miércoles, 24 de febrero de 2010

ARMADA 52

Reacciòn contra la República por parte de residentes españoles y canarios .
A partir del 19 de abril de 1810, cuando los caraqueños decidieron romper sus lazos con la metrópolis española (deponiendo al Capitán General don Vicente de Emparam),se formó una llamada Junta Suprema que asumió automáticamente todos los Poderes del Estado, instauró un Tribunal de Apelaciones y Alzada, suspendió el tràfico de esclavos y lo mas notable de todo, ordenó el establecimiento de un Congreso de Diputados para que proveyera de representatividad legítima a sus funciones de gobierno.

Tratando de lograr ayuda contra los poderes napoleónicos que ya dominaban en España ,la Junta envió a Inglaterra una comisión compuesta por el coronel Simón Bolívar, el jurisconsulto Luis Lòpez Méndez y el sabio Andrés Bello.
Allí en Londres y por instrucciones expresas de la Junta,los comisionados tomaron contacto con el general Francisco de Miranda invitándole a regresar con ellos a Venezuela.

Miranda, General de la Repùblica.
Don Francisco de Miranda alcanzó en el ejèrcito español el grado de teniente coronel.Debió abandonar tempranamente los servicios militares a España por razones de naturaleza personal.
Después en Francia al ofrecer sus servicios a la Revolución, fué convertido en general de división. Estando encuadrado dentro del ejército de Dumouriez, ocupó el empleo de mariscal de campo ( Marèchal de Camp), es decir el general (de división) que organiza y verifica el dispositivo de la batalla por instrucciones del general en jefe.(Algo similar al Jefe de Estado Mayor de nuestros días) (No se debe confundir el empleo genérico de Mariscal de Campo con el específico de ”Mariscal de Francia” que es y há sido un título de carácter honorífico muy excepcional y que Miranda nunca llegó a poseer). La Suprema Junta dispuso a su llegada a Venezuela concederle el grado militar de teniente general, bajo los siguientes términos: “ D.Fernando 7*, etc... Y en su Real Nombre la Suprema Junta de Gobierno de Venezuela : Por cuanto atendiendo a los servicios y méritos de vos, don Francisco de Miranda, há venido en concederos el empleo de Teniente General de mis Ejércitos con sueldo de tal. Por tanto mando a los Capitanes generales, gobernadores de las armas y demás cabos mayores y menores, oficiales y soldados de los Ejércitos os hayan y tengan por tal Teniente General de mis Ejércitos y como a tal os guarden y hagan guardar las honras, gracias, etc.... Dado el el Palacio de la Suprema Corte de Gobierno...(31 Diciembre de 1810)”Nótese que todavía para esta fecha, la Junta actuaba a nombre del Rey Fernando.


La Independencia plena.Una decisión crucial.

El 2 de marzo de 1811 el Congreso de Diputados de Caracas se ocupó en debatir la siguiente disyuntiva: o continuar sometidos a un Fernando VII ausente y prisionero en Bayona, o simplemente declararse libres e independientes de todo yugo español.
La mayoría se decidió por la última alternativa, es decir independencia plena. La decisión al no ser unánime, despertó las parcialidades en juego. Los que apoyaban la independencia se auto-calificaron de "patriotas” obligando a los contrarios a escoger su propio apelativo,que lógicamente fué el de “realistas".Para mayor fuerza de su decisión, el Congreso propuso una Confederación de Provincias,que unidas formarían automáticamente una República.

Las provincias que confirmaron la propuesta republicana fueron: Caracas, Barcelona, Barinas, Cumaná, Margarita, Mérida y Trujillo.
Aquellas provincias que prefirieron continuar ofreciendo su lealtad al Rey fueron: Coro, Guayana, Maturín y Maracaibo.
Pese a las anunciadas amenazas de insurrección por parte de los realistas, el Congreso no se amilanaba, seguía adelante, preparándose para el ya decidido paso hacia la Independencia. Coro se mostró recalcitrante y agresivo desde un principio. No aceptó bajo ningún aspecto plegarse a la declaración de Independencia, manifestándose una vez más en estado de desobediencia activa.
Meses antes, a mediados de noviembre de 1810 debió salir en campaña el Marqués del Toro para aplacar aquella rebeldía de los corianos . El 28 de ese mes tras una serie de combates en el camino, el Marqués logró por fin tomar a Coro, la capital de la provincia , haciendo huir al enemigo y a un costo muy moderado de bajas. No puede sin embargo el Marqués sostener por mucho tiempo la posición conquistada pues es informado de que " Miralles (se refiere al gobernador Fernando Miyares) se estaba reforzando" -después de su huida -"con tropas procedentes de Maracaibo y que pretendía con ochocientos hombres, contraatacar en masa por su retaguardia",razón por la cual debió el Marqués ordenar la retirada durante la noche hacia Siquisique.
En su parte fechado el 8 de diciembre de 1810, el Marqués se queja amargamente de "la falta del auxilio de los buques por mar” y sostiene que “la empresa es impracticable sin una combinaciòn de fuerzas por mar , con tropas de desembarco y artillerìa de grueso calibre”.
Todavía no se había efectuado la proclamaciòn formal del nuevo sistema republicano, cuando ya se estaba incendiando el país por todos lados. Además de Coro, otra manifestación se produjo en Maturín a principios de 1811 y sus promotores fueron los Frailes Capuchinos. Inmediatamente reaccionaron los de Cumaná, donde la mayoría catalana de la ciudad , algunos criollos pudientes y unos cuantos misioneros se apoderaron del Castillo de San Antonio de la Eminencia donde se hicieron fuertes.

Ambas intentonas, la de Maturín y Cumaná fueron sin embargo muy tímidas, pudieron ser dominadas rápidamente y sus autores expulsados de la Provincia, previa confiscaciòn de sus bienes.
Muy pronto una reacción más enérgica se produjo al sur, en la Provincia de Guayana . Allí los realistas se dedicaron a saquear todas las poblaciones situadas en la márgen izquierda del Orinoco (Provincia de Caracas) interrumpiendo además el tráfico por el río, que era la única salida comercial con que contaban los llanos occidentales y centrales hacia el Atlántico y el Caribe .
Se enviaron fuerzas militares desde Caracas, Cumaná y Barcelona para someterlos, cosa que lograron a medias después de varios meses de campaña, aún continuando
los guayaneses en posesión de las importantes plazas de Guayana la Vieja y de Angostura, lo que significaba poder controlar totalmente el Orinoco. La reacción realista se robusteció definitivamente una vez firmada en Caracas el Acta de la Independencia el 5 de julio de 1811.
Estos levantamientos de los realistas no eran sucesos espontáneos, existía en ellos la firme creencia de que fuerzas expedicionarias españolas procedentes de Puerto Rico pronto desembarcarían en la provincia de Cumaná. Al principio eran puros rumores, pero el Gobierno no se dejó sorprender y adelantó las medidas necesarias para contrarrestar cualquier intento reaccionario, lo que sucedió en efecto cuando el 3 de julio de 1811 se presentó en los mares orientales una flotilla de siete buques de guerra con sus tripulaciones regulares y un complemento de mil hombres de desembarco, al mando de don Juan Manuel de Cagigal.
Las fuerzas cumanesas movilizadas por el coronel Vicente de Sucre oportunamente lograron oponerse y espantar de sus costas a los invasores que se dispersaron hacia Guayana , Maracaibo y sobre todo hacia Coro en espera de mejores circunstancias o mientras se recibían refuerzos adicionales desde Puerto Rico o desde Cuba. En la provincia de Coro gobernaba don José Ceballos (o Cevallos), quien había solicitado con mucho apremio y nerviosismo el envío de tropas adicionales.
Se producían revueltas por todos lados, basándose en la creencia de que el gobierno republicano era débil e inepto para manejar los eventos en forma adecuada , sobre todo cuando éstos se estaban produciendo simultáneamente en las diversas regiones de país. En Los Teques, un movimiento fué reprimido con la debida rapidez el ll de julio de 1811 y presentó un carácter quijotesco y teatral. Los canarios, en su mayoría medianos comerciantes y humildes agricultores de la zona , cubiertos con armaduras de latón como en los tiempos de la conquista, armados de trabucos naranjeros y montados en mulas,avanzaron sobre Caracas gritando “Viva el Rey, Viva la Vìrgen”. Todo esto sin resultado alguno, pues al primer tiro de cañón cargado con “granzón conejero”, los buenos isleños huyeron despavoridos montaña adentro, sin atreverse a asomar las narices por el resto de la guerra.
En Valencia la cosa fué distinta, el movimiento adquirió mayores proporciones y toda la ciudad terminó manifestando su adhesiòn a Fernando VII gritando “mueras” a la Independencia.

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