orinoco , las costas de Güiria y la Costa Firme hasta Margarita.

El gobernador inglés de Granada era a la sazón el General Phineas Riall. El día 10 de septiembre dicho mandatario autorizó por fin con ciertas condiciones el desembarco de los españoles del maltrecho convoy. Cumpliendo con una cortesía muy británica, Riall invitó al brigadier La Torre y algunos de sus oficiales a una comida formal en su residencia, donde se hizo gala del exquisito estilo de vida social de los militares británicos en sus colonias de ultramar.

El día 12 de septiembre zarparon los buques españoles con destino a Cumaná. Eran 10 los que quedaban después de las comisiones enviadas a Puerto Rico . Una balandra inglesa los escoltó hasta algunas millas afuera.El día 15 de septiembre llegaban a Cumaná donde se presentaban al general Morillo. Después de alguna reorganización en dicho puerto, volvió a zarpar el convoy esta vez con destino a La Guaira a donde arribó el día 25 en la noche.
La Torre subió inmediatamente a Caracas, para recibir instrucciones con respecto a la disposición de sus tropas. La terrible campaña de La Torre en Guayana llegaba a su fin. Su competente liderazgo había logrado que los daños sufridos fueran los menores posibles dentro de las circunstancias. Las tropas que habían sobrevivido la campaña fueron distribuídas convenientemente. Algunas unidades quedaron en Caracas y otras fueron asignadas a reforzar la guarnición de Puerto Cabello.

En octubre de 1817, el brigadier La Torre fue nombrado Comandante General de la 1ª Divisiòn en reemplazo del Coronel Juan de Aldama. La sede de ésta división estaba ubicada en la plaza de El Sombrero, en los llanos del Guárico.

miércoles, 5 de mayo de 2010

ARMADA 95




La guerra de abordaje entre los patriotas del Orinoco.

Los marinos de Brión después de haber capturado cerca de Los Frailes (el 1º de mayo de 1816) al bergantín realista "Intrépido”,le tomaron el gusto a los abordajes.
Aquella incipiente artillería "parapeteada" a bordo de esos pequeños buques no constituía una amenaza decisiva para un verdadero buque de guerra,los cañones eran medianamente eficaces solo cuando se les disparaba a corta distancia, siendo sus montajes tan precarios e inestables, que era muy difícil acertar sobre el blanco escogido. Además los artilleros eran por regla general, marineros o soldados aprendices, escogidos casi a mano alzada, cuya experiencia si es que tenían alguna,todavía no se había desarrollado lo necesario. A falta de pan buenas son tortas.

Arte y ciencia?
La artillería –aun en sus primitivos comienzos-fué un arte y una ciencia. Apuntar directamente desde un buque en movimiento contra otro buque en movimiento, no garantizaba impacto en lo más mínimo. Para dar en el blanco(de un móvil a otro móvil) era menester solucionar sobre la marcha un problema de cinemática algo complicado, a menos que el disparo se hiciera "a boca de jarro”, que era como pegarle un tiro al suelo.
En tierra ( en Punta Cabrián) donde los cañones estaban firmes en su emplazamiento, probablemente el problema de la puntería era menos difícil. Aunque también en estos casos,algunos ajustes debían hacerse para compensar entre otras cosas: el movimiento del blanco,la acción del viento sobre el proyectil y los efectos de la elevación del cañon con respecto al alcance o distancia que se quería lograr. En lugar de apuntar exactamente al blanco enemigo, era necesario "tirarle adelante" como se hace con los conejos cuando se les caza a la carrera, o cuando se practica el deporte de tiro al platillo, donde la escopeta se apunta hacia una posición avanzada.
Todo el mundo no servía para artillero. Cuando el convoy de La Torre escapó navegando el Orinoco aguas abajo, recibió varios impactos de la abundante artillería de Brión. Pero la gran mayoría de los disparos no dieron en el blanco, lo que demuestra cierta incompetencia de los cañoneros.
Como espectáculo era algo muy llamativo, las bocanadas de humo, los contínuos fogonazos, el estruendo ensordecedor, pero la mayoría de las balas de hierro de diferentes calibres, acuatizaban en medio del canal levantando las clásicas columnas,sin golpear a nadie en particular. "Los insurgentes no pegan ni con engrudo". Así lo manifestaban burlonamente los mismos españoles a quienes habían estado destinadas en principio esas descargas. En honor a la verdad, la mayoría de los tiros se perdieron, los menos dieron en el blanco,por casualidad como el burro de Iriarte.

Abordajes sí!
Lo que si dió resultado esta vez fué la ejecución de abordajes a diestra y siniestra. Para abordar lo único que debia hacerse era dirigir la proa lo mas directamente posible contra el costado del objetivo. Que se rompiera la proa del barco propio eso no importaba mucho por los momentos, después se podría reparar.Lo importante era lograr el contacto rápidamente con el buque enemigo, pegársele a un costado como una sanguijuela, lanzar los rezones y garapiños, para luego proceder a montarse rápidamente sobre el barco enganchado sin esperar por el permiso de los dueños.
Brión había dictado instrucciones para que todas sus tripulaciones se adiestraran sin descanso en ese tipo de combate y eso se cumplía al pié de la letra. A bordo de cada buque existía por órdenes del Almirante un grupo considerable de marineros o infantes de marina conocidos como el “destacamento de abordaje”, cuya tarea era trepar por la borda de cualquier buque enemigo, abrirse paso hacia las cubiertas y los castillos repartiendo acero y plomo por todos lados. Estos grupos sabían desempeñar su trabajo con maestría.
El arma preferible para ellos era el “machete de abordaje”, instrumento tan afilado que podía rebanar un cabello en el aire. Los abordadores no deberían tener escrúpulos ni temerle a la sangre derramada. Es verdad que en esos tiempos y en ese tipo de guerra se derramaba mucha sangre. Destruír al enemigo en una cerrada pelea a machete era el mejor reto de un guerrero,y una gran oportunidad para distinguirse. Nadie debía detenerse a recoger a los muertos o a los heridos.Lanzarlos al agua era la consigna predominante, sin consideraciones de rango, religión o apariencia.
Visto de un solo lado parece una acción bárbara y cruel y en verdad lo era. Pero nunca se debe ésto considerar como un asesinato a sangre fría. Recuérdese que el enemigo enfrente no era precisamente manco, mucho menos un niño de pecho. Sabía defender su territorio con tanta ferocidad como la que mostraban los atacantes, y contaban además con la ventaja de pelear en su patio y con la obligación de salvar su barco, su propia vida y la de sus compañeros.
Al sentirse abordados, los defensores de un buque prácticamente "saturaban" las cubiertas con fuego de fusiles y armas cortas, disparaban los pedreros y las carronadas que habían sido emplazadas en posiciones adecuadas para poder cubrir con sus mortíferas cargas de metralla, aquellos lugares por donde ya preveían que habrían de avanzar los atacantes. En resúmen,abordar un buque enemigo no era ninguna “mantequilla”, se necesitaba una buena dosis de arrojo y valentía.
Una característica de los combates cuerpo a cuerpo durante los abordajes, era la prohibición de pedir o dar cuartel. Después de comenzada la pelea, era difícil pararla y no había chance alguno para estar con negociaciones.
La oportunidad de rendirse la tuvieron antes, podían haber arriado la bandera del buque y soltado las armas,pero no habiéndolo hecho oportunamente,debían entonces someterse a las leyes de la guerra y atenerse a las consecuencias. Ahora,
en pleno zafarrancho, era demasiado tarde para conversar.
Solamente los capitanes estaban autorizados para imponer o aceptar condiciones, y nadie más que ellos. Si alguien lograba salvarse de la carnicería, era porque se había ocultado en alguna bodega o procuraba que por pura casualidad se les reconociese como “no beligerantes”. Jóvenes músicos, enfermeros, doctores y capellanes se ubicaban por lo general en esa categoría, siempre y cuando se presentaran sin armas en la mano y portando a la vista algún indicativo de no combatiente. Quien mañosamente, para salvarse pretendiera suplantar a alguno de los nombrados y fuera descubierto en su tramposería, era colgado por el cuello en el penol de popa hasta que dejara de patalear, en cuyo momento se arriaba con toda delicadeza y se echaba al agua, para beneplácito de tiburones o caimanes. Así eran las reglas.

domingo, 2 de mayo de 2010

ARMADA 94






Goleta(arriba) Zafarrancho en cubierta de un buque francés (centro) Corbeta "Atrevida" (abajo)



Característica de los combates navales.
No se debe pensar esta vez que en el Orinoco pudiera cumplirse la clásica formalidad de las batallas navales,las famosas y de épocas mas o menos recientes, digamos por ejemplo la de Trafalgar, donde las líneas de batalla formadas por veinte o treinta navíos gigantescos(en cada partido),erizados de artillería de grueso calibre,con gran poder destructivo,se enfrentaban decididamente intercambiando sus mortíferas andanadas.
En este caso no se pensaba ya demasiado en los abordajes,que en caso de llegar a producirse eran considerados como una operación secundaria de remate, destinada a capturar buques rendidos o desmantelados, cuya capacidad de fuego se consideraba yá totalmente anulada.
La preferencia de los almirantes de la época era hundir a los buques enemigos limpiamente, a punta de cañonazos y en la mayor cantidad posible. Algunos marinos(los ingleses sobre todo) consideraban el abordaje como una táctica primitiva, de siglos atrás (Lepanto por ejemplo) y solían compararla con un acto de guerra sucia y de ordinarismo extremo,”más apropiada para piratas y renegados que para caballeros del mar”(*)

Los buques en la guerra de independencia.
Aquella forma elegante de combatir no era- por nada del mundo- aplicable en las escaramuzas navales de la guerra de Independencia en Venezuela. Llamarlas “batallas” era casi siempre una exageración. Refriegas o zafarranchos eran términos más apropiados en cada caso. Los buques que en estos combates participaban no eran los navíos de línea de 50 cañones por banda , sino embarcaciones relativamente pequeñas y escasamente dotadas de artillería, eso cuando la tuvieran. Por lo general eran naves de tercera clasificación,corbetas, bergantines o goletas en ese mismo órden.

Fragatas.
Una fragata, a pesar de no ser clasificada como "buque de línea” era considerada una nave muy superior a las antes nombradas, era utilizada preferiblemente como nave de escolta para formaciones importantes, y como buque de patrulla y exploración avanzada. En las expediciones de Morillo, durante sus invasiones a Margarita (q.v),no figuró ninguna fragata, fueron las corbetas los buques principales dentro de la escuadra (excepción hecha del navío San Pedro Alcántara, que vino como buque insignia y terminó hundiéndose en la isla de Coche poco después de su llegada).

Corbetas.
Como buques de guerra eran magníficas las corbetas, poseían suficiente capacidad de fuego, eran ágiles, ligeras, auto suficientes y muy maniobrables. Por su poco calado eran muy apropiadas para acercarse a las costas consideradas de aguas someras y estaban capacitadas para atracar en la mayoría de los puertos de la llamada Costa Firme.

Bergantines.
A las corbetas le seguían en categoría los bergantines. Ellos sí que fueron los verdaderos “caballitos de batalla” casi con la misma capacidad guerrera de las corbetas pero de operación mucho menos complicada que aquellas, ágiles, airosos y mejor maniobrables.Eran los barcos favoritos de piratas y filibusteros, por su gran velocidad que les permitía escapar fácilmente de navíos y de fragatas.Aunque no fueran empleados específicamente en la guerra,se les permitía estar armados con diez o doce cañones para su propia defensa. Se usaban normalmente como buques mercantes,aunque también eventualmente para practicar la guerra de corso. En los combates del Orinoco, los bergantines más que las corbetas fueron las estrellas de la acción. Además, por el hecho de contar con una construcción sólida, menos sofisticada y posiblemente más rústica,operar con ellos resultaba mucho más económico. A los marinos de guerra al principio de sus carreras, les encantaba servir a bordo de los bergantines.

Goletas.
Las goletas ocupaban el último escalón dentro de la III categoría de buques de guerra y se les llegó a considerar como un bergantín menor(bergantines –goletas), dependiendo sobre todo de la capacidad artillera que se les pudiera instalar abordo(**). Las goletas se preferían como buques de carga y de transporte, rompedoras de bloqueo y muy fáciles para escabullirse a la persecuciòn de buques mayores. En los combates del río Orinoco llegaron a constituír armas muy eficaces, y su presencia continuó permanente en el río hasta los comienzos del siglo XX cuando las goletas mercantes eran el medio más confiable para el intensivo comercio entre Guayana y la isla de Trinidad, donde se completaban los enlaces con las modernas líneas europeas de vapores que llegaban a la isla, repletas de pasajeros y mercancías destinadas a Venezuela.
Como dato curioso,-aunque usted no lo crea- en los años del auge minero en el territorio Yuruary ( l860 -1880), muchos empleados extranjeros de las minas, preferían mandar a lavar su ropa y lencería al puerto de Bristol en Inglaterra seguros de poderlas recibir impecablemente presentada en un período muy corto de tiempo (un mes a mas tardar).

Buques sutiles.
Por debajo de las goletas existían otros buques de menor categoría que servían también muy eficazmente para la guerra, entre ellas las balandras, cañoneras , flecheras, bongos, guairos, lanchas caladoras , esquifes etc.
Estas embarcaciones se enmarcaban dentro de la categoría de "buques sutiles", expresión inventada por los marinos españoles de México en los tiempos de la conquista de Hernán Cortés, cuando una flotilla de "bergantines de orilla” construídos ahí mismo, fué útilizada para invadir la ciudadela azteca de Tenochtitlán, ubicada en el centro de un lago. El término "sutil" del latin "suter" (diminuto)llegó a pegar y se popularizó después en todas las colonias españolas.
La formación de escuadrillas sutiles fué una brillante idea. Sutiles por lo pequeño en tamaño, sutiles por lo fácil de manejar, y sutiles por su capacidad para infiltrarse silenciosa y letalmente, golpeando,y escapando sin demasiada ostentación,sin peligro de varaduras a lo largo de caños, marismas y manglares, donde era muy improbable ser detectados, perseguidos o interceptados por los buques de una marina regular,hechos para patrullar en aguas mas profundas y menos confinadas, con la ventaja adicional para los sutiles, de que sus costos de operación eran-comparativamente- muy pequeños.
En Venezuela, en los tiempos de la Independencia, llegaron a organizarse ( para ambos bandos) escuadrillas sutiles en el Lago de Maracaibo, en el de Valencia y en la parte navegable de los ríos Orinoco, Apure, Meta , Arauca., Portuguesa y Guárico.

(*) Sin embargo, los mas famosos almirantes llegaron a escalar esa jerarquía, no por comportarse como "hidalgos caballeros" que peleaban a distancia sino como arriesgados asaltantes, que al frente de un puñado de marineros y soldados, sable y pistola en mano se precipitaban sobre los barcos enemigos para rendirlos en combate cuerpo a cuerpo y adueñarse de ellos. Lord Horacio Nelson fué uno de esta clase.
Apresar un buque enemigo por medio de un abordaje tenía una connotación heroica y seguramente un reconocimiento honorífico,que podía incluír ascensos y otras prerogativas,pero también existía una motivación económica no menos llamativa. Un buque enemigo capturado era una presa de mucho valor, que después del remate final permitía conceder a los apresadores directos,una considerable y lucrativa participación en la recompensa. Como se vé, no todo se hacía por puro amor al arte.

(**)La artillería que se instalaba a bordo de estas pequeñas naves tenía la particularidad de estar compuesta por cañones pequeños, instalados sin demasiadas reglas del arte, donde se pudiera encontrar un espacio apropiado y sin muchos tecnicismos, a veces amarrados burdamente con mecates. Su potencia como arma era por lo general poco eficiente, su alcance muy limitado y no se respetaba mucho la uniformidad de calibres, lo cual era problemático. Sin embargo, como arma defensiva era excelente. Uno de esos cañones cargados con "metralla" que significaba entre otras cosas, tornillos, clavos oxidados, tuercas, pedazos de botella, piedras, platos rotos, caracoles, huesos de animales,cadenas, ladrillos, plomo tigrero, zapatos viejos, hebillas, y todo lo que se pudiera allí meter. Al disparar este revoltillo a boca de jarro contra una partida de abordadores,de seguro que producía una horrorosa masacre. Por eso les tenían terror, si no morían de las heridas, morían de la infección. También existían los botes de "metralla formal", que no estaban preparados con esas porquerías de que se habló anteriormente, sino que eran unos saquetes forrados en tela, brillando de limpieza pero llenos de unos perdigones grandes de plomo, traidos de Alemania a los que llamaban "shrapnel", y que se usaban solamente en ocasiones especiales.

viernes, 30 de abril de 2010

ARMADA 93



Evacuación definitiva de Guayana. Combate de Cabrián. Persecución Naval
La Torre tomó una final decisión. Esta vez procedería a evacuar a todos los efectivos españoles paisanos y militares guarecidos en las fortalezas abriéndose paso con los buques a través de la barrera instalada por Brión.
El 1º de agosto muy temprano comenzaron a cargar los buques. El día 2 de agosto se terminó el embarque de los equipos y en la noche del mismo día se procedió con mucha cautela a embarcar parte de la tropa que había llegado de Angostura.
Los patriotas se dieron cuente de la maniobra,un fugado les llevó la noticia. Esa misma noche atacaron masivamente a los puestos avanzados, no lograron ningún progreso porque fueron contenidos allí con fuego muy nutrido.
A media mañana del 3 de agosto de 1817 se terminaron de evacuar los últimos soldados que guarnecían los castillos, y al anochecer comenzó el embarque generalizado del personal civil, en forma mas o menos organizada bajo la dirección personal del mismo La Torre, quien con su presencia trataba de conservar la disciplina y el órden.

La Torre dá la órden de partida.
Terminado el embarque se dió a la escuadra realista la órden de partida. Reforzada ahora con los buques del apostadero de Guayana se veía más fuerte y más poderosa. Contaba ahora la escuadra con una corbeta (la “Merced”)( * ), ocho goletas, un bergantín (el “Casanova”), una polacra (la “Carmen”), un guairo, una balandra, seis cañoneras, cuatro flecheras una bombarda y mas de doce buques de transporte mayores y menores.
Desde el inicio se adoptó una formación de dos columnas paralelas,colocándose los barcos artillados a la derecha para cubrir y proteger a los buques desarmados que avanzaban en la columna de la izquierda.
Los castillos fueron ocupados el mismo día por las tropas patriotas al mando del general José Antonio Anzoátegui.

La desbandada de Cabrián.
En lo más estrecho del canal frente a Punta Cabrián,se encontraban alineados como jauría, los buques de la escuadra de Brión esperando confiados pero alertas el inevitable acercamiento de la flotilla realista, para finalmente abalanzarse sobre ella con todo su poder de combate.
El interés de los realistas (como era lógico) no estaba esta vez centrado en combatir,sus intenciones eran escapar lo mejor posible de ese infierno y la única manera era infiltrándose por el centro de la línea patriota,tratando de encontrar a toda costa,una salida expedita por cualquiera de los brazos del delta.
Por voluntad de los patriotas, los transportes y otros buques menores fueron dejados pasar sin mayores restricciones, pero los buques de guerra sí que fueron atacados con fuego por su frente y por su costado derecho(cubierto totalmente por el fortín). Los realistas no se mostraron indiferentes ni ociosos, también supieron contestar el fuego con apropiada eficiencia y con gran intensidad.
Allí en Cabrián se empeñó la lucha. El buque insignia de los realistas llevó el peso mayor del combate,la corbeta “Merced” (algunos la llamaban fragata), recibió muchos impactos de la artillería patriota,resultando gravemente herido a su bordo el comandante de la escuadra, capitán de fragata don Fernando Lizarra (perdió las dos piernas), también el capitán Sunoca(patrón de la corbeta mercante) gravemente herido y muchos tripulantes más.
Sobre éste jefe (Lizarra-un marino profesional) recaía la total responsabilidad de la operación naval,una acción que pese a presentar muchas fallas logró su cometido de salirse de la trampa. Al ser herido, parece que se perdió la temporalmente la cadena de mando, no hubo quien tomara la sucesión oportunamente, tal vez por fallas de comunicación o porque no hacía falta. Para colmo o para ventaja, un gran temporal se desató durante casi todo el día, provocando que el esquema táctico de ambos lados se desorganizara notablemente.
Como no se había establecido un código de señales( * ) que fuera aplicable en plena "melee", no fue posible restablecer la disciplina entre tanta confusión reinante.
Muy difícil fué que Lizarra (o cualquier otro) pudiera a distancia controlar a los capitanes de los transportes, quienes por regla general eran personas civiles, muy poco acostumbrados a las acciones de guerra y menos a las disciplinas de convoy, ademas de viajar repletos “hasta el tope” con emigrados civiles (hombres, mujeres y niños) aterrorizados y enfermos, que ante el fragor de la batalla,que era algo novedoso y desconocido para ellos, solo alcanzaban a gritar enloquecidos presas de un pánico atroz, interfiriendo gravemente en las maniobras evasivas que intentaba efectuar la tripulación.

Sálvese quien pueda.
A falta de otro recurso,los capitanes optaron por lo que en esos momentos era más aconsejable, buscar su salvación en una huída desaforada por donde fuera posible hacerlo, en lugar de procurar su seguridad como há debido ser, pegándose muy cerradamente a los buques grandes de guerra que con su artillería habrían podido ofrecerles una razonable protección, tal como habían sido las instrucciones previas .
Los buques menores que se quedaron rezagados, fueron cacería fácil para las flecheras de los patriotas, que como es natural mostraban un especial interés por adueñarse del cargamento que aquellos tansportaban.

Persecución sin tregua hasta el mar.
Además del combate en Cabrián donde los patriotas lograron apresar un bergantín y tres goletas, la persecución continuó sin tregua durante todo el día y durante la noche del 3 de agosto.
Frente a la isla de “Tórtola”, dos buques de Brión atacaron de nuevo a la corbeta insignia “Merced”, a la polacra “Carmen” y a otros pequeños buques (flecheras) que les servían de escolta. Otro violento encuentro se produjo frente a la isla de Sacupana el día 4 de agosto,otro en Imataca, y otro en Boca Grande, frente al promontorio de Punta Barima.
Aún después de cruzar la barra y salir al mar, el hostigamiento continuó incesante. Los patriotas lograron capturar las goletas “Baguier” y “Dolores”, que fueron remolcadas más tarde a la bahía de Cabrián.
El total del botin apresado por la escuadra de Brión fue inmenso, incluyó a “grosso–modo” 14 buques entre mayores y medianos, muchas embarcaciones menores, 73 cañones, 330 fusiles, y una considerable cantidad de dinero de plata y oro, que se dice había sido propiedad de los misioneros de Guayana y que se intentaba extraer del lugar.
A pesar del caos reinante y la dureza de los combates,una gran parte de la escuadra realista y el convoy con la emigración,lograron aunque muy golpeados, abrirse paso hasta el mar. Más adelante veremos cual fué su destino posterior.

Pérdidas realistas.
Las bajas realistas en estos encuentros fuéron de 280 muertos y 300 heridos.Unos173l efectivos quedaron bajo custodia,en calidad de prisioneros de guerra.No existe conocimiento del destino de dichos prisioneros, pero aparentemente la gran mayoría de ellos, siendo criollos fueron incorporados como reclutas en el ejército republicano o como marineros muy necesitados en la escuadra de Brión,sin necesidad esta vez de practicar crueles ejecuciones. El gobierno de la República se estabilizaba considerablemente en Angostura, designada capital, mientras que el control del río Orinoco quedaba -desde ahora- garantizado por el Almirantazgo.


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