martes, 23 de febrero de 2010
ARMADA 48
José Bonaparte rey de España
Las causas de la Independencia de las colonias españolas.
Causas Econòmicas.
La falta de libertad económica , los injustos monopolios, hacían casi imposible el libre comercio; solamente estaba perrmitido comerciar con la lejana metrópolis y eso bajo las condiciones severas que ella imponía,a lo que se sumaban además las altas incidencias impositivas que no dejaban margen de ganancia para repartir entre los operarios particulares. Mucho menos podían hacerse transacciones con terceros países, lo que de hecho era considerado como un grave delito. Solamente con España se podía comerciar y eso solamente por intermedio y a través de organismos expresamente señalados, nunca fuera de ellos.(ejemplo: la Compañía Guipuzcoana, entre otras.)
Los colonos americanos no teniendo mas soluciones a la vista, se lanzaron a comerciar clandestinamente por su cuenta y riesgo floreciendo entonces el contrabando ,que de hecho podía dañar y dañaba expresamente al Fisco Real, causa por la cual el contrabando era calificado como un flagelo que debía ser perseguido y combatido con extraordinaria diligencia y rigor.
Causas Sociales.
La eterna pugna entre la aristocracia criolla, “los criollos” considerados entre ellos mismos como descendientes directos de los antiguos conquistadores, y que se constituían en realidad a lo largo del tiempo en una especie de clase selecta, bien educada y generalmente muy rica, muchos de ellos inclusive con rasgos nobiliarios de sangre debidamente reconocidos en el Reino de España, que por lo tanto resentían celosamente la presencia cada vez mayor de peninsulares advenedizos, funcionarios arrogantes y altaneros,con evidencias notables de escasa educación y modales ordinarios, pero que no obstante ocupaban los mas altos cargos dentro de la administración colonial, por expreso mandato de las instituciones metropolitanas, que equivalía a decir del Rey mismo. Las decisiones de los peninsulares, parecían (a los criollos) caprichos arbitrarios e incongruentes que afectaban al común de la sociedad local y a ellos, la élite visible y secular, en mayor grado aún.
Lo que al principio no fué mas que una simple animadversión y apartamiento social hacia los “gachupines, godos o chapetones” como se llamaba despectivamente a los europeos (*), llegó despuès a convertirse en una sorda acumulaciòn de odios, resentimientos e intrigas que condujeron a colisiones altamente sensibles.
Causas Políticas.
Como propias de la época se señala la secular rivalidad existente entre España e Inglaterra y la inyección de ideas subversivas ahora proclamadas con furia por la Revolución Francesa. Estos factores fueron un caldo de cultivo para que se debatieran nuevos caminos ideológicos, donde los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad venían a llenar los vacíos todavía existentes dentro de aquella mentalidad "colonial" que estaba presente aún en una población proclive a la aplicación de nuevas experiencias.
Otro ejemplo de reciente data y que mucho impresionaba a los países de la América Española fue la independencia de los Estados Unidos con sus logros palpables y evidentes de democracia y libertad. Y en cierta forma tambien influyó-aunque en diferente forma- la independencia de Haití, consecuencia de una masiva rebelión de los esclavos, un incidente de gran envergadura que obligó a los mismos colonizadores franceses después de una enconada y sangrienta lucha, a negociar su retirada reconociendo a los rebeldes una virtual- aunque incompleta- autonomía.
La propia autoridad española comenzaba a evidenciarse ahora dentro de las colonias como una institución debilitada, caduca, retardataria y decadente. Por un lado los triunfos ingleses en todas partes especialmente en América, habían estado socavando dia tras dia al otrora orgulloso poderío naval español, logrado y construído desde los reinados progresistas de Felipe V hasta el de Carlos III. Con Carlos IV, hijo del anterior, sometido a la equívoca influencia de Manuel Godoy se produce una inesperada y sorpresiva coalición con Francia, que hasta hacía muy poco tiempo era su enemiga mas encarnizada .
Frente a esta alianza asaz peligrosa y oportunista los británicos como principales amenazados se vieron en la impostergable necesidad de destruir definitivamente esa maliciosa combinación , lográndolo brillantemente -en el mar como bien sabían hacerlo -en la famosa batalla de Trafalgar.
Los pueblos americanos se mostraban al principio indiferentes a esos particulares problemas entre sus amos europeos. Confiaban en que ellos podrían arreglar sus propias diferencias sin involucrar a las colonias en sus conflictos domésticos. Pero cuando Napoleón invadió a España apoderándose de la Corona, se produjo una reacción un tanto inesperada. Se llegó a considerar este acontecimiento como una verdadera catástrofe, pues colocaba a la metrópolis en un estado de completa humillación, hecho éste que las colonias de por sí no estaban dispuestas a tolerar. Así fue entonces que en América se organizaron Juntas para sostener y respetar los derechos del Rey Fernando VII, quien mientras tanto permanecía como cautivo en manos de los franceses.
Decepcionadas después al conocer el indigno comportamiento de un monarca entregado pasiva e indolentemente a la voluntad del emperador galo, las colonias para estar a tono con la época, decidieron lanzarse a experimentar sus propias revoluciones.Nada se perdía con probar, excepto las cadenas.
Venezuela fué la primera de las colonias hispano-americanas que incidentalmente se pronunció por la Independencia. Las demás colonias desde Argentina primero, luego Chile, hasta México finalmente y siguiendo su ejemplo precursor, se lanzaron con relativo éxito por el mismo camino.Para la metrópolis sería desde ahora, muy difícil sofocar o detener esa nueva tendencia.
Al principio los independizados no percibieron una apropiada resistencia a su proceder, porque no podía haberla de parte de una España sorprendida, pero una vez que aquella alcanzó un poco de respiro y pudo recuperarse de su sorpresa, la conflagración surgió automáticamente tornándose cada vez más furiosa en todas partes.
Es de suponer con razón,que España no estaba dispuesta a perder un imperio que tanto esfuerzo le había costado modelar por más de tres siglos, en ello sin duda estaban implícitos su honor y su propia existencia.
(*)Los españoles naturales de las Islas Canarias eran clasificados (por los criollos) en una escala en un nivel inferior a los peninsulares. A pesar de ser los canarios, una gente sencilla, de hábitos frugales, trabajadores, leales, sinceros y poco arrogantes, se les tildaba como "peones del imperio", y se les subestimaba igualmente.
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