viernes, 26 de febrero de 2010

ARMADA 59


GeneralMariño




General Arismendi



La guerra en oriente. Margarita se subleva.
Al saberse la noticia de la tremenda derrota de Monteverde en Maturín , los margariteños se sublevaron, liberando de la prisión al coronel insurgente Juan Bautista Arismendi y poniéndolo al frente de la rebelión. Vengando pasados ultrajes para sí y su familia, Arismendi hizo ejecutar al gobernador Pascual Martínez y a una gran cantidad de españoles. Capturó los buques que se encontraban en los puertos de la Isla y con ellos organizó una escuadrilla que puso al mando del corsario italiano José (Giuseppe) Bianchi, ordenándole que procediera a bloquear cuanto antes el puerto de Cumaná. Así lo hace Bianchi en efecto el 20 de julio de 1813.
Los españoles Eusebio Antoñanzas (Gobernador) y Eusebio Tízcar (Comandante de Armas)defienden la plaza sitiada. Careciendo de agua y otras provisiones deciden abandonar la defensa, embarcándose en la goletas de guerra “Fernando VII”, la goleta mercante “Los Dos Amigos” y en otros buques de transporte. Antoñanzas se encuentra muy grave de una herida sufrida en combate. Muchos otros de los defensores están tambien heridos y requieren urgente atención.

Los españoles huyen de oriente.Mariño toma a Cumaná.
El día 2 de agosto de 1813, los buques realistas zarpan con rumbo hacia la Isla de Curazao donde gobierna el inglés Sir John Hodgson,quien se há manifestado amigo leal de Monteverde y de los españoles de Tierra Firme. El gobernador Antoñanzas no logra recuperarse de sus heridas y fallece poco después en Curazao.

Mariño ocupa inmediatamente a Cumaná ordenándole a Bianchi que persiga a los fugitivos.Este los alcanza en alta mar el día 4 de agosto,les dá combate causándole muchas bajas,y logra tomar por abordaje tres de los buques de transporte.
Los españoles tomados prisioneros por Bianchi, incluyendo civiles ancianos, mujeres y niños,(familiares de los soldados) son encerrados en las bodegas . Al aproximarse al puerto en Cumaná descubren con horror que todos los prisioneros habían muerto asfixiados.
En lugar de llevar los cadáveres a tierra para darles cristiana sepultura, se ordena que sean lanzados a los tiburones. Barbarie contra barbarie era la nota de esos días. De esa desgracia nadie se hizo responsable, achacándola con ligereza a los avatares de la guerra a muerte.

Como se há dicho,Santiago Mariño logró ocupar a Cumaná con la ayuda que le prestó la escuadrilla margariteña(traída por Bianchi y Felipe Esteves)y que había sido enviada por el nuevo gobernante de la isla el-ahora general-Juan Bautista Arismendi. Este reclamó pronto a Mariño el pago de estos servicios y Mariño le respondió alterado, que en su calidad de Libertador de Oriente que era, debería tener mando y jurisdicción sobre Margarita, que por lo tanto Arismendi debía subordinarse a él y dejarse de estar haciendo reclamos indebidos.
Arismendi replicó airadamente que el jefe de Margarita era él y que por lo tanto no estaba dispuesto a subordinarse a ningun otro,por muy margariteño que aquel fuese. El conflicto continuó por algún tiempo, sólo el genio de Bolìvar logró al fin bajar el tono de la disputa.
Efectivamente, el Libertador conociendo las discrepancias existentes entre ambos jefes, intentó atraerse a uno de ellos a su favor. Apuntó hacia Arismendi, considerado como el débil jurídico.
Le ofreció el cargo de Gobernador de Caracas y Arismendi aceptó complacido la oferta. Por lo menos se liberaba así de aquellos lazos de lealtad obligada que pretendía imponerle el general Mariño.
Bolívar conocía desde antes los propósitos del general Mariño para avanzar hacia el centro y recuperar la capital. En lo más profundo de su espíritu existía la negativa a permitir que aquel lo hiciera antes que él. Eso explica sus apresuramientos en la Nueva Granada para cruzar la frontera y lanzarse solo, imprudente y sin permiso a marchar hacia Caracas. Se mantenía al tanto de los triunfos de Mariño en Oriente, y lo felicitaba de vez en cuando, prometiéndole sus muy diplomáticos deseos de cooperación, llegando inclusive hasta sugerirle (de los dientes para afuera) que era él- Mariño- probablemente la persona señalada por el destino para recuperar la libertad de Venezuela. Estando en Mérida tuvo conocimiento de los triunfos de Mariño en Barcelona y llegó a sentir una inmensa preocupación de que su proyecto de libertar fuera interferido por ese "destino" que alguna vez había preconizado a su competidor.
Parece ser tambièn que Mariño tenía el mismo esquema de pensamiento, alababa a Bolívar como el salvador de la Patria, pero en su fuero interno deseaba que llegara de segundo para ser él mismo quien pudiera cumplir con esa gloriosa tarea. Los ditirambos eran una característica dominante en la caballerosidad de la época. Una especie de hipocresía deportiva, matizada con aquella frase de “que gane el mejor", pero que se acostumbraba a complementar equívocamente con otra frase: "en las puertas del cielo primero yó que mi padre".

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