viernes, 30 de abril de 2010
ARMADA 93
Evacuación definitiva de Guayana. Combate de Cabrián. Persecución Naval
La Torre tomó una final decisión. Esta vez procedería a evacuar a todos los efectivos españoles paisanos y militares guarecidos en las fortalezas abriéndose paso con los buques a través de la barrera instalada por Brión.
El 1º de agosto muy temprano comenzaron a cargar los buques. El día 2 de agosto se terminó el embarque de los equipos y en la noche del mismo día se procedió con mucha cautela a embarcar parte de la tropa que había llegado de Angostura.
Los patriotas se dieron cuente de la maniobra,un fugado les llevó la noticia. Esa misma noche atacaron masivamente a los puestos avanzados, no lograron ningún progreso porque fueron contenidos allí con fuego muy nutrido.
A media mañana del 3 de agosto de 1817 se terminaron de evacuar los últimos soldados que guarnecían los castillos, y al anochecer comenzó el embarque generalizado del personal civil, en forma mas o menos organizada bajo la dirección personal del mismo La Torre, quien con su presencia trataba de conservar la disciplina y el órden.
La Torre dá la órden de partida.
Terminado el embarque se dió a la escuadra realista la órden de partida. Reforzada ahora con los buques del apostadero de Guayana se veía más fuerte y más poderosa. Contaba ahora la escuadra con una corbeta (la “Merced”)( * ), ocho goletas, un bergantín (el “Casanova”), una polacra (la “Carmen”), un guairo, una balandra, seis cañoneras, cuatro flecheras una bombarda y mas de doce buques de transporte mayores y menores.
Desde el inicio se adoptó una formación de dos columnas paralelas,colocándose los barcos artillados a la derecha para cubrir y proteger a los buques desarmados que avanzaban en la columna de la izquierda.
Los castillos fueron ocupados el mismo día por las tropas patriotas al mando del general José Antonio Anzoátegui.
La desbandada de Cabrián.
En lo más estrecho del canal frente a Punta Cabrián,se encontraban alineados como jauría, los buques de la escuadra de Brión esperando confiados pero alertas el inevitable acercamiento de la flotilla realista, para finalmente abalanzarse sobre ella con todo su poder de combate.
El interés de los realistas (como era lógico) no estaba esta vez centrado en combatir,sus intenciones eran escapar lo mejor posible de ese infierno y la única manera era infiltrándose por el centro de la línea patriota,tratando de encontrar a toda costa,una salida expedita por cualquiera de los brazos del delta.
Por voluntad de los patriotas, los transportes y otros buques menores fueron dejados pasar sin mayores restricciones, pero los buques de guerra sí que fueron atacados con fuego por su frente y por su costado derecho(cubierto totalmente por el fortín). Los realistas no se mostraron indiferentes ni ociosos, también supieron contestar el fuego con apropiada eficiencia y con gran intensidad.
Allí en Cabrián se empeñó la lucha. El buque insignia de los realistas llevó el peso mayor del combate,la corbeta “Merced” (algunos la llamaban fragata), recibió muchos impactos de la artillería patriota,resultando gravemente herido a su bordo el comandante de la escuadra, capitán de fragata don Fernando Lizarra (perdió las dos piernas), también el capitán Sunoca(patrón de la corbeta mercante) gravemente herido y muchos tripulantes más.
Sobre éste jefe (Lizarra-un marino profesional) recaía la total responsabilidad de la operación naval,una acción que pese a presentar muchas fallas logró su cometido de salirse de la trampa. Al ser herido, parece que se perdió la temporalmente la cadena de mando, no hubo quien tomara la sucesión oportunamente, tal vez por fallas de comunicación o porque no hacía falta. Para colmo o para ventaja, un gran temporal se desató durante casi todo el día, provocando que el esquema táctico de ambos lados se desorganizara notablemente.
Como no se había establecido un código de señales( * ) que fuera aplicable en plena "melee", no fue posible restablecer la disciplina entre tanta confusión reinante.
Muy difícil fué que Lizarra (o cualquier otro) pudiera a distancia controlar a los capitanes de los transportes, quienes por regla general eran personas civiles, muy poco acostumbrados a las acciones de guerra y menos a las disciplinas de convoy, ademas de viajar repletos “hasta el tope” con emigrados civiles (hombres, mujeres y niños) aterrorizados y enfermos, que ante el fragor de la batalla,que era algo novedoso y desconocido para ellos, solo alcanzaban a gritar enloquecidos presas de un pánico atroz, interfiriendo gravemente en las maniobras evasivas que intentaba efectuar la tripulación.
Sálvese quien pueda.
A falta de otro recurso,los capitanes optaron por lo que en esos momentos era más aconsejable, buscar su salvación en una huída desaforada por donde fuera posible hacerlo, en lugar de procurar su seguridad como há debido ser, pegándose muy cerradamente a los buques grandes de guerra que con su artillería habrían podido ofrecerles una razonable protección, tal como habían sido las instrucciones previas .
Los buques menores que se quedaron rezagados, fueron cacería fácil para las flecheras de los patriotas, que como es natural mostraban un especial interés por adueñarse del cargamento que aquellos tansportaban.
Persecución sin tregua hasta el mar.
Además del combate en Cabrián donde los patriotas lograron apresar un bergantín y tres goletas, la persecución continuó sin tregua durante todo el día y durante la noche del 3 de agosto.
Frente a la isla de “Tórtola”, dos buques de Brión atacaron de nuevo a la corbeta insignia “Merced”, a la polacra “Carmen” y a otros pequeños buques (flecheras) que les servían de escolta. Otro violento encuentro se produjo frente a la isla de Sacupana el día 4 de agosto,otro en Imataca, y otro en Boca Grande, frente al promontorio de Punta Barima.
Aún después de cruzar la barra y salir al mar, el hostigamiento continuó incesante. Los patriotas lograron capturar las goletas “Baguier” y “Dolores”, que fueron remolcadas más tarde a la bahía de Cabrián.
El total del botin apresado por la escuadra de Brión fue inmenso, incluyó a “grosso–modo” 14 buques entre mayores y medianos, muchas embarcaciones menores, 73 cañones, 330 fusiles, y una considerable cantidad de dinero de plata y oro, que se dice había sido propiedad de los misioneros de Guayana y que se intentaba extraer del lugar.
A pesar del caos reinante y la dureza de los combates,una gran parte de la escuadra realista y el convoy con la emigración,lograron aunque muy golpeados, abrirse paso hasta el mar. Más adelante veremos cual fué su destino posterior.
Pérdidas realistas.
Las bajas realistas en estos encuentros fuéron de 280 muertos y 300 heridos.Unos173l efectivos quedaron bajo custodia,en calidad de prisioneros de guerra.No existe conocimiento del destino de dichos prisioneros, pero aparentemente la gran mayoría de ellos, siendo criollos fueron incorporados como reclutas en el ejército republicano o como marineros muy necesitados en la escuadra de Brión,sin necesidad esta vez de practicar crueles ejecuciones. El gobierno de la República se estabilizaba considerablemente en Angostura, designada capital, mientras que el control del río Orinoco quedaba -desde ahora- garantizado por el Almirantazgo.
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