La presencia naval durante la II República.
Si acaso hubo presencia naval durante este corto período, ésta fue de verdad muy escasa. Pero sí existieron algunas manifestaciones . Citaremos las mas importantes:
a. La presencia de dos bergantines y tres goletas que bloquean a Puerto Cabello y las costas inmediatas para frustrar los preparativos de fuga de los españoles sitiados en el recinto del pueblo interior y el castillo, según lo refiere el Boletín del Ejército Libertador No. 5 firmado por el mayor general Rafael Urdaneta el 31 de agosto de 1813.
b .Otro boletín, del 6 de septiembre de 1813 , tambien emitido por el general Urdaneta anunciaba que los enviados del General en Jefe de las tropas republicanas de Cumaná ( se refiere a Santiago Mariño) "ofrecen ocho buques de guerra que vendrán inmediatamente a bloquear este puerto y hacerlo rendir a las armas de la República"
La“Gazeta de Caracas”en su Número XVI del 18 de noviembre de 1813 publica la siguiente información : “El 14 del presente fondeó en el puerto de La Guaira, la escuadrilla de Cumaná compuesta de las goletas de guerra, la “Colombiana”, la “Federativa”, el “Arrogante Guayanés”, la “Perla”, la “Carlota”, el “General Mariño”, la lancha cañonera “Independencia”,y el jabeque “Piar” después de haberse batido en la tarde del 13 con los dos bergantines españoles y una mosca (sic). En este combate que principió a la una de la tarde, y que se sostuvo durante una hora por la sola goleta el “Arrogante Guayanés”, se vió la cobardía de los capitanes de los buques españoles, que a fuerza de remo, por estar el tiempo en calma evitaban cuanto podían el combate, y mucho mas cuando a las cuatro de la tarde , se aproximaron la “Carlota”, y la lancha cañonera , la “Independencia”, que solas por haberse separado el “Arrogante Guayanés”, se batieron igualmente con los buques españoles. Poco después cuando las goletas” General Mariño” y “Federativa”rompieron el fuego, aunque no estaban a tiro de los bergantines, éstos hicieron fuerza de vela y remo, y huyeron cobardemente siendo perseguidos hasta la entrada de la noche por el “Arrogante Guayanés”, que es la mas velera de todas las goletas.” Continúa la narraciòn de la “Gazeta” señalando que los bergantines españoles (Alerta y Celoso) fueron duramente castigados por los republicanos, y precisamente fué el yá conocido“Zeloso” el que llevó la peor parte. Apuntan que de su tripulaciòn murieron muchos por haberle acertado casi todos sus tiros el “Arrogante Guayanés”, que solamente se tuvo “ la pérdida de tres hombres muertos y cuatro heridos, entre ellos los valientes coroneles Piar, y Ascuè”.(Ese coronel Piar que comandaba el “Arrogante Guayanés” es el propio Manuel Piar quien mas tarde comandaría el ejército sitiador de Angostura,que vencería a Miguel de La Torre en la Batalla de San Félix, y el mismo que en 1817 probaría su propio plomo en la plaza de Angostura.)
Tres días más tarde , en su edición del 22 de noviembre, la “Gazeta de Caracas” hace un curioso reportaje señalando que: “El 17 del presente amanecieron colgados de los penoles de la goleta de guerra el “Arrogante Guayanés”, cuatro marineros españoles que intentaron fugarse y seducir parte de la tripulación de dicho buque. Adviértase que se habían conservado estos españoles por manifestarse adictos a nuestro sistema de independencia, y por tanto , se les había dado plaza; mas la perfidia y traición de estos miserables les ha costado bien caro, pues los cumaneses jamás dejan impunes los delitos de lesa patria”.
Bloqueo naval republicano a Puerto Cabello.
Después del combate a que se hace referencia ( dado frente a Puerto Francés y Chuspa) los españoles derrotados se apresuraron a buscar refugio en Puerto Cabello.
Entretanto los republicanos al llegar a La Guaira procedieron a reforzar su flotilla con la incorporación de las goletas “Atrevida”y “Juana”y dos lanchas, la “Venturosa “ y la “Ligera”, las mismas que habían estando efectuando el hostigamiento sobre Puerto Cabello. Dichas unidades y otras más, formaban parte de la flotilla(v.Bianchi y Esteves) que había sido organizada y armada en Margarita en 1813 por el general Juan Bautista Arismendi y puestas a la órden de la República.
Se prefiere en este caso , hablar de hostigamiento y no de bloqueo total a Puerto Cabello. Para ejercer un efectivo bloqueo se requiere una considerable cantidad de unidades navales que puedan cubrir el área específica y las zonas aledañas. No bastaba con mostrar presencia en un solo día o en una determinada semana, era necesario hacerlo permanentemente, con la debida astucia y constante agresividad.
Los patriotas tenían muy pocas naves de guerra, pobremente armadas y de muy escasa capacidad combativa. Ellas eran por regla general embarcaciones civiles ( de pesca o de comercio) a las que se les colocaban pequeños cañones y se les tripulaba con hombres armados. Muy poco poder por cierto para enfrentarse a un verdadero bergantín, a una corbeta o una goleta de guerra. Además, la labor de bloqueadores causaba mucho desgaste al personal, era necesario bajar de vez en cuando a tierra para descansar y para renovar los aprovisionamientos. Cada buque que abandonara su posición debería ser relevado por otro que continuara su vigilancia. Esto no era el caso por cierto. Los republicanos –al menos en esos momentos cruciales- no tenían como producir tantas unidades de guerra. En cambio los realistas se sentían respaldados por el supuesto poderío naval español, un tanto decadente ahora pero todavía relativamente numeroso.
En la isla de Cuba existía una base naval española de primer órden y astilleros importantes donde inclusive llegaron a construirse inmensos navíos de línea de los que combatieron en Trafalgar. La isla de Puerto Rico tambièn era un bastión naval y militar importantísimo. Así que tres o cuatro "peñeros” con mucho espíritu y un cañoncito montado en coliza no podrían pretender entrar en competencia con una armada todavía poderosa como lo era la española de principios del siglo XIX. Su dominio territorial estaba prácticamente intacto en todo el Caribe, en el Golfo de México, en el Atlántico Norte y Sur y en todo el Pacífico hasta las Filipinas. Y lo que más los favorecía era la tácita alianza que ahora mantenían con los ingleses, esos mismos ingleses que poco tiempo atrás habían constituído su principal azote.
La anterior exposición, explica como es que los buques españoles (entre ellos el “Celoso” y el “Alerta”) podían a voluntad entrar y salir de Puerto Cabello cuando los patriotas afirmaban en sus exagerados partes de operaciones, que “se mantenía un bloqueo estricto por mar y por tierra contra la plaza sitiada”.
Tampoco puede decirse que los españoles encerrados en la sitiada plaza, las tuvieran todas consigo. A estas alturas ya comenzaba a sentirse la escaséz de víveres y municiones. Esta situación más o menos complicada, era conocida tanto en las dependencias españolas de las Antillas como en la Península misma.
Expedición de auxilio.
Algo debían estar preparando los españoles para auxilar a sus copartidarios en dificultades. Así era en efecto. El 13 de septiembre (1813) apareció frente a La Guaira una flotilla realista (procedente de Cádiz), que estaba compuesta por la fragata “Venganza” una goleta de guerra y seis buques mercantes de transporte.
La pequeña expediciòn de auxilio estaba programada para desembarcar en Puerto Cabello con 1200 hombres del Regimiento de Granada al mando del coronel José Miguel Salomón. Al llegar a La Guaira echaron anclas en la ensenada, muy confiados, ignorando que el puerto se encontraba ahora en manos de los patriotas. El jefe patriota (coronel José Félix Ribas) se percata de la equivocación de los expedicionarios y pretende engañarlos mandando a izar banderas españolas en las fortalezas. El segundo de la expedición, el teniente de navío Don Ignacio Valle Marimón y 15 Infantes de Marina bajan a tierra donde se les monta una comedia en la Capitanía del Puerto, dándoles la más cordial bienvenida en nombre de la Plaza. El teniente Marimón les informa ingenuamente sobre su cometido y asegura que se ordenará el desembarco prontamente, cosa muy deseada después de una larga navegación.
La jugarreta no se pudo lograr totalmente, pues algunos extraños comportamientos en las inmediaciones, hicieron que Marimòn y sus acompañantes recelaran de repente. Al darse cuenta del engaño, reaccionan e intentan apresuradamente abrirse paso a la fuerza hacia los buques, lo que causa un pequeño tiroteo donde resultan algunos muertos y heridos entre los recién llegados . El propio teniente Marimón es tomado prisionero, pero los buques cortando los cables de las anclas y recibiendo algunos disparos de artillería desde tierra , lograron a duras penas zarpar y salvarse de ser apresados allí en la rada.
Frustados en demasía por esta inocentada, no tuvieron otro remedio que continuar hacia Puerto Cabello donde pudieron al fin desembarcar con la vergüenza reflejada en sus caras. La llegada de esta expediciòn de socorro permitió a los sitiados, por lo menos tomar un importante respiro.
Levantado el sitio de Puerto Cabello. Combate de Las Trincheras.
Derrota final de Monteverde.
Por su parte los patriotas creyeron oportuno levantar el sitio y retirarse a Valencia , en la noche del 17 de septiembre. Un boletìn del Ejército Libertador, ( el No. 12) publicado en Valencia el 19 de septiembre de 1813 recalca en uno de sus párrafos que “El General en Jefe, convencido por la experiencia que el enemigo no es capaz de abandonar sus atrincheramientos para salir al campo a sostener una acción decisiva, deliberó levantar el sitio y retirarse con el ejército a esta ciudad donde se reúnen todas las fuerzas con el fin de atraerlo a una acción campal”
En efecto así resultó. Monteverde con vanas esperanzas salió de Puerto Cabello y avanzó con todo ese nuevo contingente hacia Valencia. El 4 de octubre de 1813 fue detenido en la posición de Las Trincheras y completamente derrotado. En ese combate resultó gravemente herido en la cara , en un brazo y en una pierna. Con urgencia debió ser evacuado hacia Puerto Cabello dejando el mando de sus tropas al cuidado del coronel Salomón. Monteverde no murió esta vez, hubo de ser transladado con urgencia a Curazao el 28 de diciembre,donde su amigo el gobernador Hodgson (inglés) lo recibió con altos honores militares y facilitó la curaciòn de sus heridas. Después viajó a Puerto Rico hasta lograr un razonable restablecimiento de su salud.
Así terminó la breve historia de Domingo Monteverde en Venezuela. Regresó convalesciente a Puerto Rico primero, luego a España donde recibió merecidos reconocimientos como héroe. Alcanzó el rango militar de mariscal de campo ( general de división) y llegò a ser Comandante de la Infantería de Marina Española en 1827. Falleció en San Fernando (Cádiz ) en 1832.
lunes, 1 de marzo de 2010
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