martes, 23 de febrero de 2010

ARMADA 49






La declaración de independencia en Venezuela.

Al producirse la invasión de los franceses a España, surgió entre la población peninsular una generalizada protesta, que llevó pronto a la organización de Juntas Provinciales y una Junta Central del Reino que funcionó primero en Aranjuez y después en Sevilla. Pasó luego a Cádiz aunque debió también retirarse de allí apresuradamente por la presión que sobre ella ejercían las fuerzas invasoras. Finalmente la Junta Central se transladó a la Isla de Leòn donde se constituyó a priori un llamado Consejo de Regencia. Una vez estructurado,dicho Consejo pretendió por propia iniciativa dictar normas de gobierno sobre las distantes Colonias Americanas.
Los colonos de América no confiaron en ese organismo y tampoco se subordinaron a su autoridad, antes por el contrario prefirieron actuar por cuenta propia, aunque pretextando todavía defender los derechos de Fernando VII.
Se organizaron Juntas encargadas de ejercer el gobierno local, ya que España por los momentos no estaba en condiciones de gobernar en ninguna parte. La intención era mantenerse así –temporalmente - hasta tanto los asuntos en España hubiesen alcanzado un arreglo mas o menos satisfactorio para sus particulares intereses.
Muy pronto sin embargo, esas Juntas se sintieron desilusionadas por los hechos visibles, sobre todo cuando se percataron de la débil y equívoca situación en que se encontraba el monarca mismo. En consecuencia prefirieron adoptar un comportamiento que fuese de hecho, mas decisivo y contundente, optando así por declararse libres e independientes de una vez por todas.

En la provincia de Caracas, una de las diez que integraban la Capitanía General de Venezuela, se inició un movimiento de opinión que muy pronto habría de convertirse en un certero salto hacia la independencia definitiva. Existió desde siempre la opinión generalizada de que Venezuela (igual que las demás colonias), estaba ligada- como subdita- solamente a la Corona y no debía fidelidad alguna hacia la nación española propiamente dicha. Como no era válida ni efectiva la autoridad de la Corona (pues no habìa Rey)en los momentos actuales, Venezuela de hecho se sintió libre para tomar sus propias determinaciones, negándose en principio a reconocer autoridad alguna en el Consejo de Regencia,organismo arbitrariamente creado sin haberse consultado a las colonias y peor aún, sin haber sido elegido por ellas. Se imponía con premura la creación de un gobierno local que representara legítimamente al pueblo venezolano y que pudiera ejercer la soberanía no esta vez en nombre del Rey sino en nombre del pueblo mismo.
Ese ejemplo de Caracas se propagó rápidamente hacia las demás colonias que de repente se decidieron a transitar similares iniciativas. El primer movimiento después del venezolano fué el de Buenos Aires. Muy pronto fué seguido por la Nueva Granada, despues por Chile y finalmente por México en ese mismo órden. Perú por el contrario, se mantuvo por mucho tiempo leal a España, allí en el Perú existía una aristocracia poderosa y soberbia que en defensa de sus privilegios, se mantuvo dispuesta a restringir y negar toda semilla de libertad. La liberaciòn llegaría en su momento, tardíamente tal vez pero oportuna y motorizada por el concurso de sus propios hijos.
Ayacucho en 1824 fué el puntillazo final para esta epopeya libertaria, cuando ese día el peruano oprimido,“ levantó la humillada cerviz” como señala la letra de su Himno Nacional.
El l9 de abril de 1810 el pueblo de Caracas reunido en Cabildo proclamó la autodeterminación del pueblo y aceptó la renuncia del capitàn general Don Vicente de Emparan. Dicha renuncia llevaba implícita el traspaso de todos los poderes y de todas las propiedades públicas civiles y militares. El mismo Cabildo procedió entonces a constituír una Junta Suprema que se encargaría de ejercer las funciones de Gobierno.
La Junta procedió por su parte a organizar la administración del naciente Estado, asumiendo la responsabilidad de todos aquellos asuntos que hasta entonces habían sido competencia del gobierno español.

La organización militar existente para la fecha, fué como las otras instituciones, transferida a la nueva administración. La Junta Suprema designó un Inspector para dirigir la rama militar. Ese funcionario tendría además el nombramiento de Gobernador y Presidente de la Junta de Guerra y Defensa de las Provincias.
La Junta de Guerra , un organismo colectivo de asesoramiento (especie de Estado Mayor) estaría formada por un grupo selecto de oficiales superiores subordinados al Inspector, atendiendo cada uno de ellos un área especìfica de competencia.

En cuanto a las unidades militares activas para el momento figuraban en Caracas , la Compañía de Granaderos Veteranos-unidad de élite-, el Escuadrón de Caballería , el Batallón de Milicias de Blancos, el Batallón de Milicias de Pardos entre otros. Existían tambièn los Escuadrones de Caballería de los Valles de Aragua y los de Valencia, En cuanto a la Marina, se tomó posesiòn del Apostadero Naval y las Fortalezas de Puerto Cabello, incluyendo los buques de guerra, los depósitos, arsenales y el parque de artillería depositado en la guarnición.

Se puede observar que la transferencia de poder se ejecutó al menos por ahora sin traumas visibles. Fué una simple transición libremente aceptada, lo que en la víspera pertenecía al Estado Español ahora pasaba en forma gradual y casi por beneficio de inventario a pertenecer al nuevo Estado de Venezuela. La entrega fué pacífica y ordenada, cualquier reclamo u objección si los hubiese habido, podría elevarse al Tribunal de Apelaciones establecido para tal fin.

Respecto a la Armada, ésta solamente cambió de nombre, ya no era española, se convertía ahora de hecho y de derecho en la incipiente Armada de la República de Venezuela,con muy pocos cambios en la distribución de sus plazas y en el cumplimiento de su misión. Algunos oficiales que eran peninsulares de orígen, siguieron ocupando sus posiciones dentro de la organización sin que se presentaran roces o conflictos por esa razón. Existían además oficiales de extracción criolla, que habían hecho carrera en la marina real de España sin el menor tipo de discriminación o diferencia y que ahora naturalmente se integraban a la nueva institución, con entera propiedad. Ejemplos: Lino de Clemente, José Padilla, Pedro L. Uribarri entre otros. El personal subalterno era casi todo criollo, aunque también complementado con algunos europeos, que continuaron sirviendo a la República sin problemas.
Desde el preciso momento en que se organizó la Suprema Junta para gobernar las provincias de Venezuela en nombre del Rey Fernando VII, surgieron manifestaciones tempranas de conciencia naval, y se puso la mayor atención en los aspectos relacionados con la defensa.

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