sábado, 27 de febrero de 2010

ARMADA 60

El asunto de las Repúblicas
Esa costumbre de numerar las Repúblicas con definiciones ordinales, es antes que nada una iniciativa artificial(artificiosa ?) de algún historiador que seguramente encontró de mucha conveniencia este argumento. Hablar de II o III –o de V Repúblicas-parece no poseer la debida rigurosidad histórica,sobre todo si consideramos que la República de Venezuela es y há sido una sola desde su fundación en 1811. Su denominación sufrió una sola variante –y esta fué producto de la integración política dentro de Colombia(se le suele llamar impropiamente la Gran Colombia para diferenciarla de la Colombia de ahora).Se llamó Colombia por que con ese apelativo la fundó el Libertador en su debida oportunidad. El nombre de Colombia fué un homenaje de Bolívar a la memoria del Gran Almirante Cristóbal Colón, cumpliendo con ese gesto los deseos del general Francisco de Miranda, quien en sus campañas precursoras fué quien primero llegó a llamarla así y por las mismas razones. Un justo reconocimiento sin duda al marino genovés,a quien en mala hora le escamotearon su autoría, denominando América al continente que él había descubierto y que por justicia há debido bautizarse como Colombia (la Colombeia de Miranda).
Si tratamos de organizar la historia republicana aceptando con reparos la artificialidad de la forma, tendremos que la Primera República comenzaría el 5 de julio de l811 para perder vigencia en el momento de la Capitulación de San Mateo el 25 de julio de 1812. La Segunda República sería rehabilitada por Simón Bolívar a su llegada a Caracas el 8 de agosto de 1813 después de completar la Campaña Admirable. Poco después en el año aciago de 1814 la República llegó a reducirse a su mínima expresión bajo los terribles azotes de Boves y Morales. El Libertador debiò marchar al exilio y se dirigió a Cartagena nuevamente. Sin embargo la soberanía española no llegò a restaurarse en totalidad. Aún cuando los realistas dominaron casi todo el país, incluyendo la caída final de Margarita bajo el mandato de Morillo (1815), persistieron siempre focos dispersos de resistencia patriota en el territorio,que lograron mantener-técnicamente al menos- la existencia de la República.
No desapareció la llamada II República, se mantuvo sí en un limbo inestable para recuperarse de nuevo al llegar Bolivar con nuevos bríos después de la Primera Expedición de Los Cayos.
En cuanto a la III República, ésta fue hechura expresa del mismo Libertador pero sin llamársela así (III República)específicamente. En este caso sí existió una transferencia de soberanía muy bien definida de lo individual a lo colectivo.
El Congreso de Angostura decretó la unión de Venezuela, Nueva Granada(y Quito) en una entidad que se llamaría en adelante“la República de Colombia”. Tanto Venezuela como Nueva Granada y Quito pasarían en este proceso, a constituirse en departamentos de esa nueva Repùblica.

La Cuarta República.

La IV República nació de la disolución de la “Gran Colombia”. En esta oportunidad, el Departamento de Venezuela bajo los auspicios y liderazgo del general José Antonio Páez decidió separarse de la Unión y por lo tanto recuperar así su antigua autonomía polìtica.
Esa cuarta república existe desde 1830 hasta hoy, por el hecho de no haberse producido circunstancias que modificaran o interrumpieran su integridad y soberanía desde entonces. Hablar hoy de V o de VI Repúblicas es un asunto totalmente arbitrario, que no resiste el menor de los análisis, además de ser un tema vergonzosamente baladí y demagógico.

El fenómeno de las masas cambiantes (El efecto veleta)
Las masas han sido a lo largo de la historia, eminentemente impredecibles. Su comportamiento gregario se encarta dentro de fenómenos sociológicos complicados y hasta viciosos que suelen adherirse a ocasiones muy puntuales. Este es un hecho muy trajinado yá,que há sido estudiado ampliamente dentro de la llamada "psicología de las masas” por autores e investigadores de alcance universal y desde hace mucho tiempo.
Existe sin embargo una característica notable y digna de señalarse respecto a las masas venezolanas propiamente. Ellas no son impredecibles como las otras masas sino todo lo contrario. Su comportamiento peculiar es y há sido absolutamente recurrente, como una película que se proyecta una y otra vez, según lo aconseje la circunstancia política o social. Tómese esta afirmación como una teoría que necesita ser demostrada. De ser cierta, no contribuye en absoluto para ensalzar el orgullo venezolano. En lugar de ser una virtud ciudadana, es por Dios un lamentable defecto.
El fenómeno de las masas venezolanas existe y se manifiesta desde los lejanos días de nuestra historia,cuando aquella mano traviesa del Canónigo Madariaga se impuso sobre una muchedumbre tímida y expectante para excitar el “fuera, muera, no lo queremos” que logró derrumbar la voluntad indecisa del Capitán General.
Impulsos emocionales, “puntadas de cola” (como se suele decir en la Marina), en lugar de razones inteligentes y maduradas. Es un caso típico de “la fortuna ayudando a los audaces”. Fueron y son todavía,las mismas masas que seguiremos viendo tan campantes cada día del mundo, agitándose frenéticas ante la señal de cualquier advenedizo que repita con su dedo lo que una vez hizo el oportunista Madariaga.

La Primera República se perdió,no por la escuálida reacción española de Monteverde sino porque las multitudes que solo ayer sostenían las instituciones republicanas hoy vociferaban con oportunismo a favor de los realistas pescadores en río revuelto.
Pero muy pronto-otra vez- abandonan a los hispanos para aparecerse muy voluntariosos-como en una comparsa disfrazados con franelas de patriotas esta vez - recibiendo alborotados a Bolívar quien recorría el trayecto desde Antímano hasta la Plaza de Capuchinos, etapa final de su Campaña Admirable que comenzó inspirada en San Antonio del Táchira.
Después se produjo la desgraciada “Emigración a Oriente”. Caracas se quedó semi-vacía, muerta de miedo y terror, porque sus moradores importantes se fueron detrás de Bolívar para evitar caer en las fauces asesinas del depredador de turno,el inefable Boves que se acercaba en busca de lo suyo.
Pero las masas no emigraron con Bolívar, no necesitaban hacerlo; se quedaron allí para ofrecer el más alegre y fanático recibimiento a los realistas que desde el centro del país se apresuraban a llenar el vacío de poder, ofreciendo descaradamente, aguardiente, dinero, bolsas de comida, y un universo de falsas promesas.
Así pues, las masas pudieron cumplir una y otra vez su cometido peculiar y han continuado haciéndolo por siempre. Nada las hará cambiar. Apoyaron a Monteverde, a Bolívar, a Boves, una vez más a Bolívar , a Morillo, a Páez, a los Monagas, a Julián Castro, a Zamora,a Falcón, a Guzmán Blanco, a Joaquin Crespo, a Cipriano Castro, a Juan Vicente Gòmez, a López Contreras, a Medina Angarita, a Rómulo Betancourt, a Delgado Chalbaud, a Marcos Pérez Jiménez, a Larrazábal y pare usted de contar porque la lista sigue. Si ayer usaban chaquetas amarillas por pura conveniencia,hoy la usarían azul, o blanca o roja de acuerdo al viento que estuviera soplando, inundando el ambiente con lemas recién aprendidos y que para ellos realmente no significaban gran cosa.

Toda la historia nacional en cuatro líneas.
La cara de los actores podría cambiar irremediablemente, pero la galería,la fachada de la masa informe continúa siendo la misma, irreverente, vociferante y mañosa como los aguafuertes de Goya después que lo picó el alacrán.
Parece existir siempre un factor común que caracteriza a las masas, su tendencia ciega a apoyar incondicionalmente a aquél o a aquellos que sepan jugar a ganador. Ser ganador no significa poseer la razón, a veces parecería que no es necesario tenerla. Solamente basta con gritar bastante, con fuerza de arrebato,con manipulación verbal, para que su predicamento tenga aceptación . Así de simple.

Las masas como mayoría.
Se sostiene que las masas son mayoría- lo cual es un mero sofisma- no es cierto excepto para un sitio puntual,en un punto crítico y en un momento específico. Unos cuantos miles de individuos acarreados como ovejas, no pueden en justicia del término ser mayoría frente a una población pasiva de millones que no han podido-o no han querido- participar.
Se repite que las masas son “pueblo” y se agrega con aviesa intención que “la voz del pueblo es la voz de Dios”… Otro sofisma más pronunciado aún, y que es recitado cuando conviene.
Debemos pues recordar cada día,lo que significaron las masas para congraciarse con aquellos especímenes que gastaron pintura de vencedores (aunque no lo fuesen en lo mas mínimo). Aquellas enloquecidas masas que sublimaban al Hitler Redentor, al Mussolini Inmaculado, al Nasser el Mesías,a Perón el Iluminado, a Franco el Vengador, a Saddam Hussein y a los embatolados Ayatolas de la Persia petrolera. Eran pues una repetición de esas “multitudes protervas, guabinosas y capricornianas”como certeramente las llamó alguna vez Rómulo Betancourt dentro de sus urticantes expresiones.

viernes, 26 de febrero de 2010

ARMADA 59


GeneralMariño




General Arismendi



La guerra en oriente. Margarita se subleva.
Al saberse la noticia de la tremenda derrota de Monteverde en Maturín , los margariteños se sublevaron, liberando de la prisión al coronel insurgente Juan Bautista Arismendi y poniéndolo al frente de la rebelión. Vengando pasados ultrajes para sí y su familia, Arismendi hizo ejecutar al gobernador Pascual Martínez y a una gran cantidad de españoles. Capturó los buques que se encontraban en los puertos de la Isla y con ellos organizó una escuadrilla que puso al mando del corsario italiano José (Giuseppe) Bianchi, ordenándole que procediera a bloquear cuanto antes el puerto de Cumaná. Así lo hace Bianchi en efecto el 20 de julio de 1813.
Los españoles Eusebio Antoñanzas (Gobernador) y Eusebio Tízcar (Comandante de Armas)defienden la plaza sitiada. Careciendo de agua y otras provisiones deciden abandonar la defensa, embarcándose en la goletas de guerra “Fernando VII”, la goleta mercante “Los Dos Amigos” y en otros buques de transporte. Antoñanzas se encuentra muy grave de una herida sufrida en combate. Muchos otros de los defensores están tambien heridos y requieren urgente atención.

Los españoles huyen de oriente.Mariño toma a Cumaná.
El día 2 de agosto de 1813, los buques realistas zarpan con rumbo hacia la Isla de Curazao donde gobierna el inglés Sir John Hodgson,quien se há manifestado amigo leal de Monteverde y de los españoles de Tierra Firme. El gobernador Antoñanzas no logra recuperarse de sus heridas y fallece poco después en Curazao.

Mariño ocupa inmediatamente a Cumaná ordenándole a Bianchi que persiga a los fugitivos.Este los alcanza en alta mar el día 4 de agosto,les dá combate causándole muchas bajas,y logra tomar por abordaje tres de los buques de transporte.
Los españoles tomados prisioneros por Bianchi, incluyendo civiles ancianos, mujeres y niños,(familiares de los soldados) son encerrados en las bodegas . Al aproximarse al puerto en Cumaná descubren con horror que todos los prisioneros habían muerto asfixiados.
En lugar de llevar los cadáveres a tierra para darles cristiana sepultura, se ordena que sean lanzados a los tiburones. Barbarie contra barbarie era la nota de esos días. De esa desgracia nadie se hizo responsable, achacándola con ligereza a los avatares de la guerra a muerte.

Como se há dicho,Santiago Mariño logró ocupar a Cumaná con la ayuda que le prestó la escuadrilla margariteña(traída por Bianchi y Felipe Esteves)y que había sido enviada por el nuevo gobernante de la isla el-ahora general-Juan Bautista Arismendi. Este reclamó pronto a Mariño el pago de estos servicios y Mariño le respondió alterado, que en su calidad de Libertador de Oriente que era, debería tener mando y jurisdicción sobre Margarita, que por lo tanto Arismendi debía subordinarse a él y dejarse de estar haciendo reclamos indebidos.
Arismendi replicó airadamente que el jefe de Margarita era él y que por lo tanto no estaba dispuesto a subordinarse a ningun otro,por muy margariteño que aquel fuese. El conflicto continuó por algún tiempo, sólo el genio de Bolìvar logró al fin bajar el tono de la disputa.
Efectivamente, el Libertador conociendo las discrepancias existentes entre ambos jefes, intentó atraerse a uno de ellos a su favor. Apuntó hacia Arismendi, considerado como el débil jurídico.
Le ofreció el cargo de Gobernador de Caracas y Arismendi aceptó complacido la oferta. Por lo menos se liberaba así de aquellos lazos de lealtad obligada que pretendía imponerle el general Mariño.
Bolívar conocía desde antes los propósitos del general Mariño para avanzar hacia el centro y recuperar la capital. En lo más profundo de su espíritu existía la negativa a permitir que aquel lo hiciera antes que él. Eso explica sus apresuramientos en la Nueva Granada para cruzar la frontera y lanzarse solo, imprudente y sin permiso a marchar hacia Caracas. Se mantenía al tanto de los triunfos de Mariño en Oriente, y lo felicitaba de vez en cuando, prometiéndole sus muy diplomáticos deseos de cooperación, llegando inclusive hasta sugerirle (de los dientes para afuera) que era él- Mariño- probablemente la persona señalada por el destino para recuperar la libertad de Venezuela. Estando en Mérida tuvo conocimiento de los triunfos de Mariño en Barcelona y llegó a sentir una inmensa preocupación de que su proyecto de libertar fuera interferido por ese "destino" que alguna vez había preconizado a su competidor.
Parece ser tambièn que Mariño tenía el mismo esquema de pensamiento, alababa a Bolívar como el salvador de la Patria, pero en su fuero interno deseaba que llegara de segundo para ser él mismo quien pudiera cumplir con esa gloriosa tarea. Los ditirambos eran una característica dominante en la caballerosidad de la época. Una especie de hipocresía deportiva, matizada con aquella frase de “que gane el mejor", pero que se acostumbraba a complementar equívocamente con otra frase: "en las puertas del cielo primero yó que mi padre".

ARMADA 58


LA SEGUNDA REPUBLICA.
La llamada “Campaña Admirable” descubre para gloria de Venezuela,un Bolívar casi repentino, un Libertador vibrante que se encarga de restituír –sobre la marcha- la libertad perdida en favor de una II República. Comienza esta campaña con buen pié y magníficos augurios. Las proclamas de Bolívar al pisar tierra venezolana ,dadas ambas en su cuartel general de la villa redimida de San Antonio de Venezuela el 1º de marzo de 1813 dicen mucho de cuales eran sus propósistos.
Una proclama dirigida a los ciudadanos del país y otra a los soldados del Ejército de Cartagena y de la Unión,ambas encierran promesas muy definidas . Dice en la primera: “Ciudadanos: Yo soy uno de vuestros hermanos de Caracas, que arrancado prodigiosamente por el Dios de las misericordias de las manos de los tiranos que agobian a Venezuela vuestra patria, he venido a redimiros del duro cautiverio en que yacíais bajo el feroz despotismo de los bandidos españoles que infestan nuestras comarcas. He venido,digo,a traeros la libertad, la independencia y el reino de la justicia, protegido generosamente por las gloriosas armas de Cartagena y de la Unión”…
En la segunda proclama dice Bolívar: “Soldados: Vuestro valor ha salvado la patria, surcando los caudalosos rios del Magdalena y del Zulia; transitando por los páramos y las montañas; atravesando los desiertos; arrostrando la sed,el hambre, el insomnio; tomando las fortalezas de Tenerife, Guamal, Banco y Puerto de Ocaña ; combatiendo en los campos de Chiriguaná , Alto de la Aguada, San Cayetano y Cúcuta, reconquistando cien lugares, cinco villas y seis ciudades en las provincias de Santa Marta y Pamplona“… y termina con la significativa frase: “Corred a colmaros de gloria adquiriendoos el sublime renombre de libertadores de Venezuela”.

Bajo estas promesas arranca su campaña, ahora el protagonismo lo ostenta el bautizado “Ejército Libertador de Venezuela” avanzando sin prisa pero sin pausa. Trujillo, (15 de junio de 1813 y su decreto de guerra a muerte). Niquitao ( 4 de julio de 1813 ), Barinas ( 15 de julio de 1813 ), Araure (25 de julio de 1813), San Carlos ( 28 de julio de 1813), y finalmente Caracas, la gloriosa capital, firmando capitulación a favor de los republicanos el 4 de agosto de 1813, a una distancia escasa de cinco meses desde que en San Antonio se emitió su profética proclama del primero de marzo.
Caracas es liberada por fin y allí mismo, a su llegada el 8 de agosto, Simón Bolívar, Brigadier de la Unión y General en Jefe del Ejército Libertador de Venezuela emite una nueva proclama, dirigida esta vez a los caraqueños. Una parte de ésta dice textualmente: “Parecen, digo, vuestros libertadores, y desde las márgenes del caudaloso Magdalena , hasta los floridos valles de Aragua y recintos de esta ilustre capital, victoriosos, han surcado los rios del Zulia, del Táchira, del Boconó, del Masparro, la Portuguesa, el Morador y Acarigua, transitando los helados páramos de Mucuchíes, Boconó, y Niquitao, atravesando los desiertos y montañas de Ocaña, Mérida y Trujillo, triunfando siete veces en las campales batallas de Cúcuta, La Grita, Betijoque, Carache, Niquitao, Barquisimeto y Tinaquillo, donde han quedado vencidos cinco ejércitos que en número de diez mil hombres, devastaban las hermosas provincias de Santa Marta, Pamplona, Mèrida, Trujillo, Barinas y Caracas”

Mariño llegó segundo.

Mientras Bolìvar desarrollaba todas sus actividades de la “Campaña Admirable”desde Cartagena a Caracas, otros patriotas- de los refugiados en Trinidad- preparaban acciones parecidas en la zona de Oriente. El general Santiago Mariño encabezaba esta iniciativa, secundado por otros militares reconocidos , entre ellos José Francisco Bermúdez y su hermano Bernardo Bermúdez, Manuel Piar, el marino Agustin Armario, el joven coronel Antonio José de Sucre, José Francisco Azcué , Juan Bautista Bideau y otros. Cuarenta y cinco en total, que horrorizados por las noticias que llegaban desde la ocupada Venezuela relativas a las tropelías cometidas por los realistas Antoñanzas, Cerveris y Zuazola, decidieron desembarcar por Guiria el 12 de enero de 1813 para iniciar desde allí una campaña de reconquista.
Mariño –como se há dicho- había asumido el cargo de comandante en jefe de las fuerzas orientales que se organizaban para recuperar la soberanía republicana perdida en 1812. No era Mariño en estos momentos subalterno de Bolívar ni existía técnicamente entre ellos algún lazo de dependencia jeràrquica. Lo que Bolívar significaba para la gobernación de Caracas, lo era Mariño para la gobernación de Cumaná. Ambos se consideraban jefes dentro de su respectivas zonas de influencia , aún cuando sus intenciones libertarias tuviesen un objetivo común, expulsar de nuevo a los españoles.
Su enemigo de ahora era Domingo Monteverde, a quien hacían responsable de todas las fechorías que se estaban cometiendo en Venezuela. El también y sus compañeros tenían deseos de libertar a su Patria oprimida. Organizados pues en Chacachacare ( islote cercano a Trinidad) proyectaron con una pequeña tropa invadir las provincias de Cumaná, Margarita y Barcelona. El 14 de enero tomaron a Punta de Piedra, y el 15 derrotaron al español Juan Gabasso capturando el pueblo de Irapa. Desde Irapa destacó a Piar, Bernardo Bermúdez y Azcué para operar sobre Maturin y recabar el máximo de recursos posibles para continuar la guerra. Envió al coronel José Francisco Bermúdez con la tarea de bloquear el camino de Cumaná y detener cualquier aproximación de los realistas por ese lado. En efecto el coronel Francisco Javier Cervériz intentó aproximarse con 300 hombres pero fue derrotado por Bermúdez debiendo refugiarse en Yaguaraparo.

Declinación de Monteverde.
En Maturin, tanto el coronel Manuel Piar como el coronel José Francisco Azcué se mostraron muy activos causándole serios inconvenientes a los españoles de La Hoz, Cerveriz y Zuazola, a tal punto que alarmado, Monteverde con un batallón de tropas, decidió salir desde Caracas- por vía marítima- hasta oriente para hacerse cargo de las operaciones militares en la región. Juntó sus fuerzas con las de Zuazola, Antonio Bosh, Cervériz y de La Hoz y sintiéndose seguro del triunfo, buscó hacer contacto con las tropas de los patriotas.
El 25 de mayo de 1813 se dió la batalla de Maturín. Con cargas consecutivas de caballería, Manuel Piar le bajó los humos a Monteverde, enfrentando con tesón a las tropas españolas y causándoles una derrota muy grave.
Monteverde pudo escapar de milagro y se apresuró a regresar,para refugiarse en Puerto Cabello, con la esperanza de recibir auxilios desde el exterior . En cierta forma el caudillo se mostraba ahora desmoralizado, había perdido yá su aureola de ferocidad invencible. Su suerte en América, su meteórica carrera de triunfos en corto tiempo, había comenzado yá a declinar.

jueves, 25 de febrero de 2010

ARMADA 57

De Curazao a Cartagena de Indias.

El exilio de Bolívar en Curazao fué de corta duración a partir de su llegada el 2 de septiembre de 1812, apenas un trampolín para desarrollar sus latentes ideales de rebeldía a ultranza contra la dominación española. Nada práctico podría lograrse permaneciendo en esa colonia holandesa - todavía bajo temporal soberanìa inglesa - y donde la presencia de los derrotados republicanos era aceptada con escasa simpatía y con evidente molestia y desagrado. Bolívar no tardó en manifestar su profunda molestia por las dificultades que se le estaban presentando. Primero, le embargaron su equipaje bajo la imputación de ser contrabando. Segundo, debió enfrentar un litigio por cobro de deudas contraídas por el bergantín “Celoso” ante comerciantes curazoleños de Puerto Cabello y que se pretendían achacar a él por el solo hecho de haber sido comandante de la plaza en los aciagos días de julio pasado.
Comenzaban los patriotas a pasar trabajo de verdad. Bolívar (el l0 de septiembre) escribe por ejemplo a su amigo don Francisco Iturbe (el mismo que lo defendió ante Monteverde) y le confiesa lo siguiente: “De esto resulta que yo me hallo sin medio alguno para alimentar mi vida, que ya comienzo a ver con demasiado hastío y hasta con horror”

Bolívar en Cartagena.
Como se señaló antes, nada útil podría hacerse en Curazao en las actuales circunstancias.No existían en la isla ni los recursos ni la voluntad de nadie para operar contra los españoles de Venezuela. Permanecer allí era colocarse bajo el constante escrutinio de las autoridades locales, que sin duda mantendrían informadas a las de tierra firme sobre cualquier actividad desplegada por los asilados patriotas. Se corrían además otros peligros, difíciles de disipar. La influencia española en los territorios ingleses –o controlados por ellos- era ahora determinante, en razón de la alianza tácita entre los gobiernos de Inglaterra y España. El enemigo común de ambas naciones era ahora Napoleón y cualquier otro conflicto marginal - como los movimientos de emancipación- eran vistos con desgano y molestia. Por estas razones Bolívar se fijó un nuevo rumbo y diferentes objetivos. Cartagena por ejemplo era un lugar indicado para apuntalar sus proyectos. Otros patriotas venezolanos habían llegado allí antes que él , habían sido recibidos con beneplácito y conseguido empleo. En Cartagena- pensaba Bolívar-, podría obtener medios apropiados para reintentar la liberación de su tierra. Se presentó al Presidente Torices y recibió de él una atenta acogida.

Manifiesto de Cartagena.Para mejor dar a conocer sus intenciones, decidió Bolívar publicar (l5 diciembre 1812) su famoso “manifiesto” dirigido a los ciudadanos de la Nueva Granada.
En ese documento es donde se revela por primera vez una inteligencia peculiar y unas condiciones de superior pensamiento. Así, al traslucir su potencial espíritu combativo- aún en tierra extraña - le fué ofrecido por el Presidente un difícil cargo, el de Comandante del “destacamento de Barranca” sobre el rio Magadalena, territorio dominado casi totalmente por los españoles y donde podría ( o nó ) demostrar esas capacidades militares de que estaba presumiendo en teoría. Y pudo hacerlo en verdad. Por propia iniciativa y sin esperar órdenes de sus instancias superiores marchó sobre Tenerife el 23 de Diciembre de 1812 y se apoderó de la población en la víspera de Navidad. Continuó sin detenerse su ofensiva relámpago, atacando y liberando para el 27 de diciembre las poblaciones de Plato, Zambrano y Mompox. El 30 de diciembre captura El Guamal y al día siguiente inicia ataques sucesivos contra las posiciones de El Banco, Chiriguana, Tamalameque, Puerto Real y Ocaña limpiando con su acción, toda la zona antes ocupada por fuerzas españolas. Sin duda que al fogoso coronel Bolívar lo animaba un marcado deseo de lucirse, de alcanzar una notoriedad que impresionara a sus empleadores y que pudiera disimular en parte su antecedente doloroso de Puerto Cabello. Estas victorias logradas en el corto espacio de 15 días, comenzaron a proporcionarle esa fama que tanto necesitaba. Su jefe inmediato el general Pedro Labatut llegó con mucha razón a acusarlo ( el 6 de enero de 1813) de ser insubordinado, simplemente por haber actuado por su propia cuenta sin adaptarse a los planes generales de sus comandos. Sin embargo, dicha acusación no llegó a prosperar debido a que las victorias obtenidas por él, contribuyeron a exonerarlo de toda culpabilidad. Recuérdese que en la guerra, los victoriosos suelen imponer las reglas, solamente los derrotados responden por los errores cometidos.

Planes de Monteverde.
Monteverde dueño ahora de Venezuela, se preparaba para invadir la Nueva Granada por la vía de Cúcuta. Designó al coronel Ramón Correa como punta de vanguardia de esta campaña mientras el grueso lo formarían los contingentes de Geraldino, González, Yánez y Tíscar que desde el lado venezolano avanzarían hacia occidente.
Para oponerse a este plan de Monteverde, Bolívar y Manuel del Castillo ocupan Cúcuta, último bastión neo-granadino antes de cruzar la frontera. Bolívar dispone por su cuenta seguir directo y ocupa la villa de San Antonio, cosa que evita hacer Del Castillo por no tener órdenes precisas..
Emocionado por encontrarse en territorio de su patria, lanza Bolívar una proclama muy sentida donde se compromete a marchar por tierra hacia la capital Caracas, para restablecer la República perdida Lo demás es historia conocida, ya escrita con lujo de detalles. La campaña admirable estaba en marcha.

ARMADA 56

Fundación de una Escuela de Náutica en La Guaira.

El 21 de abril de 1811 se decretó el establecimiento de una escuela pública de náutica , bajo la dirección del alferez de fragata D.Vicente Parrado. Así escribe en 1963 el teniente Francisco Alejandro Vargas, cronista de la Marina Venezolana :“La primera Escuela Naval de Venezuela nació al calor del patriotismo de los Ilustres Forjadores de la Nacionalidad, en los prístinos dìas del movimiento revolucionario que se iniciara el 19 de abril de 1810, pues fué creada por Su Alteza la Junta Suprema de Caracas Conservadora de los Derechos de Fernando Séptimo, con el nombre de Escuela Náutica y establecida en el puerto de La Guaira el 21 de abril de 1811, bajo la Direción del Alfèrez de Fragata Don Vicente Parrado, quien a la vez ejercía las funciones de Maestro Principal, siendo segundo Maestro, el Alférez de Fragata don Pedro María Iglesia.” “Los Cursos tenían una duración de tres años y su plan de estudios estaba formado por las siguientes asignaturas: Aritmética inferior;Geometría elemental; práctica con el manejo de grafómetro y plancheta para la medición de alturas accesibles e inaccesibles, reducir los planos y ponerlos en punto mayor;.... Trigonometría Plana.......Trigonometría Esférica con resolución de todos los triángulos......Geometría,.... Cosmografía o principios de Astronomía.....Artillería de Marina, Navegación de estima y astronómica...etc..etc.”
Continúa el teniente Vargas: “ Los exámenes debían efectuarse cada seis meses y, en consecuencia, el 29 de septiembre siguiente, los Maestros Parrado e Iglesia presentaron para ser examinados ante el Comandante Militar y Político de la Plaza y ciudadanos notables, los alumnos de la clase de Aritmética don Juan Bautista Calcaño, don Manuel de Agreda y Urloa, don Luis José de Erazo , don Diego José Jugo, don Agustín García y don José Vicente Escobar, quienes acreditaron en su aplicación y buenas disposiciones las esperanzas que el naciente Poder Ejecutivo de la República había concebido al fundar el Instituto “

Los avatares de la Armada en la postrimerías de la Primera República.
La derrota de Sorondo ( marzo de 1812 ) no fué un puntillazo final para la Armada. La pérdida de una batalla no habría de significar que se perdió la guerra. Sin embargo, la capitulación aceptada por Miranda ante Monteverde creaba serias dificultades para continuarla.
Ante la proposicion primera que hacen los comisionados José de Sata y Bussy y Manuel Aldao donde reza que “el territorio aún no conquistado de las Provincias Unidas de Venezuela se entregará al ejército de la Regencia Española”, la respuesta terminante es: “la entrega será del territorio no reconquistado y las armas y municiones de guerra y demás existencias, a disposición del ejército de S:M:Católica.” Esto quiere decir que la Armada Republicana, sus buques , instalaciones y otros inventarios volverían a las manos realistas, sin mayor discusión. Además explica la decisión de las autoridades inglesas ( previa consulta del Gobernador Hodgson) para devolver el bergantín “Celoso” a los realistas de Venezuela.
Debe recordarse que Inglaterra para la fecha era aliada de España , además las Leyes de Guerra hacían obligatoria la devolución de la nave y cualquier otro efecto, a las nuevas autoridades reconocidas.

Prisión de Miranda .

El protagonismo de la dirigencia republicana se extinguió con Miranda Su discutible capitulación produjo consecuencias deplorables, tanto para la idea independentista como para los personajes que se afincaban en esa idea. Miranda –merecidamente o nó- llevó la peor parte en todo el asunto, su actuación aparentemente apresurada y claudicante ante un mínimo de contrariedad, creó en la población un profundo rechazo, creyéndolo cómplice de los hechos que restauraban el mandato español en Venezuela.
Los subordinados del generalísimo, Bolívar entre ellos bloquearon a tiempo su posibilidad de huída hacia Curazao, que evidentemente iba a producirse por La Guaira al día siguiente,a bordo de la fragata inglesa “Sapphire”al mando del capitán Haynes, enviado con ese único propósito. Ningún otro jefe revolucionario podía ser aceptado abordo-eran sus órdenes-excepto Miranda. Este intento del generalísimo resultó pues frustrado principalmente por la actitud del Gobernador Militar, el coronel Manuel María de Las Casas quien decidió arrestarlo en la madrugada mientras aquel dormía en la” Casa Guipuzcoana”, y reteniéndolo después en el Castillo de San Carlos. Este hecho fué lo que produjo su caìda en manos de las huestes realistas de Francisco Javier Cervériz que venían acercándose a La Guaira aceleradamente tratando de evitar la escapatoria de los patriotas, ignorando abiertamente el espíritu de las capitulaciones del tratado.
“Bochinche, bochinche, esta gente solo sabe hacer bochinche” dicen que fueron las palabras de Miranda al saberse perdido. Para el infortunado Precursor, el futuro estaba ahora sellado y terminaría convirtiéndose en un cruel e injusto episodio de la historia.

Bolivar y Monteverde

Monteverde mismo parece sugerir en un documento, que la prisión de Miranda fué una dramática tramoya ideada por Bolívar, Las Casas (Comandante de la Plaza) y Miguel Peña (Gobernador Polìtico) para sustraerse ellos mismos de una posible retaliación española, buscando así congraciarse con los vencedores. En el Archivo General de Indias, Caracas 437,documento No.7, en carta del 26 de agosto de 1812 enviado por Monteverde al Supremo Consejo de Regencia se puede leer: “El Comandante General del Exército de S.M.en Venezuela, pone a la consideración de V.S.el servicio hecho por don Simón Bolívar, y D. Miguel Peña y el de D. Manuel María de Las Casas en la prisión de Francisco Miranda ...etc.etc.) El documento de Monteverde es extenso pero no deja dudas sobre el comportamiento de los tres indicados personajes.
En otro párrafo de la misma carta dice: “Yo no puedo olvidar los interesantes servicios de Casas, ni el de Bolívar y Peña , y en su virtud no se han tocado sus personas,dando solamente al segundo sus pasaportes para países extranjeros; pues su influencia y conexiones podrían ser peligrosas en estas circunstancias”.

Efectivamente, tal como lo manifestaba Monteverde, ahora el protagonismo quedaría en manos del coronel Simón Bolívar, por iniciativa natural. Habiendo obtenido la autorización de Monteverde, gracias a las influyentes gestiones de don Francisco Iturbe y del marqués de Casa –León, pudo viajar a Curazao (27 de agosto 1812) a bordo de la goleta “Jesús, María y José” acompañado de los hermanos José Félix y Francisco Ribas (que por cierto eran parientes de Monteverde). Por su parte la fragata “Sapphire” como el “Celoso” mismo optaron por desacatar el “embargo” (cierre del puerto) y darse a la mar en la noche del 4 de agosto en forma sorpresiva para la vigilancia. Otro buque, la goleta inglesa“Guillermina” no había tenido igual suerte, pues resultó inutilizada a cañonazos el 31 de julio al intentar escabullirse. Ocho de sus marineros fueron rescatados oportunamente por el “Sapphire” e incorporados como parte de su dotación. En el “Sapphire” fueron transportados y desembarcados en Curazao cincuenta cajas, dieciocho baúles y tres bultos (según narra el Hermano Nectario María en su libro “La verdad sobre Miranda en la Carraca”) que fueron decomisados por la aduana de aquella colonia al considerarlo como contrabando. La mayoría de esas cajas contenían los efectos personales de Miranda.
Excepcionalmente, en el “Sapphire” pudo marcharse el brigadier Gregorio Mac Gregor , alegando su condiciòn de subdito inglés.
Monteverde escribió al gobernador John Hodgson de Curazao solicitando la devolución de los valores transportados por los fugitivos a la isla, y del “Celoso” en los siguientes términos: “Muy justamente confío en que V.E. tomará las medidas necesarias a favor de esta solicitud y que V.E. también tendrá a bien emplear vuestra autoridad para el retorno al puerto de La Guayra del bergantín Celoso, el cual, por la misma oportunidad y en la misma forma fraudulenta, fué tripulado por el Sapphire y llevado a vuestra isla, y ordenar que sea entregado a mi comisionado don Francisco de Roo y prestarle la necesaria ayuda a él para darse a la mar, el costo de lo cual, como es de Justicia, será pagado por el tesoro de S.M.C.”

El gobernador Hodgson contestó a Monteverde sobre el contenido general de su anterior solicitud, pero respecto a la devolución del bergantín manifestó lo siguiente: “Me permito hacer saber a V.E. que no me considero en libertad para dar ninguna especie de pasos en lo relativo al Celoso ni ordenar que le sea entregado a don Francisco de Roo, sin la aprobación del gobierno de S.M.”
Tiempo después, hechos los trámites reglamentarios, Hodgson recibió órdenes de su gobierno para devolverlo “ por haber pertenecido al Gobierno de S.M.C.”

ARMADA 55

El "Argos" y el "Celoso" de nuevo protagonistas en acción
El "Argos destruído".

En el Capítulo 66, pagina 183 del tomo I del libro “Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el Siglo XIX” publicado por la Presidencia de la República en Caracas/1970 se lee todo el informe del coronel Simón Bolívar para el generalísimo Miranda relatándole los sucesos relacionados con la caída de la plaza de Puerto Cabello.
Dicho documento presenta en algunos de sus párrafos ciertas referencias a los yá famosos bergantines, el “Argos” y el “Celoso”, los mismos que seis años atrás alcanzaron una participación protagónica, al desbaratar la tentativa de Miranda para desembarcar con el “Leander”, la “Bacchus” y la “Bee” en Ocumare de la Costa.
En aquellos momentos los buques mencionados pertenecían a la Armada Española, ahora con Bolívar estaban formando parte de la Armada Republicana.

Informe de Bolívar a Miranda.

El informe presentado en Caracas el 14 de julio de 1812 comienza así: “Honorable Generalísimo: Cumpliendo con mi deber tengo el honor de haceros una relación circunstanciada de los sucesos desgraciados que han obligado a la plaza de Puerto Cabello a sucumbir. Hallándome en mi posada a las doce y media de la tarde el día 30 del próximo pasado, llegó apresuradamente el teniente coronel Miguel Carabaño a darme la noticia de que en el castillo de San Felipe, se oía un ruido estraordinario, y se había levado el puente”.... Más adelante continúa la narración de Bolívar: “Inmediatamente después de este acontecimiento empezó el fuego del castillo sobre la ciudad, enarbolando una bandera encarnada, y vitoreando a Fernando VII”.....Pronto aparecen en el relato de Bolìvar las referencias a los buques de guerra:....”El bergantín Zeloso , bajo los fuegos del enemigo , salió del puerto con la mayor bizarría, y , aunque con algún descalabro, lo salvamos. El bergantin Argos se sostuvo por nosotros a pesar de los repetidos cañonazos que le tiraron, y la marinería a nado vino a tierra”..... “El comandante del apostadero, C. Juan Bautista Martinena, fué sorprendido a bordo de su buque y conducido al castillo, donde permanece preso con la mayor severidad”. Y sigue Bolìvar con su narración: “La goleta Venezuela la tomaron, y llevaron parte de la marinerìa al castillo”...”El haber almacenado la mayor parte de la pólvora en dicho castillo, era de igual necesidad, porque en los almacenes que se hallaban fuera de la ciudad no estaba segura, y por esta razón la había mi antecesor transportado a la goleta Dolores, que tampoco presentaba mas seguridad ; sobre todo, cuando el comandante Martinena me ofició repetidas veces que la pólvora iba a perderse totalmente porque la goleta hacía agua”....”Dos marineros del bergantín Argos, mandados por nosotros, le cortaron los cables y vararon hacia nuestra costa, con el doble objeto de aprovechar sus pertrechos y cuanto fuese útil, y así evitar que el enemigo se apoderase de él; pero apenas vieron éstos perdida la esperanza de tomarlo,cuando empezaron a cañonearlo con mucha frecuencia; y al cabo de dos horas de hacerle fuego, lograron acertarle una bala roja que incendiándolo lo voló y convirtió en cenizas, produciendo un temblor tan universal en la ciudad, que rompió la mayor parte de los cerrojos de las puertas de las casas, y rindió muchas de ellas; de cinco marineros que estaban extrayendo los efectos del Argos, dos se salvaron y tres perecieron”....Por último, Bolìvar finaliza su informe en los siguientes términos: “ El coronel Mires, teniente coronel Carabaño y Aymerich , capitán Montilla, el comandante de ingenieros capitán Bujanda, mi secretario Ribas y dos oficiales mas, se vieron solos y vinieron a la playa de Borburata a embarcarse en el Zeloso, pudiendo por fortuna y a riesgo de nuestra libertad embarcar los pertrechos que teníamos y los víveres que poseíamos , teniendo por desgracia que dejar dos obuses de bronce por falta de quien los condujese a la playa. “En fin, mi general, yo me embarqué con mi plana mayor a las nueve de la mañana abandonado de todo el mundo, y seguido solo de ocho oficiales que después de haber presentado su pecho a la muerte, y sufrido pacientemente las privaciones mas crueles, han vuelto al seno de su patria a contribuir a la salvación del Estado, y a cubrirse de la gloria de vuestras armas. En cuanto a mí, yo hé cumplido con mi deber; y aunque hé perdido la plaza de Puerto Cabello, yo soy inculpable, y he salvado mi honor, ¡Ojalá no hubiese salvado mi vida, y la hubiera dejado bajo los escombros de una ciudad que debió ser el último asilo de la libertad y la gloria de Venezuela!- Simón Bolívar.” “P.D. Después de habernos embarcado se reunieron sobre cuarenta soldados de Aragua que se hallaban dispersos y se embarcaron en los transportes y lanchas , como también más de doscientos fusiles, municiones de boca y algunos paisanos.- S.B.”

Como puede verse, el “Argos”(uno de los vencedores del “Leander” y de las goletas “Bacchus” y “Bee”en Ocumare), encontró su fin en Puerto Cabello .El otro vencedor del “Leander”, el bergantín “Celoso” ahora bajo el mando del alférez de navío Pedro del Castillo, logró salvarse cortando precipitadamente sus amarras y refugiándose en el cercano puerto de Borburata . A su bordo debieron embarcarse Bolívar y otros patriotas para escapar de la zona de combate, hacia La Guaira (8 de julio de 1812). Después, para colocarse lejos del alcance de los realistas de Monteverde, que por tierra habían comenzado a ocupar a Caracas y se aproximaban a La Guaira, unos cuantos oficiales patriotas viajaron en el mismo “Celoso hacia Curazao ( 4 de agosto de 1812). Miranda fué dejado atrás expresamente para que, como garante que era de la capitulación mantuviera su presencia y posición de responsabilidad, o para que cayera- como sucedió- en manos de los españoles . Es que yá se habìa corrido el rumor de que Miranda planeaba fugarse a bordo de una fragata británica pronta a salir de La Guaira para Curazao, lo que hubiera significado abandonar dolosamente el cumplimiento de sus deberes, razón ésta por la cual se pretendió mas tarde justificar su detención y entrega a los realistas.
Una vez en Curazao,los patriotas pidieron asilo que les fué concedido mientras que el bergantín como instrumento de guerra debió permanecer internado en la isla hasta que posteriormente, como consecuencia de las cláusulas de la capitulación y la confirmación de Monteverde en el poder, fuera reclamada su devolución ante las autoridades británicas (quienes allì gobernaban temporalmente). La decisión de los británicos fué -de acuerdo a las normas internacionales- devolver el buque a sus antiguos -y nuevos propietarios otra vez-, las autoridades navales españolas de Venezuela.
Muy pronto el buque fué incorporado a su acostumbrada labor de guardacostas, adscrito como siempre a su base natural en Puerto Cabello. Todavía en noviembre de 1813, el “Celoso” continuaba figurando activamente. Junto con el “Alerta” es derrotado entre Puerto Francès y Chuspa por la Escuadrilla Oriental, y dos años después, en agosto de 1815 se encontraba reforzando el bloqueo de Morillo a Cartagena de Indias. El “Celoso” fué sin duda un buque muy famoso.

miércoles, 24 de febrero de 2010

ARMADA 54



Miranda designado Generalísimo y Dictador.

No habiendo querido aceptar el Marqués del Toro su nombramiento como General en Jefe, por las razones yá expuestas, se pensó en buscar otro individuo que reuniera la necesaria competencia y capacidad para el importante cargo. No existían en Venezuela muchas personas que poseyeran estas aptitudes profesionales,el problema por lo tanto era difícil de resolver.
Alguien postuló al general Miranda mientras que otros presentaron serias objecciones respecto al personaje,que para mucha gente era polémico, peligroso y difícil. Algunos sostenían- con o sin razón- que Miranda resultaría mas nocivo para Venezuela que el mismísimo Monteverde. Sin embargo la necesidad imperiosa –que nó la unánime aceptación- privó para que finalmente, a regañadientes se escogiera a Miranda.
El Ejecutivo Federal procedió entonces – previa la aceptación del postulado-a designar a Miranda como Generalísimo de las Fuerzas Militares de Mar y Tierra y como Dictador (23 de abril de 1812),vale decir con plenos poderes para dirigir personalmente y a voluntad las acciones de guerra presentes y futuras y para concertar la paz cuando fuera el momento.
El nombramiento fue dispuesto en el siguiente tenor: “Ciudadano Teniente General Francisco de Miranda : Acaba de nombraros el Poder Ejecutivo de la Unión , general en jefe de las armas de toda la Confederación Venezolana con absolutas facultades para tomar cuantas providencias juzguéis necesarias a salvar nuestro territorio invadido por los enemigos de la libertad colombiana; y bajo este concepto no os sujeta a ley alguna ni reglamento de los que hasta ahora rigen estas Repúblicas, sino que al contrario no consultaréis más que la ley suprema de salvar la Patria; y a este efecto os delega el Poder de la Unión sus facultades naturales y las extraordinarias que le confirió la representación nacional por decreto de 4 de este mes. Bajo vuestra responsabilidad ,os lo comunico de órden del Poder Ejecutivo para vuestra inteligencia y su cumplimiento."Dios os guarde muchos años" “Caracas: 23 de abril de 1812, II de la Repùblica. José de Sata y Bussy, Secretario de Guerra”.

Miranda por fin y legalmente además, tenía todo el poder en sus manos.Sus predicamentos de tantos años, parecían por fin haberse cumplido. Procedió a establecer su residencia y su Cuartel General en la ciudad de La Victoria.
La escogencia de este sitio obedeció a razones meramente tácticas.
La Victoria estaba mas cerca de Caracas (acortando la línea de comunicación) lo cual permitiría fácilmente cubrir la retaguardia frente a cualquier imprevisto.
Maracay por ejemplo no era considerado un sitio muy seguro porque podía ser rodeado con una aproximación por la vía de los llanos (Villa de Cura), pudiendo entonces quedar cortada la retirada o atrapada la posición entre dos frentes.
Valencia peor aún, era un nudo de comunicaciones múltiples , con accesos irrestrictos en casi todas direcciones y algo difícil de defender con escasas fuerzas.

Miranda como se vé, fué dejado con las manos libres para organizar todo su dispositivo estratégico. Entre sus múltiples decisiones dispuso el nombramiento del coronel Simón Bolìvar para comandar la importantísima plaza fuerte de Puerto Cabello, un punto de vital importancia- se decía-“porque aquel que tuviera su posesión serìa dueño de todas las provincias unidas”.

Miranda abrió campaña con la parafernalia que le era característica. Nada de su personalidad parecía haber cambiado desde los tiempos de su invasión a Tierra Firme en 1806. Durante su avance hacia Valencia, sostuvo un pequeño encuentro con los sublevados en el sitio de Mariara. Una emboscada que le habían preparado los realistas de Valencia le hicieron retroceder precipitadamente hasta Guacara (La Cabrera). Allí en Guacara ya atrincherado procedió a reorganizarse y a revisar su esquema de maniobra. El 12 de agosto lanzó su nuevo ataque, y esta vez sí que logró una victoria completa sobre los rebeldes.
Entretanto Monteverde avanzaba desde Coro sin interrupción por la vía de los Llanos Occidentales con la disposición de llevar auxilios a los valencianos y apoderarse de la plaza. No pudo llegar a tiempo para evitarles su primera rendición.

Posesionado de la plaza de Valencia, el general Miranda ordenó fortificar todas sus aproximaciones, llegándose a determinar que a Monteverde le sería muy difícil conquistarla con los medios de que disponía. Pero aún conociendo que los medios hubieren sido escasos, la sola amenaza de un Monteverde invencible que se acercaba presuroso , obligó a un Miranda inseguro a retroceder, primero a Guacara, después a La Cabrera, a La Victoria y por último San Mateo.
Ahí, entre San Mateo y La Victoria se sostuvo Miranda,indeciso y titubeante, mientras el enemigo continuaba avanzando sobre él.

La caída de Puerto Cabello.

Una nueva traición, esta vez producida en la plaza de Puerto Cabello dió al traste con todos los planes republicanos. Un oscuro oficial de las tropas destacadas como custodia en el Castillo de San Felipe, el teniente Francisco Vinony (o Vinoni) aprovechando la ausencia del comandante de la fortaleza (coronel Ramón Aymerich), renegó de a la causa patriota, se declarò realista y puso en libertad a los prisioneros españoles allí detenidos.
El pabellón español fué izado prontamente mientras se enviaba aviso a Monteverde para que acelerara la aproximacion por San Esteban y trajera el auxilio necesario. Este evento sirvió para acabar definitivamente con la recién nacida Primera República.
Miranda ante la pérdida de la plaza, reconoció prematuramente su derrota y propuso a Monteverde una – todavía hoy discutible -capitulación. Mas adelante, cuando el mal estaba hecho ya, trató de justificar sus decisiones con argumentos propios de su discutible personalidad.

ARMADA 53

Hechos de armas de la Primera República.
La campaña y triunfos de Monteverde


Envalentonados por la llegada de los refuerzos a la provincia realista de Coro, que el Gobernador Ceballos había solicitado a Puerto Rico, los valencianos sintiéndose ahora apoyados se alzaron en armas organizadamente contra la República.
La campaña llamada por algunos como “de reconquista” fué confiada en Coro al capitán de fragata don Juan Domingo de Monteverde(un infante de marina natural de las Islas Canarias),recién llegado precisamente con la expedición que desde Puerto Rico había traido el general Cagigal.
El 10 de marzo de 1812 , Monteverde salió de Coro al frente de una pequeña columna de 230 hombres( infantes y marineros) en auxilio del pueblo de Siquisique, lugar donde el fanático sacerdote Torrellas y el indio Juan Reyes Vargas se habían rebelado contra las autoridades de la República.
Después de Siquisique, Monteverde–según sus instrucciones recibidas- atacaría a Carora por sorpresa y se apoderaría de los efectos militares que allí depositados tenía la República, para luego regresar normalmente a Siquisique y sostenerse allí.

Estando precisamente frente a Carora sucede el fatídico terremoto del 26 de marzo que destruyó a media Venezuela. Barquisimeto por ejemplo fué completamente castigado por el sismo. Sin esperar los refuerzos pedidos a Coro,por propia iniciativa y sin órdenes precisas,Monteverde se apodera de esta ciudad y de todos los pertrechos que ahí existían. Emocionado por los fáciles triunfos que la naturaleza le há deparado, decide sobre la marcha dirigirse hacia Valencia, y para esto sí pide ahora refuerzos a Ceballos.
El gobernador desaprueba su decisión y le conmina a no pasar mas allá de Barquisimeto, además le advierte que no tiene ningún refuerzo para enviarle. Sigue Monteverde –aún contra las órdenes- su providencial avance sin encontrar la mas mínima resistencia, primero ocupa Araure, luego sigue hasta Guanare donde el traidor José Martí le entrega la guarnición patriota sin pelear.
Yaritagua y El Tocuyo se manifiestan a su favor y envían contingentes a unírsele, todos lo reciben con alegría y se pliegan voluntariamente a su campaña. Continúa luego sin detenerse hacia la plaza de San Carlos donde también la guarnición se pasa a sus banderas con armas y bagajes. Su entrada triunfal a San Carlos se cumplió el 25 de abril de 1812, con ésto el camino a Valencia parecía ahora estar totalmente expedito para los realistas.
Entretanto, un temor generalizado se extendía entre la población patriota por las noticias sobre la llegada y avance de Monteverde.
El Congreso (cuya sede estaba en Valencia) otorgó facultades especiales al Ejecutivo Federal para que manejara la crisis a su buen saber y entender. En estas circunstancias era necesario para el Ejecutivo garantizar que se respetara el principio de “unidad de mando”,por el cual la responsabilidad debía estar concentrada en una sola persona. Se propuso escoger al general Francisco Rodríguez (Marqués )del Toro para este encargo. Sin embargo, el Marqués con mucha honestidad y prudencia manifestó no sentirse capacitado para asumir tan inmensa responsabilidad , prefiriendo humildemente declinar a su aceptaciòn.
Los independientes desde tiempo atrás la habían estado pasando muy mal en sus operaciones bélicas.

Primeras Acciones Navales de la República.
Contra la rebelde provincia de Guayana se había despachado -desde Margarita y Cumaná -una flotilla de cañoneros ( para apoyar a la campaña punitiva terrestre de González Moreno,Francisco Solá y Manuel Villapol ) enfrentándose en su momento a la escuadrilla española con el propósito de arrebatarle el control del Río Orinoco que de hecho poseían.
Los buques de la Escuadrilla Sutil al mando del alférez de navío Felipe Santiago Esteves , penetraron al río sin mayores dificultades, en el caño de Macareo combatieron y consiguieron derrotar a las avanzadas realistas , le capturaron una goleta de 4 cañones y los pusieron en fuga , no logrando el objetivo de destruir totalmente su escuadrilla debido a que éstos no siguieron presentando combate formal como se esperaba, optando en cambio por retirarse ordenadamente hacia Guayana la Vieja donde contaban con la protecciòn de la artillería emplazada en los castillos.
Mientras los comandantes de las fuerzas expedicionarias , (Gonzàlez Moreno y Villapol) se tomaban su tiempo planificando estrategias para sorprender a las fortalezas con ataques terrestres desde retaguardia, los buques patriotas aflojaron su vigilancia confiando ingenuamente en una pronta rendición de los realistas, pero en lugar de eso, los sorprendidos fueron ellos. Los buques españoles habiendo yá reparado sus averías, reforzados con nuevo personal y armamento lanzaron un ataque muy bien coordinado y magistralmente ejecutado.

Combate Naval de Sorondo.
En el sitio de Sorondo (una amplia ensenada del Orinoco) la flotilla patriota fué totalmente desmantelada (26 de marzo de 1812). Sus unidades resultaron en su mayoría destruídos por la superior artillería española , muchos de ellas fueron apresadas y el resto incendiadas antes de caer en manos enemigas. Este fracaso marcó la pérdida definitiva de los esfuerzos desplegados contra Guayana. Sus plazas fuertes de Guayana la Vieja y Angostura continuaron en poder de los realistas. La campaña terrestre también sufrió su respectivo descalabro. El cuerpo de ejército enviado por Caracas ( coronel Francisco de Paula González Moreno) y los de Cumaná y Barcelona (coronel Manuel Villapol y coronel Francisco Javier Solá respectivamente ) se disolvieron prácticamente y solo el de Villapol pudo llegar indemne a Maturín gracias a la impecable conducción de este bravo oficial (español )al servicio de la Repùblica.
Ante este estado de gravedad absoluta , el gobierno procedió rápidamente a crear dos ejércitos que se destinarían uno al oriente del país y el otro al occidente, bajo el mando y responsabilidad de los Jefes de las Provincias.

ARMADA 52

Reacciòn contra la República por parte de residentes españoles y canarios .
A partir del 19 de abril de 1810, cuando los caraqueños decidieron romper sus lazos con la metrópolis española (deponiendo al Capitán General don Vicente de Emparam),se formó una llamada Junta Suprema que asumió automáticamente todos los Poderes del Estado, instauró un Tribunal de Apelaciones y Alzada, suspendió el tràfico de esclavos y lo mas notable de todo, ordenó el establecimiento de un Congreso de Diputados para que proveyera de representatividad legítima a sus funciones de gobierno.

Tratando de lograr ayuda contra los poderes napoleónicos que ya dominaban en España ,la Junta envió a Inglaterra una comisión compuesta por el coronel Simón Bolívar, el jurisconsulto Luis Lòpez Méndez y el sabio Andrés Bello.
Allí en Londres y por instrucciones expresas de la Junta,los comisionados tomaron contacto con el general Francisco de Miranda invitándole a regresar con ellos a Venezuela.

Miranda, General de la Repùblica.
Don Francisco de Miranda alcanzó en el ejèrcito español el grado de teniente coronel.Debió abandonar tempranamente los servicios militares a España por razones de naturaleza personal.
Después en Francia al ofrecer sus servicios a la Revolución, fué convertido en general de división. Estando encuadrado dentro del ejército de Dumouriez, ocupó el empleo de mariscal de campo ( Marèchal de Camp), es decir el general (de división) que organiza y verifica el dispositivo de la batalla por instrucciones del general en jefe.(Algo similar al Jefe de Estado Mayor de nuestros días) (No se debe confundir el empleo genérico de Mariscal de Campo con el específico de ”Mariscal de Francia” que es y há sido un título de carácter honorífico muy excepcional y que Miranda nunca llegó a poseer). La Suprema Junta dispuso a su llegada a Venezuela concederle el grado militar de teniente general, bajo los siguientes términos: “ D.Fernando 7*, etc... Y en su Real Nombre la Suprema Junta de Gobierno de Venezuela : Por cuanto atendiendo a los servicios y méritos de vos, don Francisco de Miranda, há venido en concederos el empleo de Teniente General de mis Ejércitos con sueldo de tal. Por tanto mando a los Capitanes generales, gobernadores de las armas y demás cabos mayores y menores, oficiales y soldados de los Ejércitos os hayan y tengan por tal Teniente General de mis Ejércitos y como a tal os guarden y hagan guardar las honras, gracias, etc.... Dado el el Palacio de la Suprema Corte de Gobierno...(31 Diciembre de 1810)”Nótese que todavía para esta fecha, la Junta actuaba a nombre del Rey Fernando.


La Independencia plena.Una decisión crucial.

El 2 de marzo de 1811 el Congreso de Diputados de Caracas se ocupó en debatir la siguiente disyuntiva: o continuar sometidos a un Fernando VII ausente y prisionero en Bayona, o simplemente declararse libres e independientes de todo yugo español.
La mayoría se decidió por la última alternativa, es decir independencia plena. La decisión al no ser unánime, despertó las parcialidades en juego. Los que apoyaban la independencia se auto-calificaron de "patriotas” obligando a los contrarios a escoger su propio apelativo,que lógicamente fué el de “realistas".Para mayor fuerza de su decisión, el Congreso propuso una Confederación de Provincias,que unidas formarían automáticamente una República.

Las provincias que confirmaron la propuesta republicana fueron: Caracas, Barcelona, Barinas, Cumaná, Margarita, Mérida y Trujillo.
Aquellas provincias que prefirieron continuar ofreciendo su lealtad al Rey fueron: Coro, Guayana, Maturín y Maracaibo.
Pese a las anunciadas amenazas de insurrección por parte de los realistas, el Congreso no se amilanaba, seguía adelante, preparándose para el ya decidido paso hacia la Independencia. Coro se mostró recalcitrante y agresivo desde un principio. No aceptó bajo ningún aspecto plegarse a la declaración de Independencia, manifestándose una vez más en estado de desobediencia activa.
Meses antes, a mediados de noviembre de 1810 debió salir en campaña el Marqués del Toro para aplacar aquella rebeldía de los corianos . El 28 de ese mes tras una serie de combates en el camino, el Marqués logró por fin tomar a Coro, la capital de la provincia , haciendo huir al enemigo y a un costo muy moderado de bajas. No puede sin embargo el Marqués sostener por mucho tiempo la posición conquistada pues es informado de que " Miralles (se refiere al gobernador Fernando Miyares) se estaba reforzando" -después de su huida -"con tropas procedentes de Maracaibo y que pretendía con ochocientos hombres, contraatacar en masa por su retaguardia",razón por la cual debió el Marqués ordenar la retirada durante la noche hacia Siquisique.
En su parte fechado el 8 de diciembre de 1810, el Marqués se queja amargamente de "la falta del auxilio de los buques por mar” y sostiene que “la empresa es impracticable sin una combinaciòn de fuerzas por mar , con tropas de desembarco y artillerìa de grueso calibre”.
Todavía no se había efectuado la proclamaciòn formal del nuevo sistema republicano, cuando ya se estaba incendiando el país por todos lados. Además de Coro, otra manifestación se produjo en Maturín a principios de 1811 y sus promotores fueron los Frailes Capuchinos. Inmediatamente reaccionaron los de Cumaná, donde la mayoría catalana de la ciudad , algunos criollos pudientes y unos cuantos misioneros se apoderaron del Castillo de San Antonio de la Eminencia donde se hicieron fuertes.

Ambas intentonas, la de Maturín y Cumaná fueron sin embargo muy tímidas, pudieron ser dominadas rápidamente y sus autores expulsados de la Provincia, previa confiscaciòn de sus bienes.
Muy pronto una reacción más enérgica se produjo al sur, en la Provincia de Guayana . Allí los realistas se dedicaron a saquear todas las poblaciones situadas en la márgen izquierda del Orinoco (Provincia de Caracas) interrumpiendo además el tráfico por el río, que era la única salida comercial con que contaban los llanos occidentales y centrales hacia el Atlántico y el Caribe .
Se enviaron fuerzas militares desde Caracas, Cumaná y Barcelona para someterlos, cosa que lograron a medias después de varios meses de campaña, aún continuando
los guayaneses en posesión de las importantes plazas de Guayana la Vieja y de Angostura, lo que significaba poder controlar totalmente el Orinoco. La reacción realista se robusteció definitivamente una vez firmada en Caracas el Acta de la Independencia el 5 de julio de 1811.
Estos levantamientos de los realistas no eran sucesos espontáneos, existía en ellos la firme creencia de que fuerzas expedicionarias españolas procedentes de Puerto Rico pronto desembarcarían en la provincia de Cumaná. Al principio eran puros rumores, pero el Gobierno no se dejó sorprender y adelantó las medidas necesarias para contrarrestar cualquier intento reaccionario, lo que sucedió en efecto cuando el 3 de julio de 1811 se presentó en los mares orientales una flotilla de siete buques de guerra con sus tripulaciones regulares y un complemento de mil hombres de desembarco, al mando de don Juan Manuel de Cagigal.
Las fuerzas cumanesas movilizadas por el coronel Vicente de Sucre oportunamente lograron oponerse y espantar de sus costas a los invasores que se dispersaron hacia Guayana , Maracaibo y sobre todo hacia Coro en espera de mejores circunstancias o mientras se recibían refuerzos adicionales desde Puerto Rico o desde Cuba. En la provincia de Coro gobernaba don José Ceballos (o Cevallos), quien había solicitado con mucho apremio y nerviosismo el envío de tropas adicionales.
Se producían revueltas por todos lados, basándose en la creencia de que el gobierno republicano era débil e inepto para manejar los eventos en forma adecuada , sobre todo cuando éstos se estaban produciendo simultáneamente en las diversas regiones de país. En Los Teques, un movimiento fué reprimido con la debida rapidez el ll de julio de 1811 y presentó un carácter quijotesco y teatral. Los canarios, en su mayoría medianos comerciantes y humildes agricultores de la zona , cubiertos con armaduras de latón como en los tiempos de la conquista, armados de trabucos naranjeros y montados en mulas,avanzaron sobre Caracas gritando “Viva el Rey, Viva la Vìrgen”. Todo esto sin resultado alguno, pues al primer tiro de cañón cargado con “granzón conejero”, los buenos isleños huyeron despavoridos montaña adentro, sin atreverse a asomar las narices por el resto de la guerra.
En Valencia la cosa fué distinta, el movimiento adquirió mayores proporciones y toda la ciudad terminó manifestando su adhesiòn a Fernando VII gritando “mueras” a la Independencia.

martes, 23 de febrero de 2010

ARMADA 51


Buque Escuela "Simón Bolívar"




Armada de la Primera República.
Orígines Formales.


El nacimiento de la Armada de Venezuela fué un hecho natural y nó necesariamente traumático. Se produjo como una simple transición,es decir como un traspaso puro y elemental de activos, que la naciente República–de hecho y de derecho-heredaba de su antigua metrópolis.
Más que un asunto de índole material que lo era en efecto, debería considerarse además como una concesión patrimonial, razonable y sanamente orientada. Si acaso hubo reacciones antagónicas, estas se produjeron mas adelante,cuando algunos súbditos egoístas,resentidos hasta el alma por un cambio que se les antojaba perjudicial para sus privilegios, se dispusieron a recuperar dichos legados a como diera lugar. No había al parecer para ellos otro camino, que desconocer y oponerse porfiados al nuevo status quo.
El “Argos” y el “Celoso” los vencedores del "Leander" en 1806 y ahora republicanos- junto con otras naves ("Ceres", "Venezuela" "Dolores" "Alerta" etc) que antes pertenecieron al régimen colonial- se encontraban surtas en el apostadero naval de Puerto Cabello, cumpliendo como siempre y ahora activamente bajo mando republicano, las mismas funciones para las cuales fueron dispuestos desde un principio, tareas de guardacostas y resguardo fiscal.
Tanto los buques, como el apostadero, los cuarteles y las fortificaciones dependían del Comandante de Armas (equivalente a los Comandantes de Guarnición de hoy día)

Importantes eran las fortificaciones de Puerto Cabello, que formaban un recinto de perímetro cuasi-circular cerrado alrededor de la ciudad y de la bahía propiamente dicha,estando dividido en tres sectores principales:

El sector de Barlovento (castillo de San Felipe, foso de Punta Brava, foso del Hornabeque, El Hornabeque y la batería de Punta del Carnero).

El sector de Sotavento o de Tierra Firme ( batería de Nuestra Señora del Coro o del Corito y batería de la Estacada de Pueblo Nuevo-con sus dos baluartes Princesa y Príncipe y el puente levadizo que permitía el paso a la ciudad vieja).

El sector del Sur o de los Cerros (Trincheròn o cortadura del camino de Borburata,batería de Santa Lucía, polvorines de Santa Lucía, y las baterías de La Vigía, el mirador de Solano, batería intermedia y batería de El Reducto).

Fuera del recinto de la plaza hacia el lado de barlovento se encontraba la magnífica rada de Borburata, de aguas profundas “capaz de contener Navíos de mucho porte con comodidad y sin riesgo” según una opinión del Comandante de Ingenieros don Fermín de Rueda en el año de 1792. Rueda recomendaba fundar una batería en la pequeña “Isla del Rey” que domina dicha ensenada para evitar que allí pudieran estacionarse buques enemigos que con su artillería podrían neutralizar desde atrás a todo el apostadero.

Aplicación de las Ordenanzas Navales Españolas .

Transferida de hecho la soberanía española a la nueva República, se transfirieron también las instituciones que eran de la Corona, entre ellas la incipiente Armada, a la cual se continuaron aplicando las Ordenanzas Generales de la Armada Naval Española de 1793. Por cierto que estas ordenanzas constituían un tratado completo y detallado de todos aquellos aspectos referentes a la marina catalogándolos desde la A hasta la Z.
Era una compilación extensa,voluminosa,de mucha precisión y amplia cobertura Interesante documento sin duda. Tanto lo era, que un decreto del Libertador fechado del 15 de diciembre de 1825 ordena que se sigan aplicando dichas ordenanzas (con pocas variantes) hasta el momento en que se resuelva definitivamente sobre el particular.
Ellas se mantuvieron prácticamente en vigencia hasta comienzos del siglo XX, (el l9de abril de 1904) cuando se promulgó un "Código de la Marina de Guerra” decretado ahora por el general Cipriano Castro,a la sazòn Presidente Constitucional de los Estados Unidos de Venezuela. La introducción de dicho decreto rezaba así:
“En uso de las atribuciones que me fueron conferidas por el Congreso Nacional en 28 de abril de l902, ratificadas el 7 de abril del año en curso (l904), y por cuanto las disposiciones relativas a la Marina de Guerra, contenidas en las Ordenanzas Generales de 1793; para la Armada Naval Española, vigentes en la República , y las demás que para Reglamentar dicho Ramo se han dictado con posterioridad por el Ejecutivo Nacional, no responden a las necesidades del servicio en la actualidad, por la falta de unidad y precisión que existe en ellas, y por ser inadecuadas a los adelantos de la época ......DECRETO....El Siguiente Código de la Marina de Guerra”.
etc.etc.etc. En adelante continúa el texto íntegro del mencionado código (Nota del Autor).Este documento(conocido también como el Código de Castro) se mantuvo a su vez en vigencia hasta el 12 de junio de 1912 cuando se publicó un nuevo decreto reorganizando la Marina de Guerra de los Estados Unidos de Venezuela.



(*)Convencionalmente se entiende por Primera República el período comprendido entre la fecha de la declaración de la independencia(19 de abril de 1810) hasta el momento de la capitulación de Miranda ante Domingo Monteverde (el 25 de julio de 1812).

ARMADA 50

LA ARMADA REPUBLICANA. LA SEMILLA ORIGINARIA
Herencia de la Armada Española
.

Al declararse la independencia de la Capitanía General de Venezuela el 19 de abril de 1810, aquellos americanos que habían sido españoles en la víspera amanecìeron de repente siendo otra cosa. Tal como se ha señalado, los sucesos en España crearon tanta confusión e incertidumbre que se hacía necesario actuar con premura y con mucho carácter para corregir los innumerables entuertos, confusiones y discrepancias que se estaban desarrollando en todas partes.
Un vacío de autoridad no era lo mas deseable en el extenso panorama del mundo español,y mucho menos lo era aún frente a la oportunista intervención de los franceses en España y la ausencia del legítimo monarca (Fernando VII) prácticamente prisionero de Napoleón Bonaparte en la localidad francesa de Bayona.

Desde las lejanas épocas del descubrimiento, la conquista y la colonia,la Armada Española estuvo presente en sus posesiones de América, en proporción que variaba de acuerdo a los acontecimientos y a las necesidades propias de cada momento.
El eje vital de las actividades de la Armada se concentraba en la isla de Cuba, que fué desde siempre el más importante centro de control militar español en América. Le seguía Puerto Rico en orden de importancia, luego México y finalmente Cartagena de Indias. Sin embargo, las unidades de la Armada estaban distribuidas estratégicamente en todo el territorio colonial,en la cantidad ,calidad y composición que se consideraba prudente.
En Buenos Aires, en Puerto Cabello, en Panamá ,en Maracaibo se encontraban siempre operando buques de diversos tamaños y características, confiados a mandos muy idóneos, correctamente organizados y desplegados para cumplir con las misiones que les fueran asignadas en una época excesivamente coyuntural.

Venezuela en realidad tuvo para España una importancia estratégica marginal. Sus intereses en el Caribe estaban enfocados posiblemente en otras direcciones consideradas mas relevantes.
Puerto Cabello era el principal apostadero naval existente en las costas venezolanas, además de Maracaibo que servía como apostadero auxiliar en apoyo de Puerto Cabello. Las tareas y obligaciones de ambos apostaderos eran realmente de escasa trascendencia, enfocadas a labores de guardacostas principalmente y en persecusión del contrabando, una actividad que se multiplicaba exponencialmente en todo el litoral de la Capitanía General.
Los buques disponibles eran pocos en cantidad, posiblemente anticuados y de escaso poder combativo, normalmente categorizados como goletas o bergantines, es decir de clasificación menor. En caso de una verdadera emergencia, las autoridades navales españolas creían estar en capacidad de acudir y apoyarse en la cercana Cartagena de Indias donde sí se podía contar con fuerzas de envergadura un poco mayor.
Si la emergencia era todavía superior entonces se echaba mano a todo el poderío naval concentrado en La Habana o en Puerto Rico, donde existían instalaciones de primer órden comparables o tal vez mejores que las de Cádiz o del Ferrol en la península misma.

Siendo ahora Venezuela independiente por propia decisión, entonces sus instalaciones gubernamentales civiles y militares debían seguir el mismo destino,incluyendo todas las unidades terrestres,su oficialidad y personal de tropa,las bases navales, los buques de guerra y las dotaciones respectivas.Todo se recibía como herencia. Muchos de los oficiales y las tripulaciones que servían en esos buques y en los diversos apostaderos, ahora simplemente pasaban a figurar en la nómina de la Armada Republicana. Nadie les llegó a preguntar si deseaban continuar haciéndolo o nò, ni se cree que ellos llegaron tampoco a oponerse a un asunto que parecía como muy lógico y normal. Mas tarde llegaría el momento de arreglar algunos detalles, si es que era necesario arreglarlos. Por ahora y hasta nuevo aviso debían seguir cumpliendo con sus tareas específicas y así lo hicieron en su mayoría. El gobierno estableció que mientras no se decretaran nuevas Ordenanzas o Reglamentos para conducir a la naciente Armada, la institución debería continuar rigiéndose por los muy completos textos de las ordenanzas navales españolas. Como cosa curiosa, dichas ordenanzas continuaron vigentes y aplicables hasta muy avanzado el siglo XVIII, sufriendo pocas modificaciones o adaptaciones en su contenido.
Las estructuras de organización, tácticas, jerarquías, uniformes y procedimientos eran casi perfectas y su utilización por la República nunca llegaron a causar contradicciones ni malos efectos, por eso se explica su permanencia tan prolongada.

ARMADA 49






La declaración de independencia en Venezuela.

Al producirse la invasión de los franceses a España, surgió entre la población peninsular una generalizada protesta, que llevó pronto a la organización de Juntas Provinciales y una Junta Central del Reino que funcionó primero en Aranjuez y después en Sevilla. Pasó luego a Cádiz aunque debió también retirarse de allí apresuradamente por la presión que sobre ella ejercían las fuerzas invasoras. Finalmente la Junta Central se transladó a la Isla de Leòn donde se constituyó a priori un llamado Consejo de Regencia. Una vez estructurado,dicho Consejo pretendió por propia iniciativa dictar normas de gobierno sobre las distantes Colonias Americanas.
Los colonos de América no confiaron en ese organismo y tampoco se subordinaron a su autoridad, antes por el contrario prefirieron actuar por cuenta propia, aunque pretextando todavía defender los derechos de Fernando VII.
Se organizaron Juntas encargadas de ejercer el gobierno local, ya que España por los momentos no estaba en condiciones de gobernar en ninguna parte. La intención era mantenerse así –temporalmente - hasta tanto los asuntos en España hubiesen alcanzado un arreglo mas o menos satisfactorio para sus particulares intereses.
Muy pronto sin embargo, esas Juntas se sintieron desilusionadas por los hechos visibles, sobre todo cuando se percataron de la débil y equívoca situación en que se encontraba el monarca mismo. En consecuencia prefirieron adoptar un comportamiento que fuese de hecho, mas decisivo y contundente, optando así por declararse libres e independientes de una vez por todas.

En la provincia de Caracas, una de las diez que integraban la Capitanía General de Venezuela, se inició un movimiento de opinión que muy pronto habría de convertirse en un certero salto hacia la independencia definitiva. Existió desde siempre la opinión generalizada de que Venezuela (igual que las demás colonias), estaba ligada- como subdita- solamente a la Corona y no debía fidelidad alguna hacia la nación española propiamente dicha. Como no era válida ni efectiva la autoridad de la Corona (pues no habìa Rey)en los momentos actuales, Venezuela de hecho se sintió libre para tomar sus propias determinaciones, negándose en principio a reconocer autoridad alguna en el Consejo de Regencia,organismo arbitrariamente creado sin haberse consultado a las colonias y peor aún, sin haber sido elegido por ellas. Se imponía con premura la creación de un gobierno local que representara legítimamente al pueblo venezolano y que pudiera ejercer la soberanía no esta vez en nombre del Rey sino en nombre del pueblo mismo.
Ese ejemplo de Caracas se propagó rápidamente hacia las demás colonias que de repente se decidieron a transitar similares iniciativas. El primer movimiento después del venezolano fué el de Buenos Aires. Muy pronto fué seguido por la Nueva Granada, despues por Chile y finalmente por México en ese mismo órden. Perú por el contrario, se mantuvo por mucho tiempo leal a España, allí en el Perú existía una aristocracia poderosa y soberbia que en defensa de sus privilegios, se mantuvo dispuesta a restringir y negar toda semilla de libertad. La liberaciòn llegaría en su momento, tardíamente tal vez pero oportuna y motorizada por el concurso de sus propios hijos.
Ayacucho en 1824 fué el puntillazo final para esta epopeya libertaria, cuando ese día el peruano oprimido,“ levantó la humillada cerviz” como señala la letra de su Himno Nacional.
El l9 de abril de 1810 el pueblo de Caracas reunido en Cabildo proclamó la autodeterminación del pueblo y aceptó la renuncia del capitàn general Don Vicente de Emparan. Dicha renuncia llevaba implícita el traspaso de todos los poderes y de todas las propiedades públicas civiles y militares. El mismo Cabildo procedió entonces a constituír una Junta Suprema que se encargaría de ejercer las funciones de Gobierno.
La Junta procedió por su parte a organizar la administración del naciente Estado, asumiendo la responsabilidad de todos aquellos asuntos que hasta entonces habían sido competencia del gobierno español.

La organización militar existente para la fecha, fué como las otras instituciones, transferida a la nueva administración. La Junta Suprema designó un Inspector para dirigir la rama militar. Ese funcionario tendría además el nombramiento de Gobernador y Presidente de la Junta de Guerra y Defensa de las Provincias.
La Junta de Guerra , un organismo colectivo de asesoramiento (especie de Estado Mayor) estaría formada por un grupo selecto de oficiales superiores subordinados al Inspector, atendiendo cada uno de ellos un área especìfica de competencia.

En cuanto a las unidades militares activas para el momento figuraban en Caracas , la Compañía de Granaderos Veteranos-unidad de élite-, el Escuadrón de Caballería , el Batallón de Milicias de Blancos, el Batallón de Milicias de Pardos entre otros. Existían tambièn los Escuadrones de Caballería de los Valles de Aragua y los de Valencia, En cuanto a la Marina, se tomó posesiòn del Apostadero Naval y las Fortalezas de Puerto Cabello, incluyendo los buques de guerra, los depósitos, arsenales y el parque de artillería depositado en la guarnición.

Se puede observar que la transferencia de poder se ejecutó al menos por ahora sin traumas visibles. Fué una simple transición libremente aceptada, lo que en la víspera pertenecía al Estado Español ahora pasaba en forma gradual y casi por beneficio de inventario a pertenecer al nuevo Estado de Venezuela. La entrega fué pacífica y ordenada, cualquier reclamo u objección si los hubiese habido, podría elevarse al Tribunal de Apelaciones establecido para tal fin.

Respecto a la Armada, ésta solamente cambió de nombre, ya no era española, se convertía ahora de hecho y de derecho en la incipiente Armada de la República de Venezuela,con muy pocos cambios en la distribución de sus plazas y en el cumplimiento de su misión. Algunos oficiales que eran peninsulares de orígen, siguieron ocupando sus posiciones dentro de la organización sin que se presentaran roces o conflictos por esa razón. Existían además oficiales de extracción criolla, que habían hecho carrera en la marina real de España sin el menor tipo de discriminación o diferencia y que ahora naturalmente se integraban a la nueva institución, con entera propiedad. Ejemplos: Lino de Clemente, José Padilla, Pedro L. Uribarri entre otros. El personal subalterno era casi todo criollo, aunque también complementado con algunos europeos, que continuaron sirviendo a la República sin problemas.
Desde el preciso momento en que se organizó la Suprema Junta para gobernar las provincias de Venezuela en nombre del Rey Fernando VII, surgieron manifestaciones tempranas de conciencia naval, y se puso la mayor atención en los aspectos relacionados con la defensa.

ARMADA 48



José Bonaparte rey de España

Las causas de la Independencia de las colonias españolas.
Causas Econòmicas
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La falta de libertad económica , los injustos monopolios, hacían casi imposible el libre comercio; solamente estaba perrmitido comerciar con la lejana metrópolis y eso bajo las condiciones severas que ella imponía,a lo que se sumaban además las altas incidencias impositivas que no dejaban margen de ganancia para repartir entre los operarios particulares. Mucho menos podían hacerse transacciones con terceros países, lo que de hecho era considerado como un grave delito. Solamente con España se podía comerciar y eso solamente por intermedio y a través de organismos expresamente señalados, nunca fuera de ellos.(ejemplo: la Compañía Guipuzcoana, entre otras.)
Los colonos americanos no teniendo mas soluciones a la vista, se lanzaron a comerciar clandestinamente por su cuenta y riesgo floreciendo entonces el contrabando ,que de hecho podía dañar y dañaba expresamente al Fisco Real, causa por la cual el contrabando era calificado como un flagelo que debía ser perseguido y combatido con extraordinaria diligencia y rigor.

Causas Sociales.
La eterna pugna entre la aristocracia criolla, “los criollos” considerados entre ellos mismos como descendientes directos de los antiguos conquistadores, y que se constituían en realidad a lo largo del tiempo en una especie de clase selecta, bien educada y generalmente muy rica, muchos de ellos inclusive con rasgos nobiliarios de sangre debidamente reconocidos en el Reino de España, que por lo tanto resentían celosamente la presencia cada vez mayor de peninsulares advenedizos, funcionarios arrogantes y altaneros,con evidencias notables de escasa educación y modales ordinarios, pero que no obstante ocupaban los mas altos cargos dentro de la administración colonial, por expreso mandato de las instituciones metropolitanas, que equivalía a decir del Rey mismo. Las decisiones de los peninsulares, parecían (a los criollos) caprichos arbitrarios e incongruentes que afectaban al común de la sociedad local y a ellos, la élite visible y secular, en mayor grado aún.
Lo que al principio no fué mas que una simple animadversión y apartamiento social hacia los “gachupines, godos o chapetones” como se llamaba despectivamente a los europeos (*), llegó despuès a convertirse en una sorda acumulaciòn de odios, resentimientos e intrigas que condujeron a colisiones altamente sensibles.

Causas Políticas.

Como propias de la época se señala la secular rivalidad existente entre España e Inglaterra y la inyección de ideas subversivas ahora proclamadas con furia por la Revolución Francesa. Estos factores fueron un caldo de cultivo para que se debatieran nuevos caminos ideológicos, donde los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad venían a llenar los vacíos todavía existentes dentro de aquella mentalidad "colonial" que estaba presente aún en una población proclive a la aplicación de nuevas experiencias.
Otro ejemplo de reciente data y que mucho impresionaba a los países de la América Española fue la independencia de los Estados Unidos con sus logros palpables y evidentes de democracia y libertad. Y en cierta forma tambien influyó-aunque en diferente forma- la independencia de Haití, consecuencia de una masiva rebelión de los esclavos, un incidente de gran envergadura que obligó a los mismos colonizadores franceses después de una enconada y sangrienta lucha, a negociar su retirada reconociendo a los rebeldes una virtual- aunque incompleta- autonomía.

La propia autoridad española comenzaba a evidenciarse ahora dentro de las colonias como una institución debilitada, caduca, retardataria y decadente. Por un lado los triunfos ingleses en todas partes especialmente en América, habían estado socavando dia tras dia al otrora orgulloso poderío naval español, logrado y construído desde los reinados progresistas de Felipe V hasta el de Carlos III. Con Carlos IV, hijo del anterior, sometido a la equívoca influencia de Manuel Godoy se produce una inesperada y sorpresiva coalición con Francia, que hasta hacía muy poco tiempo era su enemiga mas encarnizada .
Frente a esta alianza asaz peligrosa y oportunista los británicos como principales amenazados se vieron en la impostergable necesidad de destruir definitivamente esa maliciosa combinación , lográndolo brillantemente -en el mar como bien sabían hacerlo -en la famosa batalla de Trafalgar.

Los pueblos americanos se mostraban al principio indiferentes a esos particulares problemas entre sus amos europeos. Confiaban en que ellos podrían arreglar sus propias diferencias sin involucrar a las colonias en sus conflictos domésticos. Pero cuando Napoleón invadió a España apoderándose de la Corona, se produjo una reacción un tanto inesperada. Se llegó a considerar este acontecimiento como una verdadera catástrofe, pues colocaba a la metrópolis en un estado de completa humillación, hecho éste que las colonias de por sí no estaban dispuestas a tolerar. Así fue entonces que en América se organizaron Juntas para sostener y respetar los derechos del Rey Fernando VII, quien mientras tanto permanecía como cautivo en manos de los franceses.
Decepcionadas después al conocer el indigno comportamiento de un monarca entregado pasiva e indolentemente a la voluntad del emperador galo, las colonias para estar a tono con la época, decidieron lanzarse a experimentar sus propias revoluciones.Nada se perdía con probar, excepto las cadenas.
Venezuela fué la primera de las colonias hispano-americanas que incidentalmente se pronunció por la Independencia. Las demás colonias desde Argentina primero, luego Chile, hasta México finalmente y siguiendo su ejemplo precursor, se lanzaron con relativo éxito por el mismo camino.Para la metrópolis sería desde ahora, muy difícil sofocar o detener esa nueva tendencia.
Al principio los independizados no percibieron una apropiada resistencia a su proceder, porque no podía haberla de parte de una España sorprendida, pero una vez que aquella alcanzó un poco de respiro y pudo recuperarse de su sorpresa, la conflagración surgió automáticamente tornándose cada vez más furiosa en todas partes.
Es de suponer con razón,que España no estaba dispuesta a perder un imperio que tanto esfuerzo le había costado modelar por más de tres siglos, en ello sin duda estaban implícitos su honor y su propia existencia.

(*)Los españoles naturales de las Islas Canarias eran clasificados (por los criollos) en una escala en un nivel inferior a los peninsulares. A pesar de ser los canarios, una gente sencilla, de hábitos frugales, trabajadores, leales, sinceros y poco arrogantes, se les tildaba como "peones del imperio", y se les subestimaba igualmente.

ARMADA 47

Miranda Precursor.
Trinidad. El Ocaso de un Proyecto.


En Trinidad se había tenido yá conocimiento de la llegada de Miranda. Algunos de los comerciantes y empresarios de la Isla, y muchos notables de la población manifestaron tumultuosamente para protestar por este acontecimiento. Pidieron al gobernador Sir Thomas Hislop que no permitiera el desembarco del personaje por considerarlo indeseable y dañino para la sociedad trinitaria. Argumentaban que su presencia causaría perjuicios en el comercio entre ellos y los de Costa Firme, que eran realmente quienes proveían al la isla de sus necesidades básicas.

Los habitantes de Costa Firme habían manifestado en anterior oportunidad, su reticencia a continuar comerciando con la colonia inglesa cuando aquella acogía con beneplácito las actividades de un enemigo jurado de España.
Debe recordarse que Trinidad había sido por 300 años una colonia española y apenas habían transcurrido ocho años de pertenecer a Inglaterra. Por esa razón, la mayoría de los residentes en la isla eran solidarios con los españoles, guardaban todavía fidelidad a la Madre Patria y hasta tenían lazos de familia con la gente de la Costa. Además, en Trinidad residía un nutrido grupo de familias coloniales francesas que allí habìan logrado asilo, huyendo de las atrocidades que en Haití habían presenciado y hasta sufrido, en los días de la rebeliòn de los esclavos “cimarrones” y después durante la Revolución Francesa.
Por ser aliados los franceses de España y por tener hondos recelos sobre “nuevos revolucionarios” como etiquetaban a Miranda y los suyos, se unieron a las manifestaciones de repudio al saber el arribo de aquellos en Trinidad, convencidos que eran más de lo mismo.
No fué recibido ahora con la “dignidad" de su visita anterior, ya no podía contar con el alojamiento privilegiado en la Casa de Gobierno debiendo conformarse esta vez con una humilde habitación alquilada a un particular (cerca del puerto) y cuyo pago debía compartir con un oscuro teniente inglés.
Hislop el Gobernador, caballeroso y humanitario no aceptó expulsarlos a todos como se lo habían solicitado los representantes de la sociedad, por el contrario; les ofreció su hospitalidad y protección hasta donde le fuera polìticamente posible, aclarando- eso sí- que dicha hospitalidad debería estar acondicionada a un determinado comportamiento por parte de los huéspedes. Prohibió expresamente que el personal expedicionario vistiera su uniforme militar -en tierra- dentro de su jurisdicción y exigió-perentoriamente- no realizar actividades que pudieran considerarse hostiles contra la soberanía de España en sus colonias de Costa Firme.

Muy difìcil como se vé, era la situación para los integrantes de la ya maltrecha “expedición colombeiana”. No pudiendo vestir sus uniformes de dotación, debieron "improvisar" ropas de paisano para bajar a tierra.
Eso les daba un aspecto andrajoso, sucio y miserable, y por supuesto llamaba mucho la atención. Carecían de dinero con que comprar ropa nueva, inclusive les faltaba lo mínimo necesario para poder alimentarse, así que debían acogerse a la bondad de aquellos pocos que pudieran proveerla. Un contingente relativamente numeroso, en condiciones tan paupérrimas, en tierra extraña y sin esperanzas de recuperación, pronto habría de convertirse en “una turba de indeseables”, que en lugar de alabanzas recibía rechazos, desprecios y maltratos por doquier.

Nada podía Miranda hacer para corregir esta triste situación. No tenía recursos de ninguna especie, y prefería entonces por impotencia y vergüenza, no dejarse ver la cara con su propia gente. Entre éstos, los de mayor iniciativa, optaron por dirigir una desesperada petición al Gobernador mismo, solicitando sus buenos oficios para que álguien se ocupara al menos del bienestar colectivo.
El asunto amenazaba en convertirse- o se había convertido ya -en un problema de órden público para las autoridades locales. Se hablaba de robos y raterías, de deudas no pagadas y de malvivencia notoria. Así el gobierno local debió tomar cartas en el asunto, judicialmente se dispuso intervenir la única propiedad visible de la expedición, el “Leander” y su inventario. El bergantin y los bienes que contenía abordo, fueron vendidos en pública subasta- a muy bajo precio por cierto- y con el escaso producto de la venta se procedió a paliar algunas necesidades urgentes, deudas a terceros sobre todo. También con los sobrantes se cancelaron - parcialmente -los servicios a los pocos de la tripulaciòn que por necesidad y nó por vocación habían permanecido a bordo “cuidando” de la nave.
La expedición de Miranda terminó disolviéndose por sí sola. La mayoría, casi todos norteamericanos de New York y Filadelfia, optaron por regresar a su país de orígen gracias a la bondad y patriotismo de algunos capitanes, también americanos que se comprometieron a transportarlos de regreso . Viajarían como supernumerarios, pagando con su trabajo abordo el costo de su manutención. Los subditos ingleses de la expedición también se dispersaron como mejor les convino. Para ellos y para todos había terminado un sueño convertido en atroz pesadilla.
Miranda acoquinado escribía cartas e informes a todo el mundo. A las autoridades de Inglaterra llegó a saturarlas con solicitudes de apoyo. No obtuvo respuestas en ningún caso. Envió emisarios con el mismo propósito y los emisarios fracasaron igualmente, optando éstos por abandonar la empresa y tomar otro camino.
Al final Miranda, decepcionado decidió ir él en persona a Inglaterra a finales de 1807. Cuando llegó, las cosas habían tomado un giro inesperado. Napoleón había invadido a España, su antigua aliada. Salía ahora Inglaterra en defensa de España involucrándose en lo que en la península se llamó la “Guerra de Independencia”.
Mal podría Miranda en esas circunstancias, aspirar a que Inglaterra apoyara sus esquemas de conquista sobre las colonias de quien era precisamente ahora su aliada.





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