viernes, 26 de febrero de 2010
ARMADA 58
LA SEGUNDA REPUBLICA.
La llamada “Campaña Admirable” descubre para gloria de Venezuela,un Bolívar casi repentino, un Libertador vibrante que se encarga de restituír –sobre la marcha- la libertad perdida en favor de una II República. Comienza esta campaña con buen pié y magníficos augurios. Las proclamas de Bolívar al pisar tierra venezolana ,dadas ambas en su cuartel general de la villa redimida de San Antonio de Venezuela el 1º de marzo de 1813 dicen mucho de cuales eran sus propósistos.
Una proclama dirigida a los ciudadanos del país y otra a los soldados del Ejército de Cartagena y de la Unión,ambas encierran promesas muy definidas . Dice en la primera: “Ciudadanos: Yo soy uno de vuestros hermanos de Caracas, que arrancado prodigiosamente por el Dios de las misericordias de las manos de los tiranos que agobian a Venezuela vuestra patria, he venido a redimiros del duro cautiverio en que yacíais bajo el feroz despotismo de los bandidos españoles que infestan nuestras comarcas. He venido,digo,a traeros la libertad, la independencia y el reino de la justicia, protegido generosamente por las gloriosas armas de Cartagena y de la Unión”…
En la segunda proclama dice Bolívar: “Soldados: Vuestro valor ha salvado la patria, surcando los caudalosos rios del Magdalena y del Zulia; transitando por los páramos y las montañas; atravesando los desiertos; arrostrando la sed,el hambre, el insomnio; tomando las fortalezas de Tenerife, Guamal, Banco y Puerto de Ocaña ; combatiendo en los campos de Chiriguaná , Alto de la Aguada, San Cayetano y Cúcuta, reconquistando cien lugares, cinco villas y seis ciudades en las provincias de Santa Marta y Pamplona“… y termina con la significativa frase: “Corred a colmaros de gloria adquiriendoos el sublime renombre de libertadores de Venezuela”.
Bajo estas promesas arranca su campaña, ahora el protagonismo lo ostenta el bautizado “Ejército Libertador de Venezuela” avanzando sin prisa pero sin pausa. Trujillo, (15 de junio de 1813 y su decreto de guerra a muerte). Niquitao ( 4 de julio de 1813 ), Barinas ( 15 de julio de 1813 ), Araure (25 de julio de 1813), San Carlos ( 28 de julio de 1813), y finalmente Caracas, la gloriosa capital, firmando capitulación a favor de los republicanos el 4 de agosto de 1813, a una distancia escasa de cinco meses desde que en San Antonio se emitió su profética proclama del primero de marzo.
Caracas es liberada por fin y allí mismo, a su llegada el 8 de agosto, Simón Bolívar, Brigadier de la Unión y General en Jefe del Ejército Libertador de Venezuela emite una nueva proclama, dirigida esta vez a los caraqueños. Una parte de ésta dice textualmente: “Parecen, digo, vuestros libertadores, y desde las márgenes del caudaloso Magdalena , hasta los floridos valles de Aragua y recintos de esta ilustre capital, victoriosos, han surcado los rios del Zulia, del Táchira, del Boconó, del Masparro, la Portuguesa, el Morador y Acarigua, transitando los helados páramos de Mucuchíes, Boconó, y Niquitao, atravesando los desiertos y montañas de Ocaña, Mérida y Trujillo, triunfando siete veces en las campales batallas de Cúcuta, La Grita, Betijoque, Carache, Niquitao, Barquisimeto y Tinaquillo, donde han quedado vencidos cinco ejércitos que en número de diez mil hombres, devastaban las hermosas provincias de Santa Marta, Pamplona, Mèrida, Trujillo, Barinas y Caracas”
Mariño llegó segundo.
Mientras Bolìvar desarrollaba todas sus actividades de la “Campaña Admirable”desde Cartagena a Caracas, otros patriotas- de los refugiados en Trinidad- preparaban acciones parecidas en la zona de Oriente. El general Santiago Mariño encabezaba esta iniciativa, secundado por otros militares reconocidos , entre ellos José Francisco Bermúdez y su hermano Bernardo Bermúdez, Manuel Piar, el marino Agustin Armario, el joven coronel Antonio José de Sucre, José Francisco Azcué , Juan Bautista Bideau y otros. Cuarenta y cinco en total, que horrorizados por las noticias que llegaban desde la ocupada Venezuela relativas a las tropelías cometidas por los realistas Antoñanzas, Cerveris y Zuazola, decidieron desembarcar por Guiria el 12 de enero de 1813 para iniciar desde allí una campaña de reconquista.
Mariño –como se há dicho- había asumido el cargo de comandante en jefe de las fuerzas orientales que se organizaban para recuperar la soberanía republicana perdida en 1812. No era Mariño en estos momentos subalterno de Bolívar ni existía técnicamente entre ellos algún lazo de dependencia jeràrquica. Lo que Bolívar significaba para la gobernación de Caracas, lo era Mariño para la gobernación de Cumaná. Ambos se consideraban jefes dentro de su respectivas zonas de influencia , aún cuando sus intenciones libertarias tuviesen un objetivo común, expulsar de nuevo a los españoles.
Su enemigo de ahora era Domingo Monteverde, a quien hacían responsable de todas las fechorías que se estaban cometiendo en Venezuela. El también y sus compañeros tenían deseos de libertar a su Patria oprimida. Organizados pues en Chacachacare ( islote cercano a Trinidad) proyectaron con una pequeña tropa invadir las provincias de Cumaná, Margarita y Barcelona. El 14 de enero tomaron a Punta de Piedra, y el 15 derrotaron al español Juan Gabasso capturando el pueblo de Irapa. Desde Irapa destacó a Piar, Bernardo Bermúdez y Azcué para operar sobre Maturin y recabar el máximo de recursos posibles para continuar la guerra. Envió al coronel José Francisco Bermúdez con la tarea de bloquear el camino de Cumaná y detener cualquier aproximación de los realistas por ese lado. En efecto el coronel Francisco Javier Cervériz intentó aproximarse con 300 hombres pero fue derrotado por Bermúdez debiendo refugiarse en Yaguaraparo.
Declinación de Monteverde.
En Maturin, tanto el coronel Manuel Piar como el coronel José Francisco Azcué se mostraron muy activos causándole serios inconvenientes a los españoles de La Hoz, Cerveriz y Zuazola, a tal punto que alarmado, Monteverde con un batallón de tropas, decidió salir desde Caracas- por vía marítima- hasta oriente para hacerse cargo de las operaciones militares en la región. Juntó sus fuerzas con las de Zuazola, Antonio Bosh, Cervériz y de La Hoz y sintiéndose seguro del triunfo, buscó hacer contacto con las tropas de los patriotas.
El 25 de mayo de 1813 se dió la batalla de Maturín. Con cargas consecutivas de caballería, Manuel Piar le bajó los humos a Monteverde, enfrentando con tesón a las tropas españolas y causándoles una derrota muy grave.
Monteverde pudo escapar de milagro y se apresuró a regresar,para refugiarse en Puerto Cabello, con la esperanza de recibir auxilios desde el exterior . En cierta forma el caudillo se mostraba ahora desmoralizado, había perdido yá su aureola de ferocidad invencible. Su suerte en América, su meteórica carrera de triunfos en corto tiempo, había comenzado yá a declinar.
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