sábado, 27 de septiembre de 2008

ARMADA 5



















La armada antigua. Consideraciones sobre la clase de marinería.

En cuanto a la marinería común, éstos procedían de muy diferentes fuentes: reclutados de los buques mercantes (en caso de necesidad por causa de guerra) surtos en los puertos nacionales o detenidos en alta mar para inspecciones. Además se echaba mano de los presidiarios de regular conducta con la promesa de redimir sus condenas prestando el servicio abordo. Se solía también reclutar (a veces forzosamente) marineros en puertos extranjeros , generalmente vagos, borrachos, desempleados o desposeídos a quienes se les garantizaba alojamiento, ropa, comida , una paga convencional y ciertos privilegios adicionales (participación en el reparto de las llamadas "presas"capturadas , de cuya liquidación le correspondía a cualquier tripulante -de capitán a paje- una parte. Esto incluía ademas las "obvenciones"asignadas por el decomiso de contrabandos y otros ilícitos). En cuanto a la edad, no importaba mucho la que se pudiera tener . Desde los diez años en adelante se les solía reclutar empleando a los más jóvenes como "pinches de cocina", ayudantes de cámara (camareros), mensajeros de abordo, ordenanzas, camilleros, participantes en las bandas de música , cargadores-repartidores de agua y alimentadores de los caballos y otros animales embarcados. La edad promedio de la marinería común (reclutada) era de 25 años, siendo muy pocos los que tuvieran una edad superior a los 30 años. Si algún individuo demostraba una especial capacidad para aprender un oficio y manifestaba su deseo de seguir en la carrera, se le colocaba a las órdenes de algún oficial de mar para iniciarlo como aprendiz.
Los infantes de marina que también residían abordo, recibían un trato diferente en cuanto a su utilización y funciones. En todos los demás casos compartían con la marinería, los mismos alimentos, las mismas asignaciones y los alojamientos que por regla general no eran para nada confortables. Tanto los soldados como los marineros vivían y dormían (en hamacas o en colchonetas duras y mohosas ) en los espacios libres dentre las hileras de cañones instalados sobre las cubiertas de baterías. Sus mesas eran unas tablas fijadas entre dos piezas de artillería aledañas. Al terminar de comer se recogían esas tablas procediéndose a colgarlas en los mamparos. Cada individuo tenía como dotación su propia escudilla de loza, un platón de madera curtida, una cuchara de peltre y su propio cuchillo que utilizaban esta vez como cubierto. Si alguno de estos implementos se le perdían, debían entonces valerse de otros medios, como por ejemplo robarse los de un compañero , quien a su vez repetía el mismo procedimiento y así sucesivamente.
La comida variaba de regular a mala o a pésima por necesidad. Buena casi nunca. Unas especies de galletones super duros y a veces horadados por los gorgojos, carne de res salada y deshidratada -mas dura que el carrizo-, carne salada de cerdo , granos de diversos tipos , la infaltable avena desabrida , con grumos, algunas paticas de cucaracha flotando en ella y residuos de nepe ( corteza), azúcar morena sin refinar (papelón molido), mantequilla de sabor rancio y queso cada vez que el Rey cumplía años o cuando se decomisaba un contrabando holandés. Si se recalaba a algún puerto donde hubiesen frutas frescas, se compraban muchas naranjas y limones que servían para evitar la enfermedad del escorbuto. Era extremadamente difícil conservar los alimentos, las carnes por ejemplo. La de res -que era la preferida de todo el personal- se conservaba metida en grandes toneles de salmuera desde donde se iban sacando porciones en forma gradual (carne salpresa o al salmorejo). Otra forma de conservarla era a la "bucanera" vale decir salándola completamente, secándola despues al sol y al aire para finalmente ahumarla con la combustión de madera verde. (Este sistema hizo famosos a los bucaneros del Caribe, cuyo comercio era preparar carne que sustraían de las islas para venderla a los navegantes que quisieran comprarla). El término se asimiló después a los piratas que operaban en el sector porque su alimento básico era esa carne "a la boucanne" o a la "boucannier".
La carne de cerdo se preservaba de otra manera. Se derretía la grasa del tocino vertiéndose en grandes toneles. Luego se introducía la carne yá salada y cortada en trozos, dentro de esos toneles llenos de manteca. Muy pronto la manteca de cerdo se solidificaba y en principio nunca llegaba a dañarse, como tampoco se dañaba la carne en ella sumergida, que de paso conservaba su característico y agradable sabor por días y por meses, curándose como si fuera jamón serrano. Mientras más vieja la carne de cochino sabía mejor. Producto de los grandes y saludables cerdos ingleses , unos formidables cochinotes del tamaño de un asno, la carne era la delicia de las tripulaciones y se proveía de manera abundante, más aún que la carne de res.
Contrario a lo que la gente cree, los marinos nunca hán sido adeptos a comer pescado, no les agrada mucho comerse a otros marinos y tampoco estaban motivados a pescar a menos que fuera absolutamente necesario. Claro que las "gambuzas"(depósitos) guardaban pescado en grandes cantidades igual que otros tipos de carnes. La única forma de conservar el pescado era manteniéndolo completamente seco y salado. Lo compraban a los pescadores de oficio y mostraban su preferencia por los arenques, salmón y bacalao. Otros pescados no eran muy comercializados ni apetecibles. En cuanto a la carne de aves, era casi inexistente abordo. Si acaso algunos capitanes tenían como de su propiedad personal algunas gallinas abordo , pavos o perdices que se mantenían vivos en corral, bajo cubierta y al cuidado de algún joven ordenanza. Aparte de las aves y sus huevos (considerados manjar de los dioses), también se criaban algunos conejos y liebres que por ser muy prolíficos, garantizaban una moderada existencia en ese renglón. Eran un exclusivo privilegio del Capitán y a veces de los oficiales que éste invitara a su mesa en ocasiones especiales. Los ladrones de huevos eran condenados a cuarenta azotes por facinerosos y perjudiciales.

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