viernes, 19 de marzo de 2010

ARMADA 74



Desembarco patriota en Margarita

En realidad esa noche del 2 de mayo, muy pocos de los que estaban abordo pudieron conciliar el sueño. A pesar del cansancio acumulado en un día de batalla, era necesario continuar trabajando después de obscurecer, y sobre todo había que controlar a esos prisioneros españoles que aunque derrotados, todavía estaban en capacidad de causar problemas en caso de descuido.
Había que curar a los heridos y disponer dignamente de los muertos. Se debía además inspeccionar detalladamente y levantar un inventario de todos los objetos y propiedades encontradas en el bergantin y la goleta capturadas. El inventario inicial y el acta que se levantara ese día, serían documentos importantes a la hora de declararlas buenas( o malas)presas de acuerdo con las leyes marítimas vigentes.

Las embarcaciones capturadas en acciones de guerra eran según la costumbre de la época, puestas a la disposición de los tribunales llamados de “presas”, o de “almirantazgo” siendo estos organismos los que decidían, después de un análisis formal,la manera de repartir entre todos los “apresadores” el monto del botín. En esos tiempos de muchas guerras navales,la situación era común y las reglas de repartición estaban perfectamente definidas. La posibilidad de obtener ganancias en la reparticiòn de naves y efectos capturados al enemigo, era una de las razones de peso para que muchos armadores-dueños de buques- trataran de incorporarlos como “corsarios” al servicio de alguna parcialidad beligerante, porque en los combates generalmente se podía de una sola vez recuperar con creces, todo los fondos arriesgados en una determinada empresa.
Ser corsario no era necesariamente una inclinación patriótica, era una inversión de naturaleza mercenaria, a veces o casi siempre un vulgar negocio. Por esta razón muchos empresarios franceses, ingleses y norteamericanos enrolaron sus buques particulares en empresas libertarias de las que eran normales en esos días. El caso venezolano no era excepción, allí se cumplía también la misma circunstancia. Bien puede observarse la cantidad de marinos con nombres extranjeros que figuraron en aquellos primeros días de la epopeya naval venezolana, casos como el de José Bianchi y de Luis Aury por ejemplo. Sin embargo, de esa regla crematística y poco plausible hubo excepciones muy notables. El caso del almirante Brión por ejemplo, nació de su espíritu de libertad y de su gran ambición de distinguirse como el campeón de una causa noble y justa. Brión el magnánimo llegó a llamarlo Bolívar con toda justicia.
Otro caso parecido fue el del almirante Renato Beluche, un criollo francés de Luisiana que junto con Jean Laffite y otros habían ejercido el filibusterismo en la región cercana al delta del río Mississippi y en el golfo de Mexico, pero que más adelante, atraídos por la fama de Simón Bolívar se inclinaron a apoyar con vida y propiedades la lucha por la libertad de Sur América de la que Bolívar era campeón indiscutible.

Nadie podía dormir tampoco porque la emoción era muy grande y casi todos preferían celebrar la victoria en lugar de irse a dormir como clariotas. Para eso habría tiempo después,al desembarcar.
La mayoría no entendía la razón de porque Beluche, no les autorizaba la entrada a la bahía de Juan Griego esa misma noche. Simplemente porque Beluche conocía muy bien su profesión, y sabía que maniobrar de noche sin prácticos era demasiado peligroso sobre todo en un lugar que carecía de las elementales señalizaciones y que además se suponía todavía en manos de los españoles.
También tenían que llevar de remolque a los buques capturados, lo cual era algo muy dificultoso hacer de noche. Se limitaron a mantener un estado de bloqueo y esperar que amaneciera el día 3 de mayo.
Con las primeras luces del alba, la escuadra se hizo a la vela y en su aproximación, la“Comandanta” fue interceptada por una flechera enviada expresamente con pliegos para El Libertador. Poco después llegó otra lancha conduciendo al general Juan Bautista Arismendi a ponerse a las órdenes de aquel y para reconocerlo-una vez más- como Jefe Supremo de Venezuela. Arismendi y sus acompañantes fueron recibidos por los expedicionarios con mucha alegría y marcado entusiasmo.
Bolívar fue informado que la división española que guarnecìa la capital de la isla (La Asunción),la había evacuado apresuradamente la noche del 2 de mayo, incluyendo el castillo de Santa Rosa, dejando en su huída gran cantidad de armas, pertrechos y víveres. Los realistas, que aparentemente habían sido tomados por sorpresa por la llegada de la escuadra expedicionaria, optaron por retirarse al puerto de Pampatar, donde esperaban poder resistir con mejores ventajas.

Ocupación de la capital y bloqueo de Pampatar.
La Asunción y sus puntos fortificados fueron ocupados sin oposición el mismo día 3. En los días 4 y 5 de mayo se tomaron las medidas para bloquear el puerto de Pampatar acción que comenzó a cumplirse a partir del día 7 de mayo en la mañana.
Bolívar entre tanto se dirigió hasta la Villa del Norte, donde tenía Arismendi su cuartel general, una de sus primeras actuaciones fue dirigir una emocionada proclama a los margariteños, que celabraban ruidosamente el notable acontecimiento. Además procedió a ordenar la entrega a las tropas de Arismendi, 1000 fusiles, una batería de cañones de campaña y gran cantidad de municiones y elementos de guerra. Allí mismo en la Villa del Norte se instaló el cuartel general del Ejército Libertador. El día 6 de mayo, en la iglesia de la Villa, se runió una asamblea convocada por Arismendi a instancias de El Libertador. Allí se produjo el necesario debate, quedando confirmada en Bolívar la jefatura suprema de la Guerra, manteniendo como segundo jefe el general Santiago Mariño . En el discurso subsiguiente, proclamó Bolívar la libertad de los esclavos y anunció también la cesación de la guerra a muerte.

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