Miranda Precursor.
La Odisea del “Leander”
La repentina retirada del “Leander”sin combatir, dejando abandonadas a las dos goletas que estaban bajo su protección, es reconocido por la historia como una mancha eterna, como un flagrante caso de cobardía. No puede haber otro calificativo. Respecto a la persona responsable de este acto, no se conoce con certeza todavía. Sin embargo muchos se inclinan a creer que fué el capitán Thomas Lewis, su comandante quien dió la órden de huír, sin detenerse a escuchar las opiniones de mas nadie. Después de eso, mas adelante Lewis por supuesto intentó echarle la culpa al general Miranda.
Es sabido que Miranda había perdido prácticamente toda autoridad abordo frente a un Lewis insolente e insubordinado. Dentro de ese buque,en esos momentos y dada la situaciòn de conflicto que arrastraban las autoridades embarcadas, el único que mandaba –a la cañona- era él, sobre todo en asuntos específicamente navales donde no permitía ingerencias, como llegó a manifestarlo más de una vez. Todo su comportamiento anterior (desde Jacmel hasta ahora) demostraba que su único objetivo consistía en frustrar las operaciones de Miranda a cualquier precio. No habiendo logrado una postergación del proyecto como eran sus esperanzas, su único recurso para evadir una confrontaciòn peligrosa y desigual; fué actuar como lo hizo, huyendo escandalosamente en el momento menos oportuno. Sus propios oficiales (del buque) llegaron a censurarlo, instándole encarecidamente a regresar para combatir a los guardacostas españoles e intentar salvar en lo posible a las dos goletas en desgracia, a lo cual no quiso hacer caso por mucho que se le insistiera. Después del peligro pasado, cuando ya se sentía seguro y envalentonado intentó maliciosamente echar la culpa a Miranda. Los testigos presenciales de esos eventos, quienes registraron los hechos por escrito, permiten liberar definitivamente a Miranda de cualquier sospecha de cobardía. Miranda podría tener todos los defectos que se le quisieran achacar pero cobarde precisamente no era. Lewis por su parte tenía todas las motivaciones para comportarse de esa manera, sabía por ejemplo que la empresa era sumamente arriesgada y tenía la seguridad de que cualquier fracaso donde cayera prisionero siendo el capitán de la nave, equivaldría a arriesgar su propia cabeza. Por esa misma razón fué que su hermano Jacob, el capitán del “Emperor” se echó para atrás y renegó a tiempo de sus compromisos. Seguramente le recomendó a su hermano, de manera velada, que hiciera lo mismo al presentársele la primera oportunidad.
Respecto a Miranda,él no sabía nada o casi nada relacionado con el manejo de barcos, no era ni nunca había sido marino. En el caso presente, solo era un pasajero importante, general de un ejército inexistente sin verdadero poder de decisión. Almirante nunca lo fué ni por aproximación.Además no le interesaba serlo, sus miras estaban en otra dirección. Entonces es razonable que hubiese aceptado a desgano pero sin interferir, las disposiciones del capitán Lewis a quien por lo menos se le consideraba conocedor profundo de los asuntos navales.
Miranda Precursor.
Segundo toque en Bonaire.
El primer impulso-casi espasmódico- fué ”volar” precipitadamente hacia Bonaire, el refugio más cercano y que en la visita anterior había sido previsto como posible santuario .
Navegando a toda velocidad y casi en estado de pánico,los del “Leander” pudieron llegar a la isla esa misma noche. Allí al menos esperaban estar protegidos y tenían confianza de que estando en ese sitio probablemente no serían molestados por alguna fuerza naval española que decidiera perseguirlos.
Si bien Bonaire era de derecho una colonia de Holanda , por lo tanto aliada circunstancialmente de España, en Bonaire y en las otras dependencias holandesas el control lo ejercían los marinos británicos, razón por la cual ni los españoles ni los franceses se aventuraban a patrullar en esas aguas, so pena de confrontarse- en desventaja- con los cruceros ingleses que siempre aparecían de improviso, buscando españoles y franceses a quienes corretear.
Allí en Bonaire permanecieron poco tiempo, solamente lo necesario para obtener agua dulce y algunas provisiones. Lo que de eso pudieron conseguir fué muy poco y de mala calidad. El agua por ejemplo era un artículo muy escaso en esa isla , donde los habitantes la obtenìan recogiéndola en cisternas o algibes en tiempo de lluvia. No existían por ningùn lado arroyos ni manantiales; en algunas concavidades exteriores donde podía acumularse naturalmente ( llamadas kasimbas),el agua era turbia , de mal sabor (salobre) y olor. En tiempos de severa sequía el agua potable solía ser traída en botes desde la tierra firme y adquirida a precio de oro por los residentes.
Miranda Precursor
Zarpe desde Bonaire bajo los efectos de la desmoralización.
Obtenidos los insumos indispensables, salieron al mar otra vez, el viernes 1ª de mayo de l806, casi sin rumbo fijo sin decidir todavía cual habría de ser su próximo destino. Eso tendría que decidirse pronto, se supone que esta vez sí era el general Miranda quien debía tomar la decisión final.
Tanto el espíritu de Miranda como el de todas las demás personas abordo, estaban derrumbados. Un estado de general estupor dominaba el ambiente, lo que había sucedido dias atrás era increíble, parecía todo mentira, una pesadilla al fin de quien nadie podía desentenderse ni siquiera por un instante. El mismo Miranda se sumergió en un impresionante mutismo, absorto, encerrado en su camarote sin comer y sin recibir a nadie, murmurando maldiciones e improperios contra personas ausentes (especialmente contra el capitán del “Emperor” y contra los ingleses) a quienes no dudaba en achacar la causa de su propio fracaso.
Algunos sostienen que además del impacto que en él produjo la derrota, Miranda era muy proclive al mareo, cuando había mar picado- que lo era casi siempre- solía encerrarse herméticamente en su camarote y no se dejaba ver por nadie excepto sus ayudantes mas cercanos. Estas crisis de mareo y de depresión extrema,eran las que hacían creer - falsamente- a los observadores, que Miranda gustaba por mera afectación de mantenerse lejano, distante a los problemas de la gente común, y por eso se le solìa señalar como soberbio, , insociable y engreído, incapaz de descender por gusto y humanidad “a los ámbitos terrenales del populacho”que lo acompañaba en su empresa.
El mareo extremo suele ser una insoportable tortura para aquellos que no están acostumbrados a sus efectos y es capaz de humillar hasta a los mas valientes, cualquiera que pudiera ser su grado,clase o empleo. Dicen que Napoleón y Bolívar le tenían un terror infinito al mareo, que se sentían enfermos cada vez que pisaban la cubierta de un barco, aún cuando éste se encontrara amarrado al muelle. Y créase o no, dicen que el marino mas famoso de la historia (después de Simbad ) nada menos que Horacio Lord Nelson se mareaba hasta cuando veía el mar desde lejos. Precisamente estando bajo los efectos del mareo, era como Nelson peleaba mejor.
La sensación de derrota era tan profunda y generalizada entre los expedicionarios que muchos lloraban desconsoladamente, algunos se arrepentían públicamente de haber confiado en las promesas de esa dudosa campaña, otros manifestaban con amargura sus deseos de regresar a casa, otros simplemente maldecían al hombre que a través de engaños, hipocresía y otros argumentos los habìa conducido ciegamente a esta aventura absurda .
Los menos hacìan preguntas sobre el inmediato que hacer, en momentos en que nadie se sentía autorizado a dar una respuesta, por lo que todo se quedaba entonces en la mas completa indefinición. El derrotero del buque era tambien incierto, navegaba erráticamente, huyendo “como un ladrón perseguido” de cualquier vela –grande o pequeña- que se pudiera divisar en el horizonte.
Existía aparentemente el temor intenso de que esas velas pudieran pertenecer a los españoles o a los franceses que habrían salido expresa y ferozmente a buscarlos para darles su merecido. Ese extraño comportamiento de la tripulación, era calificado por los oficiales y por las tropas embarcadas como una actitud humillante, no entendían que habiendo sido reclutados, equipados y adiestrados para combatir debieran sin explicación alguna, andar ahora rehuyendo cualquier cosa que aparecía en el horizonte.
Dos días después de la salida de Bonaire (3 de mayo de 1806), el mar aparecía mas calmado, el viento soplaba regularmente y el cielo estaba despejado. Los ánimos habìan comenzado a recuperarse y el propio general apareció por fin en cubierta, serio, silencioso, calmado ya de su abatimiento y aparentemente recuperado de su mareo, lo cual se podìa tomar dentro de todos los males subyacentes , como una señal positiva. .
domingo, 21 de febrero de 2010
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