sábado, 13 de febrero de 2010

ARMADA 32


Miranda Precursor.

Estancia en Jacmel demasiado prolongada .


La estancia de los expedicionarios en Jacmel se venía hacìendo demasiado prolongada. Miranda ingenuo espera vanamente la llegada de la fragata “Cleopatra” con los auxilios supuestamente prometidos por el capitán Wright en aquella oportunidad cuando el “Leander” fué interceptado por el buque inglés en alta mar. Aquellas promesas de Wright que Miranda a viva voz mucho recalcaba entre sus asociados, parecían haberse esfumado, convertidas en puros deseos fantasiosos muy improbables de llegar a materializarse . La paciencia se está agotando , aumenta el desespero de los dirigentes y el aburrimiento de los subalternos.
Frente a tantas decepciones y contrariedades se hacía sentir la necesidad de interpolar dentro de lo inaguantablemente rutinario, algún evento que sirviera para levantar un poco la moral y el “sprit d’corps” de la gente –usando aquella marcial terminología que tanto repetía el mismo general.
Como soldado que era, Miranda conocía a fondo el efecto y las consecuencias de una tropa aburrida y desmotivada. Aunque no eran muchos los recursos de que pudieran echarse mano, existía uno que por su naturaleza especial podrìa servir de paliativo en esos momentos de crisis. Nada se perdería con intentarlo. Cualquier cosa que se hiciera debería tener porque sí un caràcter teatral y melodramático, poseer en lo posible una fuerte dosis de fanfarronería, arrogancia y otros ingredientes que lograran despertar- al menos artificialmente - los sentimientos latentes de heroismo, emoción y fogosidad entre los participantes de la ceremonia. Los peligros de insubordinación, motín o deserción estaban siempre presentes dentro de esas organizaciones que habían sido fabricadas a la ligera sin patriotismo, con voluntades compradas con dinero, especialmente cuando se estaba por mucho tiempo en tierra o cerca de ella.
En alta mar los motivos sediciosos eran más difícil que se produjeran , porque se sabía que más graves eran también las consecuencias de ellos, al igual que las sanciones impuestas a aquellos que pudieran resultar culpables de esos delitos,difíciles de producir sí, pero en ningún caso inevitables.

Mirande Precursor.
Izamiento del pabellón de Colombia.

Estando aún al ancla en Jacmel, el día 12 de Marzo de 1806 se presentó el grandioso espectáculo de izar abordo por primera vez un pabellón hasta ahora desconocido en todo el mundo, el pabellón “colombiano”como lo concebía Miranda, con los colores amarillo, azul y rojo en franjas horizontales de igual anchura y en orden descendente.
En la mañana de ese día, poco antes de la salida del sol se ordenó “ formar todas las tropas y la tripulación”en la cubierta superior, agrupados alrededor del mástil principal del buque, para proceder bajo repique de tambor y pitos de señales, a izar -con premeditada lentitud - aquella extraña insignia en el tope del palo mayor.
A mitad de driza se disparó un cañonazo de honor, uno solamente cuando han debido ser 21 salvas, entendiéndose que ese único disparo del momento debería contener el mismo simbolismo que los saludos tradicionales a pabellones soberanos. Y un muy ensayadamente inglés “hip..hip..hurrah” se escuchó entre los asistentes a la solemne ceremonia, debidamente coordinados a través de una señal hecha por uno de los oficiales de la tropa.
Miranda desde el puente, impecablemente vestido con su extraño uniforme de general francés- que conservaba para las grandes ocasiones-con el pecho prominente y estrenando una pose afectadamente marcial, saludó con teatral energía y palaciega elegancia levantando su emplumado bicornio desde el principio al fin de la elevaciòn de la bandera, dejando ver a todos su característico peinado jacobino, que en esta ocasión terminaba en una coleta entretejida con un lazo negro en su extremo. No portaba peluca, porque éstas habían sido abolidas como costumbre
Terminado el saludo llegando la bandera al tope, casi repentinamente dió media vuelta y ostensiblemente, sabiendo que todas las miradas convergían en él, se alejó hacia su camarote sin pronunciar ninguna palabra y mucho menos sin estrechar alguna mano de los individuos presentes. Ese era pues el estilo de Miranda, distante y engreído, todo genio y figura hasta la sepultura.
El resto del personal permaneció en cubierta por un lapso de media hora conversando alegremente después de ser retirada la formación. Se llegò a repartir esa mañana por órden superior y antes del desayuno una generosa ración de “grog”(*) para brindar por el destino y la gloria de la nueva bandera.
El espetáculo siguió su desarrollo. Miranda en su calidad de General en Jefe de la expedición, procedió a materializar los nombramientos dentro de su oficialidad, publicando en bando por una “Orden General” la organización temporal del “contingente expedicionario” como lo llamaba. El 24 de marzo de 1806 los oficiales y la tropa alistada firmaron de su puño y letra su compromiso con los artículos de guerra ( copiados literalmente del Código Militar de los Estados Unidos pero adaptado ex-profeso a un hipotético país que no existía aún, cambiando lo que se pudiera cambiar) y prestando posteriormente el juramento de “fidelidad y lealtad “. Naturalmente que el texto original estuvo planteado en idioma inglés, y así aparece en la narración de James Biggs.
Traducido al español el texto se leería: “Juro ser fiel y leal al pueblo libre de Sur América, independiente de España, y servirle honrada y lealmente contra todos sus enemigos y opositores, cualesquiera que sean, y observar y obedecer las órdenes del supremo gobierno de aquel país legalmente nombrado; y las órdenes del General y los Oficiales que me sean dadas por ellos. A bordo del “Leandro”, Jacquemel, 21 de marzo de 1806.”
Tal como se puede observar, esta manifestación era una parodia de fórmulas ya reglamentarias, posiblemente en el Ejército de los Estados Unidos y adaptada para este caso particular. Jurar sobre algo inexistente(como era el pueblo de Sur América) era una mera utopía incapaz de soportar el menor análisis jurídico. Hacerlo así era similar al hipotético caso de prometer pagar una deuda con el dinero que se pudiera ganar en un futuro juego de lotería . Suficiente motivo para poner en duda la solidez del proyecto y considerarlo así como una inconsistente jugada de azar de una mente un tanto afiebrada y soñadora.
Ingenuos fueron aquellos personajes que se sujetaron sin la menor protesta a un juramento tan escabroso. Pero lo hicieron de todos modos, confundidos y extrañados. Al fin y al cabo -pensarían-que ya estando en alta mar, nada se podría ganar oponiéndose a un asunto serio que debió haber sido conocido y discutido antes de zarpar de Nueva York. Protestar ahora airadamente,eso sí que podría ser considerado motin abordo.



(*) Grog: Ración de ron mezclada con agua que por tradición se entregaba una vez al día a los marinos británicos embarcados.Generalmente se consumía inmediatamente como si fuera refresco, aunque algunos preferían guardarlo como reserva para utilizarlo en momentos de alguna celebración, o para negociar entre sus compañeros.El ron era muy abundante en esos tiempos en las islas del Caribe.




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