lunes, 22 de septiembre de 2008

ARMADA 1


Generalidades sobre la historia naval. ¿Como entender la historia?

Hay quienes al leer la historia, interpretan y hasta llegan a aceptar lo que el historiador ha querido invocar. Lo que ese historiador vió , analizó y finalmente escribió, es una verdad razonablemente condicionada, en ocasiones ni siquiera es una verdad absoluta sino una simple y llana conclusión, lograda a raíz de observaciones y comparaciones puntuales-muchas veces sesgadas- que podrían afectar al autor de una manera y al lector de otra y que en consecuencia podrían ser iguales, parecidas o totalmente diferentes según el punto de vista donde cada uno de ellos se coloque.
La historia, para bien entenderla hay que vivirla emocionalmente.Es algo esencial. No significa ésto que se deba estar presente en el sitio y en el momento justo de los acontecimientos, sino que al leerla o escucharla podamos ser transportados imaginariamente en el tiempo y en el espacio hasta una especie de ubicación ficticia que coloque -a los actores pasivos-en un contacto cuasi directo con los hechos, compartiendo emociones, angustias y temores, hasta el punto de que podamos sentir un poco o mucho de lo que los propios actores sintieron. En otras palabras, para disfrutar la historia debemos convertirnos imaginariamente en protagonistas de cada episodio narrado, debemos también comparar y cuestionar cada acción y tener la potestad-igualmente imaginaria- para cambiar de lugar, de tiempo y de posición relativa, complementando las circunstancias con curiosidad analítica , palpando emocionalmente toda la trama (menos los balazos, aporreos y mordeduras). Así, al leer hoy una narración sobre la Batalla de Lepanto por ejemplo, debemos evitar la natural tendencia a considerarla como un hecho primitivo y atrasado. Ninguna de las dos apreciaciones de primitivismo y atraso es correcta. Porque se debe considerar responsablemente, que los medios utilizados en Lepanto eran el último grito de la "tecnología bélica" en disposición para ese preciso instante. Se utilizaban flechas, espadas, cachiporras, garrapiños, armaduras, arcabuces, cañones rudimentarios, buques impulsados por galeotes encadenados y tal vez por una que otra vela ineficiente , un tanto exótica. Aquellos cañones rudimentarios, esos arcabuces de manejo complicadísimo y estos remeros forzados, constituían para ese momento primitivo, lo que pudiera haber sido un cohete teledirigido, una ametralladora de alta cadencia de tiro y un sistema de turbinas propulsoras de alto rendimiento, empleadas en una batalla naval de nuestros tiempos. Tan temibles y eficaces eran aquellos-mutatis mutandi- como lo son los recursos de hoy en día . Todo es cuestión de colocarse en una perspectiva adecuada, en una "burbuja" que nos permita viajar en la historia y con la historia . Algo como inspirado en aquella serie de la televisión de años recientes, "El Túnel del Tiempo" donde los actores participaban sin quererlo en episodios importantes del pasado, sufriendo angustias y arriesgando el pellejo. Lo único bueno de todas esas aventuras era poder escabullirse a última hora ,por voluntad expresa de los productores. De no haber sido esto posible, todo habría terminado en desastre.

El título de Armada. Sus orígenes

Se há pretendido con éste nombre abarcar aspectos interesantes entre lectores ávidos de información y conocimientos sobre las marinas de todos los tiempos. El término "marina"es más genérico que el término "armada", aunque para ciertos fines se há preferido titular como "Armada". En adelante se explican las razones de esta decisión. Empecemos por reconocer que todas las marinas NO son armadas (la marina mercante por ejemplo), mientras que todas las armadas SI que son marinas.
En castellano, la expresión "armada"se refiere a las fuerzas navales de una nación. Es una palabra española clásica, inventada por los españoles y derivada de la "Gran Armada" o "Armada Invencible" que envió el rey Felipe II contra Inglaterra en 1588, intentando vengar la muerte de María Estuardo y destronar a la reina Elizabeth I (Tudor).

En el idioma inglés suelen referirse a la "Spanish Armada" pero éste es un nombre propio. Si acaso existen marinas que también lleven el apelativo de "Armadas"es porque ellas se consideran como derivadas y herederas de la Armada Española o simplemente porque se han inspirado en sus glorias. Algunas marinas latino americanas utilizan legítimamente el nombre de Armada. Así señalamos entre otras : la Armada Argentina , la Armada de México, la Armada de Chile, la Armada de Venezuela, la Armada de Colombia, la Armada del Perú etc. Otras prefieren utilizar el término "Marina de Guerra", "Marina Militar" o "Fuerzas Navales de" para señalar a sus respectivas instituciones. Cuestion de preferencias, de modas o de conveniencia. En el idioma portugués, se há empleado la expresión "marinha", por ejemplo la "Marinha do Portugal" y la "Marinha do Brasil". Los italianos la llaman "Marina Militare"(antigua Regia Marina) , los alemanes "Kriegsmarine"( antiguas Kaiserliche Marine o Reichsmarine), los holandeses "Koninklijke Marine"y los franceses simplemente "Marine Nationale". La marina británica, -la mejor conocida de todas y la más notable- se denomina "Royal Navy", repitiéndose esa misma expresión en otras marinas pertenecientes a la Comunidad Británica que derivaron de la primera, ejemplo: la "Royal Canadian Navy", la "Royal Australian Navy", etc. Finalmente la marina de los Estados Unidos, inspirada en su poco màs lejana tradición británica, se llama "United States Navy" Al traducir la palabra "navy"del inglés al español, se dirá "armada"a secas. Pero nunca encontraremos en inglés la expresión "Royal Armada"o "United States Armada", porque la palabra "Armada" (así con mayúscula) es intransferible a otros idiomas distintos del español. Existió -como curiosidad- por muy corto período de tiempo una "English Armada" o "English Counter-Armada". Ella fué una flota de navíos semi- mercenarios de naturaleza corsaria , organizada por subscripción y enviada en 1580 a operar sobre las costas españolas con la intención de aprovecharse del vacío dejado por la derrota y dispersión de la Armada Invencible sufridas un año atrás. Su propósito principal era destruir los remanentes de la flota atlántica española que se encontraba refugiada en La Coruña , eliminando con esto un peligro latente para el comercio británico en el Atlántico Norte. La iniciativa que fué liderizada por Sir Francis Drake, contaba con la cooperación de los holandeses y no llegó a alcanzar una especial figuración estratégica , siendo descartada poco después de algunos fracasos, por órdenes precisas de la misma Reina.

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