sábado, 6 de marzo de 2010

ARMADA 62



De Cádiz a Vigirima. La odisea del Regimiento de Granada.

Después de 30 días de penosa navegación, comiendo mal, durmiendo peor, mareados hasta los tuétanos, sin conocer a donde se dirigían y a punto de caer por inocentes a su arribada al puerto de La Guaira, el Regimiento de Granada con su coronel Salomón y sus “ mil doscientos de la Alhambra” como se llamaban entre ellos, continuaba pasando las de Caín. Después de tan penosas experiencias,ir a recalar precisamente a Puerto Cabello donde ni siquiera había carne de mula para comer porque estas tuvieron que soltarse a las marismas por no tener forraje conque alimentarlas. De ratas seguramente había un poco, porque en el castillo nunca hán faltado estas inefables alimañas, así de grandes como conejos.Pero para un granadino de pura cepa, con ciertas tradiciones sarracenas en su morral, comer ratas..eso… ni pensarlo. Dormir en el duro suelo del castillo como buen soldado, sería algo edificante si aguanta por uno o dos días. Pero después de ese tiempo la cuestión se tornaría intolerable, mejor dicho insoportable hasta para el más rudo, aguerrido y veterano sargento de zapadores. Fué eso precisamente lo que les tocó vivir después de su llegada. Y además recibiendo como complemento, sus dosis regulares de cañonazos a las horas de maitines,desayuno, almuerzo, cena y oración .Por eso, cuando los capitanes les informaron que a partir del 20 de noviembre tendrían acción, se entusiasmaron infinitamente. Al fin y al cabo , habían venido a América a pelear como buenos peninsulares, no a podrirse como lechones en estas malolientes mazmorras del Castillo de San Felipe, donde hasta el diablo se negó a vivir.

El plan del regimiento contemplaba una salida sorpresiva hacia las montañas situadas mas allá del pueblo de Borburata, por un lugar que mientan Patanemo. Se conoce que existen en algún sitio, unos caminos olvidados, unas picas antiguas abiertas por los indios y que limpiándolas, permitirían transitar desde Puerto Cabello hasta los valles de Carabobo y Aragua en línea recta y con el mayor disimulo y sin tener que pasar por los lados de Valencia donde la cosa estaba peluda. Cruzada la montaña, que es escarpada y difícil aunque fresca y reparadora, se llega a una pequeña aldea llamada Vigirima situada todavía a cierta altura en la montaña. Clima suave, parecido al de Granada, pero con muchas víboras en los mogotes y demasiados zancudos al anochecer.
El plan es sorprender a los "chucutos" por ahí cortándole la comunicación entre Valencia y Caracas. Rodearlos y confinarlos en Valencia sería su virtual perdición, así pensaban los estrategas recién estrenados. Y lanzaron su ataque seguros de que su plan era maravilloso e infalible.
La “Gazeta de Caracas” Número XIX del 29 de noviembre de 1813 (redactor Vicente Salias) describe a su manera la Batalla de Vigirima. Algunos extractos dicen textualmente: “ Los enemigos…..intentaron, con casi toda la guarnición de Puerto Cabello, apoderarse de los valles de Aragua; así es que cerca de mil doscientos hombres, mandados por su jefe Salomón, ocuparon aquellas formidables posiciones, con el designio expresado; mas el general de división, ciudadano José Félix Ribas, que acababa de llegar a Valencia con un refuerzo considerable de esta capital, le atacó inmediatamente en sus mismas posiciones. El resultado ha sido el mas brillante y glorioso para las armas de la República.”
La misma “Gazeta” con fecha 6 de diciembre de 1813 narra otros sucesos desde La Guaira para beneplácito de sus lectores. Empieza diciendo que : “El lunes , 29 del pasado, salió la escuadrilla cumanesa a bloquear a Puerto Cabello, y estrechar el sitio de esta plaza. Como las provisiones, y principalmente la carne, la extraían del río del Tocuyo, con la presencia de nuestros buques se les ha acabado ese recurso, quedando reducidos a los comestibles que tengan dentro de la plaza. Los bergantines de guerra españoles (se refiere al “Alerta” y “Celoso” N.d.A) según la uniforme declaración de todos los que se han pasado, llegaron después de la acción que tuvieron con la escuadrilla, tan maltratados,y haciendo tanta agua, que con mucha dificultad, principalmente uno de ellos pudo tomar el puerto.Así es que se quedarían encerrados dentro de él. Si se atreven a salir a la mar probablemente caerán en nuestras manos.”
Y termina la noticia con este párrafo: “ El estado actual de la guarnición de la plaza de Puerto Cabello es el mas deplorable. Considérense unas tropas batidas y perseguidas por los nuestros, que al buscar un asilo dentro de los muros del castillo, se hán encontrado bloqueados y sin poder recibir ningún refresco ni víveres algunos.”

Otros documentos consultados, por ejemplo el Boletin No.27 del Ejército Libertador publicado en Valencia el 14 de diciembre (1813) informa que “ La escuadrilla combinada compuesta de nueve buques de guerra, se halla bloqueando a Puerto Cabello, que ya no puede recibir socorros de ninguna especie, y nuestras fuerzas de mar , delante de aquella plaza deben aumentarse dentro de poco”.
En el siguiente boletín, el No. 28 del 16 de diciembre de 1813 se señala que “La escuadrilla de Cumaná, después de haber limpiado las costas de Barlovento de dos corsarios españoles que las infestaban, ha seguido el bloqueo de Puerto Cabello. El día quince se han presentado delante de aquella plaza nueve buques colombianos , y el segundo jefe del ejército de Oriente, (general Piar. Ndel A) que se halla restablecido de la herida que recibió en el combate entre Puerto Francés y Chuspa , está embarcado en ella. Las Goletas de guerra del Estado,"Atrevida" y “Juana”, salieron el 13 del corriente de La Guaira a reunirse a la escuadrilla. El sitio de Puerto Cabello se há estrechado.” Ambos boletines los firma : Tomás Montilla, Secretario de Guerra.
No hay duda que el año de 1813 fue ganancioso para la República. Esta renació de entre sus cenizas y recuperó gran parte del terreno perdido, a pesar de todas las amenazas que sobre ella se habían cernido. Las actividades "navales" fueron escasas si se les compara con los logros del Ejército Libertador en todo el ámbito nacional. Pero así como fueron muy escasas, las que hubo fueron muy efectivas y satisfactorias. De sus inicios- algo apresurados, parroquiales y emergentes-, surgió una tradición naval que se há logrado mantener más en el tiempo que en el espacio. Faltaba mucho camino que transitar,es cierto, pero el primer paso-que es el más difícil de todos- ya estaba dado y con éxitos tangibles que la historia no puede negar.

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